“No entiendo qué siento, cómo me siento. Nunca he estado en una guerra, no sé qué es, qué sentir, o qué me voy a encontrar”, reconoce el mago costarricense Diego Vargas desde Europa, a tan solo horas de tomar un tren que lo llevará de Cracovia, Polonia, a la ciudad de Lviv, Ucrania.
Si los planes no cambian, este sábado 16 de setiembre el mago llegará a tierra ucraniana, país azotado por la guerra con Rusia.
“Cuando empiece a empacar mis cosas en Polonia, creo que mi cerebro va a entender que vamos para una guerra y que vamos a ver soldados y que vamos a escuchar alarmas de bombardeos”, dice.
Su intención es clara: sacarle una que otra risa a los niños quienes han sido víctimas del conflicto armado. Para ello, visitará hospitales y campos de refugiados.
No tiene ni la menor idea de qué se va a encontrar, o si va a estar en peligro, pero tampoco piensa demasiado en eso, solo sabe que cuando estaba en Costa Rica preparándose para dar un show en una boda, en Cracovia, comenzó a empacar cosas que realmente no necesitaba para el trabajo; allí entendió que tras el ceremonial evento tenía una misión que cumplir.
“Yo no es que sea valiente, es que soy ignorante y me aprovecho de mi ignorancia para hacer estas cosas, porque si me pongo a pensar que me puede pasar algo, tengo que entender que eso mismo me podría pasar en Costa Rica o en cualquier lugar en el que esté”, comentó Vargas.
“He intentado dedicar mucha parte de mi vida a otras personas y si me pasara algo sería muy salado, porque en esa ciudad no ha habido muchos ataques. Sin embargo, esto es una guerra, y Corea del Norte se acaba de reunir con Rusia y el conflicto podría escalar; pero escale o no, esos chicos siguen estando ahí”, agregó.
El mago cruzará en tren a Ucrania, pues le dijeron que era un medio seguro. Junto a él irá el documentalista tico Israel Solís, pues la idea es mostrarle a los ticos un poco más sobre la realidad que viven las personas en un país en guerra.
Según explica Diego, “generar visibilidad a las causas puede ser hasta más importante que ir a la causa”.
“En Costa Rica nadie tiene ni idea de lo que está pasando. Ahora yo tengo ganas ir a la Fuente de la Hispanidad con un cartel que diga: ‘gracias por no tener ejército’... siento cosas que no sentía antes. Por ejemplo, los lugares a los que vamos a ir son lugares donde desplazaron a muchas personas que perdieron su casa y aunque en teoría hay menos riesgo, esa ciudad sí la han atacado, se han muerto personas por bombardeos, pero tanto Israel como yo sabemos que puede pasar cualquier cosa”, afirma el mago.
En total, Diego e Israel estarán en Ucrania 10 días, pues la idea es regresar a Polonia el 26 de setiembre.
“Yo no sé cómo me va a cambiar la vida esto, yo solo sé que me la va cambiar. Esa es la realidad”, asegura Vargas, quien por años se ha dedicado a realizar labores sociales con la fundación Magos sin Fronteras.
Una sonrisa es suficiente
Días atrás, Diego Vargas llegó a Polonia para participar en la boda. Sin embargo, previo al desenlace nupcial, el mago visitó varios campos de refugiados ucranianos.
Unos huyeron justo cuando empezó la guerra, otros llegaron tiempo después, pero en todos percibió el dolor. Por ejemplo, un día vio un niño “que tenía la cara como si hubiera llorado mucho” y él podía sentir el dolor.
“Nunca he sentido lo que sentí en estos campos de refugiados. Los niños no entienden lo que está pasando o por qué mataron a su papá. Yo nunca había sentido lo que sentí ahí, porque además es un tipo de refugio muy distinto, porque son personas que tenían una vida como la suya o como la mía, y que de no ser por la guerra tendrían un trabajo, estarían paseando, publicando historias en redes sociales o los niños estarían jugando”, afirma.
Y agrega: “Nuestro trabajo es con estas personas, que en realidad son personas olvidadas de la guerra, son personas que también sufren todos los días y ellos quizá no tienen heridas, no necesitan un doctor, pero la cantidad de carga emocional que tienen en este momento es grande. Eso no es justo para una niña y un niño, y me atrevo a decir que tampoco para una mamá o una esposa”.
Diego es consciente que un espectáculo suyo no cambiará la realidad de los niños y su familia, pero sí sabe que, al menos por algunas horas, estarán distraídos y sonreirán un poco.
“Si estoy aquí y puedo cambiarle la realidad, aunque sea por unos días a unas personas, yo creo que nada me cuesta hacerlo. Además, creo que tengo un don para dar felicidad y lo tengo que aprovechar. Es darle terapia a otras personas que lo necesitan y a uno mismo. Si alguien que está leyendo esto quiere ser feliz, yo le diría que dedique parte de su tiempo a alguien más.
“Yo no voy a ya esperando que alguien me dé las gracias o que me diga que lo hice bien. Yo pienso que el servicio, cuando se espera algo a cambio, deja de ser servicio. Si yo llego allá y me dicen que necesitan que yo pinte una escuela, yo la voy a pintar porque así funciona. Se nos olvida mucho que afuera de Costa Rica somos un país modelo en miles de cosas y que las realidades son muy diferentes”, afirma.
Tanto Diego como Israel viajarán a Ucrania por sus propios medios. Además, ellos crearon un crowdfund para recolectar recursos y así ayudar a más personas. Para donar, las personas interesadas pueden ingresar a la plataforma de Magos sin frontera en Dronorbox; o bien al link: www.patreon.com/diegovargas.