Cuando Lorna Cepeda, Natalia Ramírez y Julio César Herrera están juntos no existen clases ni prejuicios. En su realidad son muy distintos a esos personajes que tan grabados están en la mente de muchos: Patricia Fernández -la peliteñida-, Marcela Valencia y Freddy Contreras; aunque simplemente no pueden negar su pasado: Netflix los delata. Yo soy Betty, la fea continúa en el top 10 de lo más visto en la plataforma streaming en Costa Rica, telenovela que también se transmite por Teletica.
En Costa Rica, la tarde del domingo 24 de abril, Lorna, Natalia y Julio César presentaron la obra El diván rojo. Su show fue parte del Festival Internacional de la Risa, en el Centro de Convenciones. Su llegada al escenario regaló carcajadas, picardía y muchas emociones a cientos de personas que acudieron a un evento de este tipo, luego de dos años de vivir la pandemia; pero, además, le dieron la oportunidad a la fanaticada de admirar su talento más allá de los entrañables personajes de Ecomoda.
El diván rojo presenta a una mujer que visita a un sexólogo, el doctor Luis Mario Dávila -encarnado por Julio César Herrera-. La paciente se llama Carla Santamaría (Lorna Cepeda), quien busca ayuda porque siente atracción por cada hombre que ve y de repente desea tener encuentros sexuales con ellos. Con todos.
Ella, lo que más desea, es amar a un solo hombre.
Al puro final la obra, que da un giro inesperado y deja como mensaje que “las parejas no tienen que dejar morir su amor, que deben entender que la única manera de seguir adelante es respetándose, amándose y comunicándose”, presenta a Natalia Ramírez en otra de sus grandes facetas: la de cantante. Ella cierra el espectáculo ofreciendo una sentida interpretación.
La puesta en escena presentó un par de guiños a Yo soy Betty, la fea (porque también fue escrita por el ya fallecido maestro Fernando Gaitán) cuando mencionan el restaurante Le Noir y el nombre del actor Jorge Enrique Abello, quien da vida al protagonista de Betty la fea, Armando Mendoza.
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Por otra parte, en un segmento del espectáculo, uno de los exnovios de Carla Santamaría le dice que quiere verla… pero dentro de un ataúd, y menciona diferentes formas de violencia de género con las que él hubiera querido que ella terminara. Aún en ese momento, que es tratado con gracia, el público no paró de reír.
Tras el ovacionado cierre, los tres actores compartieron brevemente con algunos medios de prensa. Fue en ese momento en el que hablaron de este show, del homenaje que rinden a Gaitán, de algunas ligeras modificaciones que han realizado y de cómo sobrellevan continuar, 20 años después, siendo reconocidos por su trabajo en Yo soy Betty, la fea.
En ese lapso de tiempo, además, se mostraron como ellos mismos: bromearon mucho y mostraron su calidez y respeto por un público que no deja de seguirlos.
–¿Qué sienten al ver que vienen a Costa Rica a presentarse con una faceta tan distinta y, aún así, perciben tanto cariño del público?
Julio César: Si estuviste viendo la obra desde el inicio, notaste que la gente se emociona cuando salimos. Sentimos lo mismo cuando trajimos Betty la fea al teatro. Y (susurra) esto es otra cosa. Pero es muy lindo.
–Cuando el personaje que hace Lorna en la obra trata de seducir al doctor, tal vez guiñabas un poco a Patricia Fernández cuando intentaba hacer lo mismo con los prospectos de Ecomoda y era un poquito coqueta.
Lorna: (Risas) En absoluto no. Lo que pasa es que seguro has visto Betty todo el tiempo y entonces lo tienes en mente. Este es un personaje diferente, no tiene nada de Patricia Fernández.
Natalia: Ella (el personaje de El diván rojo), sí tiene plata (risas).
Lorna: Está casada, tiene billete. (...) son los mismos actores, con el mismo escritor, pero en personajes distintos. Pero en general puede pasar eso, nosotros siempre tenemos cosas de nuestros personajes y nuestros personajes de nosotros, los actores.
-¿Es común que en otros países de Latinoamérica les tengan tanto cariño? En Costa Rica es muchísimo.
Natalia: Son divinos.
Lorna: Siempre, estamos agradecidos. Es una bendición. El público es absolutamente maravilloso. Súper especial. La verdad nos llena de mucho amor.
(Durante la conversación, Julio César mencionó que el teatro tiene una magia distinta y que, como actores, pueden tomar una obra y darle vuelta. En otras palabras, hacer lo que quieran a partir de la propuesta del escritor o del director. En este momento reveló que, inicialmente, en la obra de teatro la adicción sexual la padecía un hombre y no una mujer. “Aquí cambiamos roles, queríamos ver desde una perspectiva diferente, porque han pasado muchos años y el empoderamiento femenino ha tomado un valor muy fuerte, entonces, por qué la mujer no lo puede hacer”, dijo”).
--¿Piensan hacer más adaptaciones? Lo digo porque ahora, que se visibiliza el tema de la violencia de género, en un momento de la obra uno de los exnovios le dice a Carla que la quiere mutilar. ¿Ustedes han pensado en actualizarla en ese sentido (para que no se perpetúe la violencia)?.
Natalia: Así estaba escrita.
Lorna: Lo que pasa es que es la versión masculina. En general si tu eres mujer y dices lo quiero ahorcar, lo quiero apuñalar, lo quiero no sé qué, no se ve tan mal. Ahora si un hombre lo dice, se oye mucho más fuerte. Sabes que también existe el tema de la violencia de la mujer hacia el hombre, es otro tema que nunca se ve porque el hombre es el macho. A veces no es realmente que lo quiera hacer (mutilar a alguien), sino es porque te hirió tanto, te hizo sufrir tanto, que literal quieres que desaparezca del mundo hasta que tú sanes. Pero es interesante lo que estás diciendo.
Julio César: Pero entonces mira la respuesta (del público) en esa escena: hay risas.
Lorna: En general eso pasa. La gente se divierte mucho porque nadie lo dice y todos lo piensan. Aquí lo estamos diciendo.