Si a simple vista el queque navideño no es un pan como cualquier otro, bastará darle un mordisco a su historia para descubrir un platillo cargado de sabor, tradición y simbolismo.
Según la investigadora Marjorie Ross, el origen de los queques navideños se remonta a la Roma antigua, donde en las fiestas dedicadas a Jano o a Saturno, se agasajaba al pueblo con panes dulces redondos, que ocultaban dentro un haba seca, como símbolo de prosperidad para quien le tocase.
“Entonces se preparaba en diciembre un pan dulce especial, escudo contra los males y anzuelo para la buena suerte. La costumbre estaba tan arraigada, que la Iglesia Católica no la prohibió, sino que la reguló y exigió que los panes fueran al templo para ser bendecidos”, afirma la autora en su blog .
Siglos después, a la antigua rosca de Navidad que se comía en España (hoy roscón de reyes), se le introducía una figura de hada, como protectora y portadora de riqueza.
Según Ross, a nuestro país la costumbre llegó desde varias vertientes, como España, Gran Bretaña, Francia, Italia y Jamaica, con el plum pudding limonense, que los inmigrantes aprendieron de sus antiguos amos.
“Se dice que la proveniencia y variedad de las especias que aún se les ponen, simbolizan los regalos que los Reyes Magos llevaron a Jesús recién nacido; y las frutas secas, los frutos de las buenas obras, que serían recompensadas en el año siguiente desde el Cielo. Una lección de historia, geopolítica y religión, contenida en una tajada de queque”, concluye Ross.
Todo ese simbolismo se conserva hoy aún en las recetas más sencillas para elaborar el queque navideño. Ese bajo nivel de dificultad permite que se haya asentado como una tradición familiar en nuestro país.
“No es 100% tico, pero ya se ha incorporado a nuestro menú navideño. Aunque algunos son muy elaborados también hay recetas fáciles, ideal para hacer en familia”, aseguró la chef Adriana Rojas, del Centro Gastronómico Sabores.