La misión del Parque Diversiones ha sido, durante los últimos 39 años, proporcionar a los niños un mundo de fantasía y diversión segura a quienes los visiten. Pero más allá de esta divertida experiencia, la creación del lugar “lleno de emociones” fue con un fin más importante que el entretenimiento: ayudar económicamente al Hospital Nacional de Niños.
Este viernes 2 de octubre trascendió que tras casi siete meses de tener cerradas sus instalaciones, Parque Diversiones suspenderá indefinidamente sus operaciones por la pandemia de coronavirus.
Tras la noticia, lo llevamos por la historia de la creación de este lugar que siempre ha sido sinónimo de alegría e ilusión para los niños.
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Del dolor a la ilusión
Hace casi 70 años los costarricenses y especialmente los niños se vieron afectados por una epidemia: la poliomielitis. Esta cruel enfermedad provocó una alta mortalidad y, además, afectó severamente a unos 2.000 niños que quedaron con lesiones físicas.
En 1954, cuando esto ocurrió, no existía una institución especializada para atender a aquellos niños afectados por la polio o que padecieran alguna otra dolencia. Por ello, dos doctores costarricenses tuvieron la idea de recaudar fondos para así construir un hospital pediátrico en Costa Rica, recuerda Parque Diversiones en su página web.
Aquellos visionarios fueron don Carlos Sáenz Herrera y don Roberto Ortiz Brenes , ambos fallecidos, y quienes crearon la Asociación Pro-Hospital Nacional de Niños que nació justamente en 1954.
10 años después se creó el Hospital Nacional de Niños Dr. Carlos Sáenz Herrera gracias a la recaudación de fondos a través de rifas, bailes, donaciones, préstamos y la ayuda de los costarricenses.
El nacimiento de Parque Diversiones y la relación con el Hospital de Niños empezó a gestarse en 1970, cuando los miembros de la asociación idearon crear alguna institución que fungiera como fuente de ayuda económica para proporcionar dinero que permitiera “cubrir necesidades no contempladas en los presupuestos ordinarios del Hospital Nacional de Niños. De esa manera, surgió la idea del Parque Diversiones, que se hizo realidad el 18 de diciembre de 1981”, recuerda el Parque en su portal digital.
En los últimos 10 años, el centro de entretenimiento otorgó al hospital un promedio de ¢120 millones anuales.
En 24 hectáreas de terreno y más de 30 atracciones, miles de niños habitantes (y visitantes) de Costa Rica (y también adultos) han disfrutado de la adrenalina y emociones que otorgan los clásicos caballitos y carros chocones; así como la novedosa torre, splash Caribe o montaña rusas con forma de serpiente. Mientras se ha disfrutado, también se ha colaborado con otros infantes que requieren atención en el centro pediátrico ubicado en San José.
En el 2017, La Nación informó que desde que abrió sus puertas, en 1981, el Parque Diversiones ha dejado casi $13 millones a ese centro médico; es decir, más de ¢7.000 millones (al tipo de cambio de ese momento). Monto equivalente a un 20% de sus excedentes anuales, fondos administrados por la Asociación Pro-Hospital.
Entre las ayudas recibidas por el hospital en la última década destacaron un centenar de equipos donados por la Asociación Pro-Hospital Nacional de Niños, administradora del centro de diversiones. Entre los aparatos se incluyó un procesador de tejidos utilizados para preparar las biopsias de los pequeños con cáncer, informó La Nación.
Para 2017, el Parque contaba con 350 colaboradores fijos, a ellos se sumaban unos 150 que llegaban temporalmente a trabajar en época de vacaciones, entre ellos las personas encargadas de manejar las atracciones, los que se convierten en Tío Conejo o Tía Gallina, los que presentan actividades culturales en Pueblo Antiguo, entre muchos otros.
En 2018, 17 personas mayores de 60 años se unieron al equipo. Luego de que el Parque anunciara que “¡Nunca es tarde para tener trabajo!”.
Para 2017, un 60% de las actividades en el Parque son de entretenimiento y un 40% relacionadas con organización de eventos, como fiestas de cumpleaños y corporativas, así como congresos.
Mientras estuvo en funcionamiento, los juegos mecánicos siempre fueron revisados por especialistas estadounidenses que daban fe de su seguridad.
“El niño sano ayuda al niño enfermo”
Parte de lo que permitió recaudar fondos para la construcción del Hospital de Niños en los 60 fue la Feria de las Flores, una actividad que durante dos semanas llevaba al pueblo toros, carruseles, música y comida. Tras la cancelación de la pintoresca actividad, "el doctor Roberto Ortiz Brenes pensó en crear un parque de diversiones, con la idea de que el niño sano ayudara al niño enfermo, recordó hace tres años Luis Gamboa, actual gerente general interino de Parque Diversiones y director de la Asociación Pro-Hospital Nacional de Niños.
Alegría para todos
El ingreso al centro de entretenimiento siempre ha sido gratuito, eso sí, quien quisiera utilizar las atracciones debía comprar tiquetes por juego o bien un pase especial que daba licencia para usar los aparatos mecánicos ilimitadamente.
En este lugar se cumplieron muchos sueños, algunos públicos y muchos más privados. En diciembre del 2017 un grupo de casi 30 niños, vecinos del lejano cantón de Talamanca, cumplieron el anhelo de conocer San José y de disfrutar sin parar en Parque Diversiones.
El centro de entretenimiento, además, adaptó algunos de sus juegos y los hizo inclusivos. Tal es el caso de la Magicleta, un juego en forma de mariposa en el que para poder elevarse los niños debían pedalear. En algunos casos los chiquitines solo debían elevar sus manos para volar, pues había varios carritos en el juego adaptados para niños con alguna discapacidad.
Todo esto ha permitido, en 39 años de historias, muchas alegrías para todos en este lugar de diversión que, por ahora, se desconoce cuándo podrá volver a recibir a sus emocionados visitantes.