Aunque su nombre está bañado por el agua salina, no creo que nadie se atrevería a decir que De L'Ola del Mar es una simple marisquería. Las razones no solo las expone el menú (con una seductora lista de recetas originales) sino el lugar mismo.
La impresión exterior se confirma al traspasar el umbral: la "bienvenida gourmet" que ofrece el menú exhibido en la puerta, florece en el interior, con una decoración sencilla y elegante.
La esquina del segundo piso donde el restaurante decidió echar anclas es un refugio acogedor (más pequeño de lo que parece), cuidadosamente decorado con colores claros y detalles negros que recuerdan los ambientes orientales.
La noche que lo visitamos, dos meseros marchaban de un lado a otro, dividiéndose los afanes entre una mesa bilingüe, llena de negocios, una cita romántica y nosotros.
El trajín fue aumentando conforme avanzó la noche, pues parece claro que los huéspedes del hotel que está enfrente saben que basta con cruzar la acera. Lástima que las reverencias iniciales de los meseros permitieran, al final, algunos descuidos tácticos, como servirnos las bebidas casi a mitad de la velada.
Escamas de lujo
Todo el menú de De L'Ola del Mar tiene una deriva marítima. A excepción de los postres (afortunadamente) las entradas, las recomendaciones del chef, las sopas y los platos fuertes son, en su mayoría, recetas realizadas a base de algún marisco.
Si bien la exclusión de la carne y el pollo es patente, no por eso se les considera platos de segunda mesa.
El caviar, el salmón, las ostras, el mahi-mahi, la trucha, la tilapia, los camarones y la langosta saltan, entre otros, por las líneas del menú, en las más variadas preparaciones y combinaciones.
Como entradas, pedimos unas tortitas de cangrejo y salmón y un "vuelve a la vida", por aquello de las gripes, y antes de perder la atención del mesero, nos apuntamos en la tilapia con brandy y almendras y en el lomito a la pimienta, para darle un buen mordisco a las carnes marginadas. Las tortitas consistieron en tres "croquetas" de cangrejo, redonditas, acompañadas de salmón y trocitos de aguacate.
El jugoso sabor del salmón se lució más que su compañía, pues las tortitas estaban un poco secas y, de hecho, algo quemadas en una de sus caras.
El "vuelve a la vida" llegó en copa llena, no tan picante como nos los habían anunciado, aunque sí más repleto de trozos defrutos del mar.
Acostada sobre el puré de papa y acompañada de verduritas en aceite (quizá demasiado aceite) la tilapia con brandy y almendras fue un agradable trozo de pescado, cubierto por una salsa liviana de crema, hierbas y brandy, rociado con lajas de almendra. Confieso que mi adicción al salero brota, incluso, en situaciones como esta.
El lomito a la pimienta ofreció un sabor y una suavidad espectaculares, conservando todo el jugo de la carne.
El pie de limón se fue a dúo, sin necesidad de cafés aunque sí de palabras.
La atmósfera relajada del restaurante realmente invita a conversar, comer y olvidarse del resto.
Cómo, cuándo, dónde...:
Restaurante De L'Ola del Mar
Especialidad: mariscos y comida internacional.
Dónde: Plaza Itskatzú, Escazú, frente al Hotel Marriott.
Horario: De lunes a viernes, de 12 mediodía a 3 p. m. y de 6 a 11 p. m. Sábados, de 12 mediodía a 11 p. m. Domingos, de 12 mediodía a 8 p. m.
Precios (sin el 23% de impuestos): Tortitas de cangrejo y salmón (¢2.805), Ceviche Vuelve a la vida (¢3.171),Tilapia con brandy y almendras (¢3.862), Lomito a la pimienta (¢4.024), Fruit punch(¢500), té (¢310) y Pie de limón (¢1.150).
Teléfono: 289-4364.