Desde la fila para entrar al centro de eventos Pedregal, una orquesta de máquinas de tatuajes, con su sonido mecánico, invadía la quinta entrega del Paradise Tattoo Convention.
A la mañana del domingo 8 de mayo, unas 6.000 personas habían asistido a la actividad y la organización confiaba en que esa tarde podrían llegar unos 4.000 más.
Para recorrer los stands , conocer tatuadores, ver tatuajes ajenos terminados en proceso o nada más antojarse, llegaron personas de todo el país.
La guapileña Ivania Porras, por ejemplo, mostró las 22 piezas que le han elaborado ticos y extranjeros.
“Vengo desde Guápiles todos los años. Me gustan porque siempre traen artistas de buena calidad y me fascina la tinta”, comentó Porras, después de tomarse una foto con el legendario tatuador Paul Booth.
Otros, como Erick Leitón, se hicieron un trabajo en la convención. Leitón se puso en manos de Esteban Delgado, del estudio Ink Addiction, para una manga oriental, que le decoraría todo su brazo izquierdo.
“El tatuaje no solo se hace por algún significado o recuerdo, muchas personas solo se lo hacen porque algo les gusta; es algo tan decorativo como la ropa”, comentó Delgado, cuyo estudio está en Alajuelita.
Aparte de piezas grandes, en los puestos se ofrecían tatuajes pequeños, diseños sencillos para los que quisieran llevarse un recuerdo en la piel.
El paraíso. Tatuadores de México, Nicaragua, Chile y Estados Unidos estuvieron en el lugar del viernes al domingo. Para ellos, Paradise Tattoo es tan importante por los tatuajes como por el paraíso natural que les ofrece Costa Rica. Trabajo y paseo juntos.
“Quise venir porque me gustan las playas, el surf y se ve que tienen una buena cultura de tatuajes”, comentó Stephen Carballo, tatuador que viajó de Los Ángeles a esta convención.
Lo mismo atrajo a Edwin Ocon, un nicaragüense que dijo que estaría en el país al menos por 15 días más para turistear.
Juan Pablo Arrieta asistió a la actividad con su pareja y dos niños; era la tercera ocasión en que iba con ellos. “Esta actividad ayuda a romper el tabú que hay con el tatuaje”, dijo.
“Desde pequeños mis hijos ven los tatuajes como algo normal; no ven a alguien con tatuajes y piensan ‘esa es una persona mala’”, detalló.