¿Puede una mujer agnóstica enamorarse de un rabino? Esta interrogante se aborda en Nadie quiere esto, la nueva y popular serie de Netflix. Aunque la trama parece ficticia, está inspirada en una historia de la vida real.
A lo largo de diez episodios, la serie, protagonizada por Kristen Bell (Joanne) y Adam Brody (Noah), sigue los altibajos de la relación entre la mujer y el rabino mientras enfrentan diferencias culturales. Su creadora, Erin Foster, no solo conceptualizó la historia, sino que la vivió en primera persona.
La trama de Nadie quiere esto está inspirada en la historia de amor de Foster con su esposo, Simon Tikhman. Al igual que la protagonista de la serie, Foster es anfitriona de podcasts y empresaria, y se enamoró de un hombre de otra religión y cultura. Aunque Tikhman no es rabino, sí practica el judaísmo.
En una entrevista con Today.com, la creadora comentó que el viaje emocional de la serie es “muy fiel” a su experiencia de conocer a su esposo, ya que, aunque ambos sienten una fuerte atracción, fueron sus familiares y sus propios miedos los que se interpusieron en el camino.
Parte de su experiencia, que plasmó en la pantalla chica, se debe a que estaba arraigada a sus costumbres antes de casarse. Recordó haber pensado que nadie podría cambiar sus hábitos y su forma de ver el mundo, hasta que encontró a su esposo: “Luego conoces a alguien que lo cambia todo, que te hace querer ser una mejor versión de ti mismo y que te hace cuestionar todas las cosas que pensabas que eran verdad”, declaró en la entrevista.
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Aunque el futuro de Noah y Joanne se encuentra lleno de incertidumbre en la primera temporada, el de Erin Foster y Simon Tikhman es uno feliz: Foster se convirtió al judaísmo, se casaron y ahora comparten una hija de cuatro meses, llamada Noa Mimi.
A pesar de que los protagonistas están inspirados en su historia de amor, la creadora indicó que la mayoría de los personajes secundarios son realmente diferentes de sus amigos y familiares. La excepción, aparte de su esposo, es el personaje de la madre, quien sí está basado en la madre de Foster, Rebecca Dyer. Otra discrepancia entre la realidad y la ficción es que Foster se lleva bien con sus suegros, a diferencia de Joanne.
“Realmente quiero mostrar una comedia romántica que tenga un protagonista masculino que trate a las mujeres bien, y no de una manera que lo haga sentir como un tonto (...). Conocí a mi esposo cuando estaba a punto de cumplir 36 años y es un momento realmente aterrador. Piensas que vas a estar solo para siempre, que perdiste el tren, o que tu tiempo ha terminado y te has enfocado en tu carrera. No se puede tener todo al mismo tiempo. Así que espero que la gente vea el programa y sienta que es una comedia romántica para no necesariamente los ‘más jóvenes’”, agregó Foster.
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