N o son locos y menos hippies , solamente son personas que soñaron con vivir en armonía con la naturaleza, consumiendo principalmente lo que cosechan y alterar lo menos posible el entorno para vivir.

Ese sueño se llama Finca Punta Mona . Aunque su objetivo es dar cursos de permacultura para que otros traten de adoptar este modelo, también reciben a turistas que quieren conocer cómo funciona este ideal.
Detrás de este proyecto está su gestor, el estadounidense Stephen Brooks.
Él define a la finca como un experimento; son 35 hectáreas frente al mar, en la cual están sembradas especies que podría sorprender a muchos, por exóticas.
En un recorrido, machete en mano y con una sonrisa de alegría por ver sus fructíferas plantaciones, él muestra especies como mangostán, durián, abiú, zapote colombiano, arasá, manzana terciopelo y la jackfruit , sobresaliente por llegar a medir hasta 90 centímetros.
Son unas 200 especies frutales, medicinales y utilitarias las que tienen sembradas
“Nuestro experimento es intentar gastar lo menos posible, comer de todo y comprar lo mínimo del exterior. No es cuestión de dinero, sino de ser creativo”, aseguró.
Contagiar. Finca Punta Mona comenzó a edificar su sueño hace casi dos décadas. Desde entonces, avanzaron mucho; tienen electricidad y sistemas de producción de abono orgánico para aprovechar los desechos.
No solo se puede vivir de forma distinta en lugares como el que construyeron en el Caribe; Brooks insiste en que hay mucho que se puede hacer en las casas y eso es lo que quieren mostrarles a otros.
La forma de llegar al lugar es en lancha, desde Manzanillo. En el lugar, preparan el almuerzo: desde luego, con productos de su finca y se pueden practicar otras actividades como kayak o disfrutar en su bella playa
Para coordinar el transporte y la visita se debe hacer al correo contact@puntamona.org.