En un evento en el 2002, Michelle Cerdas descubrió el mundo del cosplay, ese arte de vestirse como personajes de series, películas o videojuegos, a menudo relacionados con el anime japonés. Cuando observó a otras personas disfrazadas encontró una pasión, pero no imaginó que, más de dos décadas después, ganaría uno de los premios en el World Cosplay Summit (WCS), el festival más prestigioso en este ámbito.
El nivel de esta competencia es comparable al de los Juegos Olímpicos o Miss Universo pero en términos de cosplay. No se trata de simples disfraces que podrían usarse en una noche de Halloween, sino de creaciones que requieren meses de preparación para llevar los personajes de ficción a la vida real.
Michelle Cerdas, cuyo nombre artístico es Michilu, persiguió su sueño de integrar la Selección Nacional de Cosplay 2024 junto a Lindsay Madrigal, quien es conocida como Lin Lin. Ambas elevaron la representación del país al máximo nivel con sus meticulosos trajes de Tony Tony Chopper y Usopp, dos personajes del anime One Piece.
Su innovadora presentación en la competencia les concedió el premio Famoré The Joy of Cosplay. En tan solo dos minutos y medio, tiempo que tenían para dar su espectáculo, lograron superar a los otros 35 países. Así se convirtieron en la primera dupla costarricense en triunfar en ese evento mundial, que se celebra cada agosto en Nagoya, Japón, y es transmitido por televisión.
Escuchar “Costa Rica” desde el micrófono que anunciaba a los ganadores fue una experiencia casi surreal, relató Cerdas en entrevista con La Nación. No solo fue significativo el triunfo, sino también la oportunidad de integrarse a la élite de los mejores cosplayers del mundo.
“Era un sueño de hace 20 años, donde yo empecé diciendo: ‘uy, vean qué bonito el World Cosplay, tal vez algún día yo pueda ir’, hasta donde te dicen ‘esta es la representante de Costa Rica’”, contó Cerdas.
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De confeccionar trajes de cosplay en La Uruca a ganar en Japón
La preparación para llegar al World Cosplay Summit comienza, por lo menos, un año antes del mundial. En el caso de las costarricenses, fue justamente en agosto de 2023 que decidieron participar juntas, pues esta competencia es exclusiva para parejas. Aún más importante, compartían el mismo objetivo: disfrutar y ganar.
El primer paso, y quizá el más crucial, fue elegir a los personajes para el cosplay. Aunque tienen personalidades distintas, lograron ponerse de acuerdo gracias a su amor por One Piece. En lugar de optar por los personajes principales, como Luffy y Zoro, decidieron interpretar versiones menos esperadas.
En el manga, Tony Tony Chopper es un reno antropomórfico y el médico de la tripulación pirata. Para darle un toque llamativo, decidieron representarlo en una de sus versiones más robustas y equipado con una armadura.
Cerdas sería la encargada de portar este traje, que no se limitó a lo sencillo: mide 2 metros y pesa 18 kilos. En su interior lleva un arnés inspirado en la estructura de la giganta, una mascarada tradicional de Costa Rica. En el exterior, cuenta con elementos móviles que permiten modificar la expresión, como las cejas, que pueden pasar de preocupadas a enojadas en segundos.
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Usopp, por otra parte, representó un reto distinto para la pareja. Este personaje pirata es un hombre, conocido por su nariz larga y por siempre estar sin camisa. Lin Lin decidió interpretarlo, ya que está familiarizada con el crossplay (cuando una mujer se viste de hombre y viceversa).
Ambas trabajaron en los trajes durante incontables noches, mañanas y tardes. Aunque es un hobby, requería tanta dedicación como cualquier otra responsabilidad. Después de salir de sus trabajos, era habitual que Michelle y Lindsay se reunieran en La Uruca, San José, para concentrarse en la creación del cosplay.
“Tratamos de construir una historia con base en estos dos personajes porque, aunque son principales, no tienen esa fuerza como otros. Usopp es miedoso y tiene ese afán de querer ser alguien grande, pero al final le da miedo. Chopper siempre está tratando de cuidar a los demás, pero aun así se ve a sí mismo como un personaje frágil”, comentó la cosplayer.
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Participar en el World Cosplay Summit no solo implica presentar buenos cosplays, sino que también requiere preparar un video y una historia para proyectar durante una coreografía, que será evaluada por un panel de jueces profesionales.
Una vez que tuvieron todo listo, se inscribieron en el Festival Matsuri 2024. En este concurso, celebrado en marzo, se escogió a la pareja que representaría a Costa Rica en el mundial. De 17 equipos, Michilu y Lin Lin resultaron ganadoras, por lo que intensificaron su preparación para ofrecer la mejor presentación en Japón.
Cuando abordaron el avión rumbo a su reto, Cerdas recuerda que comenzaron a vivir un sueño. Su esfuerzo de meses había rendido frutos, y estaban decididas a ganar uno de los cinco premios de la competencia.
“Es algo donde estás representando a tu país y estás llevando ese hobby a una pasión muchísimo más grande y vas a compartirla con el mundo. Lo más importante para nosotras fue la mentalidad. Yo le dije a Lin: pensemos en que vamos a ganar. Siempre fuimos muy positivas las dos y teníamos como esa mentalidad de proclamación”, agregó Cerdas.
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Ser una celebridad en el Mundial de Cosplay
El World Cosplay Summit se llevó a cabo del 2 al 4 de agosto. Al llegar a la ciudad japonesa de Nagoya, las costarricenses sintieron que las trataban como “estrellas de cine”, ya que desde el primer momento las hicieron sentir la experiencia al máximo.
Durante la competencia, se realizan diversas actividades, como un pasacalles, que atrae a cientos de personas para observar y alentar a los participantes. Así lograron interactuar con cosplayers y entusiastas de otros países, e incluso fueron seleccionadas para visitar el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón, donde embajadores de varias naciones, incluido Costa Rica, reconocieron su arte.
Este nivel de respaldo es lo que las motiva a seguir proyectando su nombre internacionalmente, así como a continuar compartiendo el mensaje del cosplay: la unión y la pasión por las historias.
“La experiencia es bastante fuerte. Te tratan como una celebridad, son cosas que muchas veces ni en tu país te tratan así. Aquí cuesta mucho que pasen ese tipo de cosas (...). Durante todo ese caminito y gracias a Dios con este premio que ganamos, pues le dimos muchísimo más fuerza al concurso. Ha llegado a muchísima más gente, que es una de las cosas más importantes: dejar un legado”, finalizó la ganadora.
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