Cuando la rayita roja del termómetro se va más arriba de 30 grados, la garganta comienza a secarse y la imaginación vuela en busca de una manera de saciar la sed.
¿Un vaso de agua? ¡Qué va, no sabe a nada! ¡Qué bueno un refresco! ¡No, mejor un helado! ¿Y si mezclamos los dos? Desde hace muchas décadas, el
Lejos de hacerse viejos, los batidos han ganado adeptos, y a su tradicional receta de leche y helados se han ido agregando los más curiosos ingredientes, para mantenerse de moda en el paladar de grandes y chicos.
Por esos días, tenía más cara de coctel que de postre, aunque unos años después, a inicios del siglo XX, el término cambió para referirse a una “saludable bebida hecha con siropes de chocolate, fresa o vainilla”.
La popularidad de la bebida creció a partir de 1922, cuando un empleado de la farmacia Walgreens de Chicago mezcló la medicinal bebida con dos bolas de helado, creando un batido que pronto encantó a los jóvenes de todos los rincones del país.
Desde entonces, el
“La proliferación de los mezcladores de cocina del siglo 20 llevó al batido de estar indisolublemente asociado a los helados, aunque técnicamente, cualquier tipo de bebida a base de leche se convierte en un batido”, asegura un artículo del sitio
Para el nuevo siglo, surgieron los
“Los seguidores de la vieja escuela, todavía le rezan a la trinidad santa del chocolate, vainilla y fresa, pero una generación más experimental ha probado con galletas Oreo, mantequilla de maní, banano o aguacates”, resalta la web.
Para ellos, la oferta de
En los locales de Dessert Factory –Paseo de las Flores y Curridabat– los batidos lideran el
“Son helados caseros, recetas propias que nos permiten una gran variedad de sabores. Tenemos batidos de chocolate belga, fresa, menta, chocomenta, vainilla y mantequilla de maní con trozos de galleta”, cuenta Dianella Sudasassi, propietaria y chef.
Pero la lista no termina ahí: están los de manzana verde, veteado, chocolate, limón, maracuyá y mora, o los helados de vainilla-fresa con galletas Oreo, chocobrownie, dulce de leche o frutas.
“Los servimos en un vaso alto, de 16 onzas, con crema chantillí y decoración de chocolate, a ¢2.000”, agrega Sudasassi.
La dulce oferta se amplía en las vitrinas de otras heladerías, como El Goloso, en Curridabat, donde el cliente puede mezclar a su antojo más de 24 sabores: tres leches,
“También tenemos más de 10 sabores de batidos para los diabéticos y hasta para los intolerantes a la lactosa”, explica la heladera Yessenia Padilla.
Limón, fresas, kiwi... ¿A que no se le antoja uno?