Diego Vargas Hernández no ha dejado de persistir desde que se enamoró de la magia, una profesión que sonaba impensable, pero en la que el tico encontró una pasión y la posibilidad de vivir de ella.
Han pasado seis años desde que Vargas hizo de la magia su modus vivendi. Le ha ido muy bien, al punto que gracias a su esfuerzo y reconocido talento llevará su arte hasta un lugar con el que siempre soñó y en el que se presentan los mejores magos del mundo: The Magic Castle, en Hollywood.
Sin embargo, antes de llegar hasta este idílico momento hay toda una historia de esfuerzo. Diego Vargas se entusiasmó con la magia desde los ocho años, cuando su papá le hacía algunos trucos. Luego se enganchó de la música, pero todo lo mágico siempre estaba en él. A los 16 tenía la convicción de que quería hacerlo, aunque “desde el amor” sus seres queridos le decían que no era viable vivir de esto.
Entró a estudiar publicidad, carrera que igual le motivaba, pero siempre pensando en su eterna pasión. A los 17 años hizo su primer show y hace 12 que hace magia, buscando siempre hacer sonreír a las personas.
Ahora vive de la singular profesión, y no solo eso, sino que ayuda a través de ella, llevando su creatividad hasta personas privadas de libertad y pacientes de hospitales. De hecho, es parte de la fundación Magos sin fronteras, en la que por medio de la magia le transmite a niñez en riesgo social que con su esfuerzo se pueden derribar los ‘imposibles’ que les han construido.
Vargas predica con el ejemplo y su constancia de años le permitirá presentarse en el selecto The Magic Castle. Lo hará durante una semana, a partir del 15 de noviembre.
The Magic Castle es un club privado, ubicado en Hollywood, en el que desde 1963 se reúnen los miembros Academia de Artes Mágicas y muchas celebridades. Entre sus exclusivos miembros están David Copperfield y Neil Patrick Harris. En diversas películas se han recreado castillos en los que los magos hacen lo suyo: en este lugar en serio ocurre magia… y por primera vez, un costarricense se presentará allí.
En agosto, la sonada pareja conformada por Jennifer López y Ben Affleck acudieron al lugar junto a los hijos de ambos para pasar una mágica noche en familia. Este dato solamente refuerza lo exclusivo del lugar, al que solamente se puede acceder si se es miembro, con invitación y con el compromiso de no tomar fotos.
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Llevar a las personas a un mundo de ilusión
Desde un crucero en Bahamas, al que llegó a presentar sus shows de magia a los tripulantes, Diego Vargas habló de esta oportunidad, que significa la más grande de su carrera. O en sus palabras, “la más top”.
“Hace cuatro años veía esto bastante lejano, ni siquiera tenía visa. En el 2019 me contrataron de la Universidad de Yale para hacer un show. Con una carta de ellos solicité la visa y ya con ella en mano era distinto.
“En el 2019 empecé a hacer un proceso para ser contratado en The Magic Castle. Iba lento. En el 2020 vi pocos frutos. Este 2021 tuve la oportunidad de volver a The Magic Castle porque unos amigos me invitaron, solamente se puede ingresar con invitación al ser uno de los clubes más exclusivos. (...). Es un lugar muy secreto. De hecho, el primer capítulo de la última serie de Lucifer se grabó ahí”, comentó Diego, quien ha ingresado varias veces al lugar y ha visto como los meseros y bartenders hacen magia, incluso un piano se toca solo.
Esta última vez Diego fue a hacer un show a Los Ángeles y visitó el castillo gracias a sus amigos magos. La experiencia le abrió las puertas, pues pudo hacer magia para Howard Hamburg, el estudiante principal del conocido profesor del lugar, Dai Vernon, quien ya falleció.
Vernon es recordado por haber engañado al ilusionista y escapista Harri Houdini, quien aseguraba que tras ver un mismo truco tres veces él descubría su secreto. Con Dai no pudo.
Mientras el respetable Hamburg estaba en la mesita icónica del lugar, en la que Dai Vernon siempre estaba y hacía su magia, Diego hizo lo suyo y lo encantó.
“Howard estaba como loco con lo que hice, luego se acercó el encargado de las contrataciones y él le dijo que tenía que tenerme ahí. Intercambiamos correos”, contó Diego, quien se destaca por hacer magia cómica.
Así que, haciendo una demostración de sus habilidades, Vargas fue contratado para dar un show en el lugar de sus sueños. Sitio en el que todas las semanas se presentan seis magos diferentes. Él realizará 21 presentaciones (tres por día) de 20 minutos cada una. Se presentará en una sala mediana que es la apropiada para su estilo de hacer magia. Ese teatro, dentro del castillo, se llama Parlour of Prestidigitation.
Vargas está emocionado, pero principalmente agradecido con la vida. En Costa Rica, él ha ofrecido sus shows en el cine Magaly, en el Teatro Espressivo y además, es usual verlo en todo tipo de eventos alegrando a personas de todas las edades. Sin embargo, hacer lo suyo en el Magic Castle es otro nivel.
Desde las islas en las que estaba trabajando, Diego habló del significado que tiene llegar en próximos días a ese escenario.
“Esto significa que vale la pena perseguir sueños. Para mí este ha sido un momento de estar muy presente, de agradecer todas las cosas. Sé que aquí jamás llegué solo, lo hice por quienes me han enseñado, por quienes me han acompañado, incluso quienes me han contratado para un cumpleaños. No siento nervios. Tengo una mezcla de sentimientos románticos y la responsabilidad de ensayar todos los días”, cuenta.
Por ahora el mago Diego Vargas, quien agradece a sus mentores en Costa Rica y siempre está dispuesto a aconsejar a niños y niñas interesados por la magia, vislumbra su carrera de una manera muy especial: hacer reír a las personas ya sea en The Magic Castle o en campos de refugiados.
“Quiero seguir impactando a las personas con la magia, seguir esparciendo felicidad. Ese es mi objetivo como mago. También, entre mis planes está visitar más países y llegar a lugares donde lo necesiten más”.