
La franquicia de Total War se ha caracterizado a lo largo de su historia – de más de 18 años– en crear campañas largas en las que el jugador se adentra en un período belicoso en la historia de la humanidad.
Esto no es un juego para cualquiera, pues demanda de mucha paciencia para comprender sus complejas mecánicas. Además, requiere de tiempo, la mayoría de videojuegos ameritan 30 horas para ser completados; sin embargo ganar una campaña en un videojuego de Total War requiere de meses.
Los desarrolladores del estudio Creative Assembly ya han creado antes su versión de las guerras entre los señores feudales del Japón, el ascenso de Roma y hasta las guerras santas durante la Edad Media.
Esta vez, la popular franquicia pone su lupa en Gran Bretaña, en el año 878 después de Cristo, con el videojuego Total War Saga: Thrones of Britannia.
Este título se desarrolla en un momento en el que cinco reyes se disputan el control del archipiélago.
Historia.
El juego arranca poco después de la muerte del rey vikingo Ragnar Lodbrok, quien cayó en manos de los ingleses y fue ejecutado en un pozo lleno de serpientes venenosas.
Esto causó gran enojo entre los escandinavos que, en poco tiempo, invadieron el archipiélago con un gran ejército que puso de rodillas a los señores feudales de la isla.
Pero como reza un viejo adagio “nada es para siempre”: los dueños de Inglaterra, Escocia, Irlanda y Gales aprovecharon el conflicto para fortalecer sus tropas y entablar alianzas, mientras que los invasores nórdicos se niegan a dar un paso atrás.
La nueva entrega de Total War deja la mesa servida para un conflicto civil en el que el jugador deberá ganar cada poblado por medio de la fuerza, diplomacia o tratados de paz.
Será un periodo plagado por guerras civiles, famosas conquistas, batallas épicas y revueltas entre los señores feudales. No faltarán los espías, los asesinos o un complot que atente contra la cabecilla del reino.
Thrones of Britannia comienza en el punto sobre el que se forjó el destino de las islas británicas con el rey Alfredo el Grande en el epicentro de un conflicto en el que los anglosajones, los clanes gaélicos y colonos vikingos se disputaron el dominio del archipiélago.
Eso sí, tome en cuenta que que en este tipo de juego las leyes de la historia existen solo para ser cambiadas.

Retador.
Este modo de videojuegos se divide en dos secciones: el modo batalla y el modo campaña. En el primero el jugador tomará el rol de general para dirigir al ejército en tiempo real. El segundo y el más complejo es el modo campaña.
En este, el mapa de Gran Bretaña funciona como un tablero con ciudades, ejércitos y aldeas.
El jugador tomará el papel de rey y deberá manejar los impuestos, las construcciones , las fuerzas armadas y elegir a los nobles que formarán parte de la corte.
Los videojuegos de Total War son densos aunque en Thrones of Britannia se le ha restado un enorme peso a la gestión de unidades y recursos, haciéndolo una experiencia mucho más ligera, más directa y consiguiendo distanciarse de las entregas anteriores.
Por ejemplo, las tropas ya no estarán vinculadas a los edificios en cada ciudad. Es decir, a la hora de alzar un ejército se contará con una reserva global de soldados en los que recibiremos más unidades de bajo nivel que de élite.
Esto cambia de manera radical lo visto en títulos como Rome Total War o Shogun 2 Total War.
La consecuencia directa es que los reinos con reservas de soldados agotadas tardarán años en reunir nuevos ejércitos. Este título obliga al jugador a pensar que cada hombre en un ejército es un granjero menos y una boca más que alimentar. Por ejemplo, si se llega a tener demasiadas unidades esto generaría escasez de comida, descontento social y, a la larga, el estallido de una guerra civil.
Esta mecánica añaden un toque de realismo histórico. A fin de cuentas así funcionaban los estados feudales del siglo IX.
Eso sí, la espada y el escudo no son las únicas rutas para conquistar la Isla.
Thrones of Britannia pone otras condicionantes a la victoria como la fama, el dinero y la habilidad diplomática.
Por ejemplo, un rey es capaz de comprar a otros nobles para que luchen por él .
Además, puede ganar fama con construcciones que eleven la moral del pueblo como iglesias. Esto incentiva a los jugadores a buscar una buena administración de recursos y entrar en el ajedrez diplomático.

Para lograr estos objetivos, el videojuego ha implementado un sistema de tecnologías orgánico que crecerá según el camino que haya tomado el jugador. Por ejemplo, si un jugador decidió enfocarse en caballería pues tendrá la oportunidad de recibir bonificaciones para las futuras tropas de caballería. Lo mismo ocurre con el comercio, la religión y la agricultura.
En cuanto a las zonas pobladas, cada capital provincial actúa como el núcleo militar y económico de una provincia, mientras que los pueblos pequeños ya no serán estructuras defensivas permanentes. Esto cambia la manera en la que se juega, porque las aldeas pequeñas a pesar que no están fortificadas son las que generan comida y suministros para las ciudades mayores. Por lo tanto, una pequeña incursión vikinga puede diezmar un gran ejército inglés si ataca las granjas que rodean una ciudad amurallada.
Las batallas.

La base –la de los títulos de la saga principal– está ahí. Cuando dos ejércitos chocan en el mapa de la campaña, el jugador tendrá dos opciones: resolver la pelea de manera automática o adentrarse a dirigir el ejército en tiempo real.
Las batallas cuentan con gráficas increíbles que están a la altura de la demanda actual en la industria del entretenimiento electrónico. Los encuentros pueden ocurrir en praderas, pantanos, puentes. Hay batallas navales y asedios que le agregan muchísimo dinamismo a la fórmula Total War.
Creative Assembly ofrece con Thrones of Britannia una receta más ligera a lo que tiene acostumbrados a los veteranos del género. Si usted es un novato esta podría su primer número de la colección.
Lo bueno y lo malo.
+ Gráficos muy buenos tanto en el modo campaña como en el modo de batallas.
+ El modo campaña coloca referencias históricas y las adapta a la jugabilidad.
+ El modo de campaña agrega nuevas opciones de victoria como conseguir fama o poder diplomático. La guerra no es la única opción.
-La dificultad del juego se siente mal calibrada sobre todo cuando uno ya está llegando al final. Se vuelve muy sencillo y monótono.
-Es una versión más ligera de la receta de Total War, idónea para los primerizos pero algo sencilla para los veteranos de la saga.