Como las demás instituciones culturales de Nueva York, el famoso distrito de teatros de la ciudad cerró sus puertas a mediados de marzo, cuando la Gran Manzana se convirtió en el epicentro nacional de la pandemia.
Cuando el virus se apoderó de la ciudad, el actor Derrick Davis debía interpretar a Martin Luther King Jr en I Dream (Yo sueño), en un teatro de Carolina del Norte.
Súbitamente Davis, que ha tenido roles importantes en el musical El Rey León y que fue la primer persona negra en obtener el rol protagónico de El Fantasma de la Ópera en una gira nacional, quedó desempleado.
Con el paso de las semanas, "empecé a deprimirme, empezó a faltar el dinero”, cuenta el actor y cantante de 41 años.
Con cada aplazamiento de la reapertura de los teatros –los actores neoyorquinos ahora creen que ocurrirá en el verano boreal de 2021– sopesaba la posibilidad de regresar a su antiguo empleo como agente inmobiliario.
“No puedo sentarme y sobrevivir solo de esperanza”, dice Davis. “Muchos de mis amigos se han subido a un avión y han regresado a casa (...) diciendo que quizás nunca regresarán”.
Por ahora, Davis resiste dando algunas clases universitarias virtuales y puliendo su arte.
“Aún tengo la llama dentro”, afirma. “He trabajado toda mi vida para alcanzar este nivel (...) Aún no puedo tirar la toalla”.
Presión en aislamiento
En su temporada 2018-2019, Broadway registró ingresos por $1.830 millones, según la Liga de Broadway, una organización comercial que asegura que en tiempos normales la industria emplea a 97.000 personas.
El golpe económico que la pandemia ha infligido al distrito de los teatros es enorme, y dirigentes teatrales dicen que perderán dinero si funcionan a capacidad limitada –a diferencia de los museos, que ya comenzaron a abrir en Nueva York–, por lo cual el teatro en vivo posiblemente sea el último sector que reabra.
Chondra Profit, una actriz importante en El Rey León durante una década, dice que teme agotar sus ahorros mientras espera el retorno a las tablas, y que en el último par de meses se ha dedicado a cuidar de su inquieto hijo de dos años.
Pero incluso dedicar tiempo a la familia es un riesgo, dice, debido a la presión para usar el confinamiento como combustible para producir nuevos trabajos.
“Tienes que crear la próxima mejor obra, y tienes que crear toda esta música (...). Los artistas están publicando videos de día por medio”, dice Profit, de 36 años.
“Empezaba a sofocarme”, confiesa.
Profit dio un paso atrás y comenzó a leer nuevos guiones, considerando cómo se sentiría si sigue un camino diferente, por ejemplo en casting o en dirección de actores.
Una conciencia diferente
Profit y Davis han hallado solidaridad con otros artistas con los cuales colaboran para “Lights Out On Broadway”, un show de micrófono abierto en vivo que se mantiene de manera virtual. El espectáculo comenzó como un lugar donde los actores podían dar rienda suelta a su expresión en las noches en las cuales no debían actuar en espectáculos regulares.
Junto a los anfitriones del espectáculo, Angela Birchett y Taharqa Patterson, han usado este tiempo para reflexionar sobre cómo evolucionará el teatro en la era pospandemia, en términos de precauciones sanitarias, pero asimismo en relación al movimiento “Black Lives Matter” (“Las vidas negras importan”).
“Nuestra cultura y nuestra gente están atravesando una metamorfosis (...). Nuestra responsabilidad en términos de producción será diferente”, dice Birchett, de 41 años. “El arte y la música serán vehículos que continuarán haciendo avanzar las cosas”.
“Tenemos que hacer que eso sea parte de nuestra obligación”, añade.
Patterson, de 38 años, concuerda, y dice que los shows serán claves para “curar” tanto a la audiencia como a los actores, que no tienen dónde liberar su creatividad desde hace meses.
Aunque nadie puede predecir cómo evolucionarán las cosas, Patterson se mantiene positivo. “No habrá un regreso a lo de antes”, asegura.
“Habrá una nueva normalidad, porque estamos acuñando una conciencia diferente y diferentes habilidades que han sido pulidas y perfeccionadas mientras hemos estado en casa”, dice.
Davis asegura que está “motivado” para seguir derribando barreras y encontrar nuevas maneras de crear, pero alertó que la pandemia ha afectado tanto a los artistas como al resto de la población, y a veces la depresión es profunda.
Recuerda un momento en el cual carecía de energía “para llamar a alguien y decirle hola (...) debido a la incertidumbre”.
“Es un desafío”, asegura. “Pero como artistas aceptamos el reto, y perseveramos”.
“Ojalá que lleguemos al otro lado”, dice.