Han pasado exactamente tres años desde que Vale Merino publicó en YouTube un video de la coreografía que hizo para la canción Havana, de Camilla Cabello, y aún no logra dimensionar que tenga más de 46 millones de vistas y siga sumando.
Mucho menos logra entender cómo las coreografías de hip hop que ella y los estudiantes de su academia de baile Place hacen son más vistos en países como la India y Filipinas que en Latinoamérica.
De igual forma, para la joven es muy difícil asimilar la cantidad de reproducciones que han llegado a tener otros videos con coreografía suyas como Crying in the club de Camilla Cabello o Instructions de Jax Jones, que superan el millón de reproducciones.
“Ha sido bastante inesperado lo de YouTube, pero para mí esto es como la vida diciéndonos que todo es posible, que nuestro arte puede llegar a todas las esquinas del mundo y que uno tal vez no tiene esa percepción del arte que uno mismo hace y que puede ser visto en muchísimos países, porque ahora la tecnología nos permite compartir lo que hacemos con todo el mundo”, afirma.
Los videos son sencillos: una cámara se ubica en el centro de uno de los salones de baile, mientras los estudiantes más destacados del día durante las clases, son premiados con bailar frente a ella y mostrar los pasos que aprendieron al son del hip hop. Aquí no hay ensayo o preparación previa, solo se trata de tomar la pista y bailar, al tiempo que los demás observan lo que ocurre.
Esta demostración de baile tan orgánica y natural es común que se realice, se grabe y se publique en redes sociales en las grandes academias de baile a nivel internacional, pero no en Costa Rica. De hecho, Merino afirma que para ella era importante que los mismos estudiantes se auto evaluaran y que su intención no era viralizarse.
“El hecho de que ellos se vieran frente a cámaras es una buena manera de auto estudiarse, era otro entrenamiento del que no esperábamos nada y de repente uno de nuestros videos empezó a subir de vistas como loco y no esperamos para nada eso; se convirtió en una locura y sigue siendo una locura, jamás hubiera esperado que un video mío se iba a ver alrededor del mundo, porque es que se ha visto en 192 países según las estadísticas”, detalla.
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Confiesa que ese logro tan inesperado pero tan satisfactorio le da una mayor responsabilidad.
“Creo que es algo demasiado importante mencionar la responsabilidad social que tienen estos videos y que nosotros empezamos a adoptar sin esperarlo porque llegan a todo el mundo y es una buena manera de foguearse, entonces es como un arma de doble filo porque si uno se descuida puede ser algo negativo y no solo a nivel de responsabilidad social general, si no representando el país en el que estamos”, añade.
Un sueño
Vale Merino es una bailarina costarricense, de 28 años y vecina de San Pedro de Montes de Oca, quien se dedica a la danza desde que tiene ocho años. Su vida es bailar y enseñar hip hop, género del que se enamoró cuando tenía 13.
Desde entonces ha trabajado cada día por ser mejor en la pista de baile; eso incluye muchos sacrificios e incluso, cuando cumplió 18, comenzó a trabajar y ahorrar todo el año, para comprarse un tiquete aéreo con el fin de viajar a Los Ángeles y aprender de este género, y así fue por varios años.
“No hay una universidad que enseñe la cultura hip hop, porque es un género que nació en la calle y no es como el ballet clásico, que existen escuelas en donde uno sale graduado, sino que esto es algo puramente de calle y cuando yo supe que quería dedicarme al baile, me fui para Los Ángeles, recibía clases en un montón de academias de allá y hacía pruebas para aprender. Entonces ahorraba todos los años y me iba todo lo que pudiera, recibía clases, aprendía y luego me venía a Costa Rica a practicarlo y enseñarlo”, recuerda la joven, quien trabajaba como profesora de baile.
Sin embargo, en el 2013 decidió darle un giro a su carrera como artista, pues quería que muchas otras personas disfrutaran el baile tanto como ella y por ello empezó a trabajar para tener su propia academia. Pasaron tres años y en el 2016 finalmente abrió las puertas de Place, una academia a la que asisten principalmente jóvenes entre los 15 y los 23 años.
De acuerdo con Merino, este sitio se ha convertido en un lugar de terapia para los alumnos, quienes al ritmo del hip hop olvidan sus problemas y al tiempo aprenden de valores. Con ello, siente que está cumpliendo su misión.
“Yo siempre les digo que antes que cualquier cosa son seres humanos y que la empatía es lo primero para entender el resto, que deben ponerse en los zapatos de los otro para entender cómo se siente, porque esa es básicamente la manera de poder entender absolutamente todos los valores, que son respeto, responsabilidad y disciplina, y eso viene después de ser una persona empática”, explica.
Y aunque disfruta mucho lo que hace y siempre busca el lado positivo de las cosas, el 2020 por primera vez sintió frustración. La pandemia la obligó a cerrar por más de seis meses el lugar que tanto ama y en el que motiva a los demás a soñar.
Apostó por las clases virtuales, pero muchos jóvenes no tenían buen internet o espacio en su casa para ensayar y eso complicaba el desarrollo de esta modalidad. Recuerda que muchos se desesperaban porque no encontraban la forma de liberar toda esa energía y por primera vez no sabía qué hacer con lo que los jóvenes sentían, ni con lo que ella misma sentía.
“Jamás pensé dejar esto botado pero hubo un momento en el que no sabía para dónde agarrar y no tenía idea de cómo resolver, no sabía cómo salvar la academia y fue a nivel emocional muy fuerte porque yo soy una persona que siempre veo cómo resolver pero llegó un momento en el que no tenía idea de qué hacer y en varios momentos sentí que era el fin y que mi empresa iba a quebrar.
“Ahora creo que muy adentro de mi corazón siempre supe que había una solución y creo que al final todo se trató de no dejar de pedalear, nunca dejar de remar aunque se sienta la corriente total y completamente para el otro lado”, comenta.
Han pasado un par de meses desde que pudo volver a abrir Place, eso sí, con muchos cambios: de los 150 alumnos que habían antes de la pandemia, regresaron cerca de 50; ahora todos deben usar mascarilla; deben respetar el distanciamiento social y funcionar a un 50% de la capacidad, sin embargo, aún así se puede bailar.
Vale Merino fue premiada en los YAS Awards Y9 2019 por promover el arte a través del baile urbano.
Actualmente Place cuenta con más de 354 mil suscriptores en YouTube.