¿Esto le suena conocido? “Estimados vecinos, andamos recogiendo chatarra como latas viejas...”. Si es así, usted es costarricense, sin ninguna duda. La famosa grabación que recorre todo el país anunciando la presencia de algún chatarrero no es un producto cultural exclusivo de Costa Rica, pues este servicio es bastante común en toda Latinoamérica. México, desde luego, tiene su propia versión, y ahora es mundialmente famosa gracias a una película nominada a los premios Óscar.
“Se compran colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que vendan”. Esta grabación, al igual que su contraparte costarricense, recorre las calles del país azteca anunciando la compra de chatarra o, más bien, de “fierro viejo”.
Si ya en la cultura popular mexicana la voz de una niña con esta peculiar tonada está muy arraigada, la película Emilia Pérez, gran ganadora de la temporada de premios 2025, le dio un empujón internacional. Ahora, María del Mar Terrón, la intérprete, da entrevistas a medios de comunicación y ha ganado numerosos seguidores en sus redes sociales.
De acuerdo con la agencia AFP, Fierro viejo, como se conoce a la grabación, es el himno de los vendedores y compradores ambulantes en Ciudad de México. El director francés Jacques Audiard no podía dejarla por fuera de Emilia Pérez, un filme que retrata a México desde la problemática de las personas desaparecidas por causa de los carteles del narcotráfico.
Aunque en Costa Rica aún no se ha estrenado la cinta, se sabe que es una comedia musical. El abordaje de temas tan complejos como la situación de las personas trans y la problemática de los desaparecidos se presenta desde un tono ligero y esto no ha sido bien recibido por algunos sectores de la crítica, pero igual le ha valido a la producción grandes reconocimientos, como varios premios Globos de Oro y 13 nominaciones a los Óscar.
¿Quién está detrás de Fierro viejo, la versión mexicana de Estimados vecinos?
María del Mar Terrón, una mujer mexicana, es la dueña de la voz que interpreta Fierro viejo. Sin embargo, la grabación que la hizo famosa fue realizada cuando apenas era una niña.
Hace 20 años, Marco Antonio Terrón, padre de Mary Mar, como se le conoce a la mujer, ya recorría las calles comprando muebles viejos o aparatos electrónicos para revenderlos, explicó AFP.
En esa época, Marco Antonio anunciaba sus servicios a viva voz. “Era muy cansado estar gritando por las calles todo el año, y en tiempos de calor hay mucho polvo; tu garganta se irrita”, recuerda. “Por eso se nos ocurrió hacer la grabación”, dijo a la agencia de noticias internacional.
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Entonces, el vendedor escribió un improvisado guion y le pidió a su hija, que entonces tenía nueve años, que lo cantara.
La grabación resonó tanto que otros vendedores ambulantes le propusieron a Marco Antonio que hiciera copias en casetes y se las vendiera.
“Debí vender un total de cuatro copias, a 50 pesos cada una. No sé qué hicieron con ellas, pero al año siguiente se escuchaba Fierro viejo en toda la ciudad”, contó.
Fierro viejo, como corresponde, está protegida por el Instituto Nacional de Derechos de Autor. Quien desee utilizarla en anuncios comerciales, eventos y ahora en películas, debe pagar por ello.
De acuerdo con AFP, para que Fierro viejo fuera usado en la película Emilia Pérez, hubo un acuerdo. Sin embargo, todavía están revisando si el documento firmado cubre todo lo que se hizo con la grabación en el filme.
Estimados vecinos tiene una historia similar
Aunque todavía no ha llegado a Hollywood, la historia de Estimados vecinos tiene un origen muy similar al de Fierro viejo.
Ana Rita Rojas Prado es la voz detrás del icónico mensaje que despierta a muchos ticos los fines de semana. En una entrevista previa con La Nación, contó la historia del curioso audio que ha marcado la cultura costarricense.
Su padre, Luis Rojas Campos, es uno de los perifoneros más reconocidos de Alajuelita, de donde es oriunda la familia. Fue precisamente gracias al trabajo de don Luis que la voz de su hija se volvió legendaria.
En su labor como perifonero, don Luis anunciaba ferreterías, ventas y todo cuanto le pedían. Muchas veces, su hija lo acompañaba en el pickup verde con un equipo de sonido montado en el cajón. La niña era quien leía los anuncios al micrófono.
Un día, a don Luis, quien era muy ingenioso para los negocios, se le ocurrió grabar los anuncios en un casete y reproducirlos en el radio del carro. Así comenzó la historia de Ana Rita como una locutora empírica.
Poco a poco, la popularidad del método de don Luis fue creciendo, hasta que llegó el momento cumbre de su carrera: los chatarreros.
Con su trabajo ganando fama, en 2006 un chatarrero amigo de la familia llegó a pedirle a don Luis que le grabara un mensaje y que le vendiera el casete. Don Luis tomó papel y lápiz, le preguntó a su amigo qué debía decir el mensaje y creó la famosa locución. Ese día, el chatarrero pagó ¢5.000 por el casete con la grabación que, con el tiempo, se ha convertido en un elemento casi patrimonial de la cultura costarricense.