Siempre, puedo jurarlo, durante los últimos 25 años, en cuanto arranca marzo tengo en cuenta que el último día del mes, Selena Quintanilla Samora cumple un año más de haberse ido de este mundo en un asesinato que dolió más que si hubiera sido planeado, tal fue el grado de torpeza de su victimaria, nada menos que Yolanda Saldívar, la presidenta de su club de fans.
Cada año, según mi situación emocional, elijo las canciones que más representan todo el acompañamiento que he tenido de su parte, desde al menos un par de años antes de aquella infame tarde del lunes 31 de marzo de 1995 en Corpus Christi, Texas, cuando su vida se apagó apenas a los 23 años, y a tan solo un par de semanas de cumplir 24, el 16 de abril.
Hoy, Selena tendría 48 años y estaría próxima a cumplir 49. Su leyenda se agiganta por la vigencia de su música, porque ella marcó un antes y un después del género tex-mex y abrió las puertas de un cerrado mercado estadounidense, que justo empezaba a rendirse ante ella cuando ocurrió lo impensable.
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Selena desde niña venía abriendo brecha pero, irónicamente, fue su muerte, en el momento en que se hallaba en el pináculo de su juventud y de la parte temprana de su carrera, cuando su nombre empezaba a resonar en todo el continente, la que la dispararía a la fama continental en cuestión de horas. Y eso que Internet aún estaba en pañales y ni pensar para entonces en redes sociales: el crimen de Selena tenía todos los factores para convertirse en una noticia de seguimiento dentro y fuera de América.
Todo es tan irónico... desde el momento en que Yolanda Saldívar disparó el arma que impactó a Selena en el estómago y le provocaría la muerte horas después, en otros puntos del planeta se activaría un engranaje de hechos que posiblemente no hubieran ocurrido si Selena no hubiera fallecido. Por ejemplo, el nacimiento artístico de una megaestrella actual como Jennifer López, que ya venía haciendo lo suyo pero que mucho le habría costado salir del Bronx, en Nueva York, de la forma meteórica en que lo hizo cuando protagonizó la película Selena, dos años después del crimen de la cantante, y desde entonces se enquistó --eso sí, con talento propio-- en el mundo del showbiz estadounidense y en buena parte del resto del mundo.
Algo parecido ocurriría con Selena Gómez, nacida en Texas tres años antes del asesinato de Quintanilla, y cuyo nombre heredó de la malograda intérprete, pues al ser oriunda de Texas, sus padres eran fans de Selena Quintanilla al punto de nombrar a su hija igual que ella en su honor.
Pero, además, desde muy niña le proyectaron el amor por el arte y el canto, ya con Selena fallecida, le potenciaron el talento artístico hasta que debutó a los 10 años como Gianna en la serie infantil Barney & Friends. A partir de entonces se convirtió en una estrella de la actuación y la música.
Exactamente a la misma edad que debutó Selena Quintanilla, solo que esta lo hizo en arrabales, cantinas y plazas de pueblos que conseguía su padre, Abraham Quitanilla, para presentar a su prole, que integraba por entonces el artesanal grupo Selena y los Dynos.
Y también está el caso de Yolanda Saldívar, tristemente famosa y recordada siempre por la prensa y por los fans de Selena, no solo por haber acabado con la vida de la ídolo de miles, sino porque hasta la fecha jamás han quedado claros los motivos del incidente, a pesar de los ríos de tinta e investigaciones que se han hecho al respecto.
Saldívar, quien cumplirá 60 años en setiembre, purga cadena perpetua en un penal de San Antonio, Texas, con posibilidad de revisión de su condena en el 2025.
El hubiera no existe, pero ahí podemos seguir desgranando situaciones hipotéticas de lo que habría pasado si Selena no hubiera muerto; sin embargo, hay muchísimas certezas de lo que pasó a causa de su muerte, como el superéxito que cosecharon su hermano A.B. Quintanilla y su grupo, los Cumbia Kings, por mérito propio pero claro, porque se trataba nada menos que del hermano y excompañero de banda de Selena Quintanilla.
Regresemos 25 años en el tiempo. Yo también estaba en mis 20′s y estoy segura de que poquísima gente en el país se había percatado de la existencia de Selena, pues ella apenas estaba en el despegue, eso sí, lleno de éxito, del cual estaban muy pendientes las cadenas hispanas Telemundo o Univisión.
Ahí la descubrí yo, específicamente en Primer Impacto, entonces conducido por María Celeste Arrarás y Mirka Dellanos, y me embelesé al minuto uno con sus éxitos primarios, Como la flor o Amor prohibido.
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En mi caso, consumidora acérrima del showbiz de por vida, me enganché a principios de los 90 con el entonces novel Primer Impacto y el estilo trepidante de sus dos presentadoras estrella, María Celeste Arrarás y Mirka De Llanos. Verlo era parte de mi ritual diario y, si me lo perdía, lo grababa. Pero aquel viernes 31 de marzo de 1995 no salí y me preparé, como siempre, para dedicarle una hora completa y sin interrupciones, a aquel sabroso collage informativo.
Tengo tan vívido el recuerdo. Para ese momento, en los tiempos de furor por la tevé por cable y con Internet apenas rompiendo fuente, la televisión hispanoamericana era uno de mis platos fuertes y, por eso, cuando las canciones de Selena (Quintanilla, la primera, original y única) a duras penas sonaban en las emisoras nacionales, ya yo la tenía en la mira de mis favoritas porque justo en Primer Impacto le daban un seguimiento constante al vertiginoso ascenso de la reina del texmex, quien había tendido un puente musical único entre México y el sur de EE. UU.
Ya fallecida y por la forma en que ocurrió, medio mundo se convirtió en fan de Selena... hasta la fecha. Pero los de “a de veras”, antes de su muerte, éramos contados, pero contadísimos. No me apena contarlo: no me separé del televisor durante todo ese fin de semana, encamada, atacada llorando a ratos, atenta a los (macabros) avances noticiosos y hecha un mar de lágrimas cada vez que transmitían el (hoy archifamoso) último concierto de la joven veinteañera, apenas un mes antes en el Astrodome de Houston, Texas.
Muchos han comparado el mito de la cantante Selena con el que se forjó, años atrás, con personajes como Elvis Presley o Marilyn Monroe. La diferencia es que a ellos los derribó su naturaleza autodestructiva, mientras que la reina del tex-mex murió trágicamente en la flor de una vida llena de éxito y carisma.
Selena había salido de los suburbios del sur de Texas para convertirse en la estrella más brillante de la música tejana... hasta que sus alas fueron cortadas por alguien a quien ella consideraba su leal amiga.
Aniversario afectado por el coronavirus
El tiempo todo lo aplaca —que no lo cura— y en este 2020, cuando ya uno piensa en 1995 en tono sepia, familiares y artistas de primer nivel, se preparaban para celebrar a toda pompa la vida de la reina del texmex.
La revista People reunió a la familia para dedicarle su portada, a pocas semanas del 25 aniversario de su muerte, y la familia abundó en recuerdos, unos muy tristes, otros de aceptación y, la mayoría, de asombro por ver que con el paso de los años, la leyenda de Selena se agiganta.
“Cuando Selena falleció, le dije a mi familia que iba a mantener su memoria viva a través de su música y 25 años después creo que lo hemos logrado”, afirma Abraham, el patriarca de esa familia que tras su partida abrió el Museo de Selena en Corpus Christi para que sus fanáticos pudieran ver sus llamativos trajes e incontables premios y hasta su Porsche rojo en exhibición.
“Es increíble que aquí en el museo vienen de todas partes —Europa, el Caribe, Australia— y traen a sus niñitas vestidas de Selena”, continúa Abraham. “Y los padres nos dicen: ‘Ella ve la película [donde es interpretada por Jennifer López] todos los días, dos, tres veces’. Nuevas generaciones que no habían nacido cuando ella falleció ahora se han convertido en fans”.
Apenas unos días antes de la implosión del nuevo coronavirus en el mundo, la familia tenía planeado un magno concierto para el próximo 9 de mayo en el Alamodome de San Antonio, Texas, donde estrellas como Pitbull, Becky G y Los Tucanes de Tijuana, entre otros, cantarían sus grandes éxitos.
En puertas también están una serie autobiográfica sobre Selena y su familia que se transmitirá a más de 190 países por Netflix; una nueva línea de maquillaje M.A.C. Cosmetics inspirada en la desaparecida intérprete de Bidi bidi bom bom y un nuevo CD de temas que Selena grabó en español cuando aún era una adolescente, este último producido por su padre Abraham Quintanilla y su hermano A.B. Quintanilla.
Por lo pronto, con el planeta en cuarentena, a no dudarlo este martes muchos paliaremos nuestro confinamiento en casa viendo sus videos y desgalillándonos con su música para celebrar, en un ritual íntimo, la vida de nuestra adorada Selena Quintanilla.