La obesidad es una enfermedad que, año con año, ha ido atrapando a una mayor cantidad de personas. La lucha que emprenden quienes la padecen por deshacerse de ella, se ha convertido en la “fórmula perfecta” para que distintos canales de televisión, principalmente en Estados Unidos, desarrollen programas que buscan exponer esta realidad.
El primero en explorar estos beneficios es el reality show The Biggest Loser , de la cadena NBC. Con 13 temporadas a cuestas, el espacio se diversificó, al punto de tener una propia línea de productos, que van desde recetarios, discos de música, básculas y hasta un resort .
Según publicó The New York Times , este negocio paralelo le genera a la televisora una ganancia anual de unos $100 millones, que, aunado a los 10 millones de televidentes que siguen el programa, lo convierten en una marca consolidada a nivel mundial.
Sin embargo, no solo cosas positivas ha despertado este show . Las autoridades estadounidenses han encendido sus alarmas debido a que los participantes deben bajar de peso en un tiempo récord, lo que exige mucho de ellos.
Por ejemplo, algunos de los concursantes han bajado hasta siete kilos en una semana, peso que logran ayunando o deshidratándose, al punto de que a veces han tenido que ser trasladados a un hospital. A esto se suma el hecho de que una vez que se acaba la temporada, los concursantes recuperan entre un 10 y 20 por ciento del peso perdido.
Conscientes del riesgo con que se enfrentan, cada año más de 200.000 personas asisten a las audiciones del programa para ser escogidos y someterse a estas prácticas, ya que lo ven como la última oportunidad de librarse del sobrepeso.
Caso parecido es el de Dance Your A** Off , en el que los concursantes presentan cada semana coreografías de baile, además de que son pesados para contabilizar la cantidad de kilos que perdieron y así escoger al ganador.
Su propuesta comercial es menos pretenciosa, ya que se ha enfocado en fortalecer su alianza con una reconocida franquicia de gimnasios en los Estados Unidos, en los que se ofrecen desde clases de baile con el formato del show hasta planes con una nutricionista.
La televisora Oxygen, que transmite este programa, se ha esforzado por lograr que el televidente se identifique con los concursantes y aumentar sus ventas. Aunque hasta el momento las críticas se han enfocado en el hecho de entregar un premio económico por bajar de peso, el espacio no ha alcanzado el éxito de The Biggest Loser .
La otra cara. A nivel nacional, el canal cristiano Enlace también decidió apostar por un reality show , con el propósito de invitar a los televidentes a hacer algo por su bienestar físico y mental.
Desafío 90D es el nombre del programa, en el que los cantantes Josué Blanco y Kerwin Márquez asumen el reto de aprender a comer balanceadamente, desarrollar una rutina de ejercicios y ver los resultados en tres meses.
“La diferencia de este programa es que nosotros no recibiremos dinero. Nuestra única recompensa será recuperar nuestra calidad de vida, la que perdimos por el sobrepeso”, expresó Márquez, de nacionalidad venezolana, y quien tuvo que dejar a su familia para emprender este nuevo reto.
Por su parte, Blanco, quien es costarricense, asegura que decidió exponer su vida frente a las cámaras porque considera que compartir su experiencia podría ayudar a que por lo menos una persona apueste por un cambio.
“No es fácil para nosotros exponernos así, pero todo tiene un propósito y es demostrarle al televidente que sí es posible bajar de peso de manera correcta”, dijo.
El inicio del reto fue el 12 de agosto. En ese momento, Márquez pesaba 136 kilos, en estos momentos está en 126 kilos, mientras que Blanco llegó con un peso de 142 kilos y actualmente está en 132 kilos.
Bajo la producción del mexicano Israel González, el espacio se transmite los domingos a las 9 p. m. Allí se presentan los avances que han tenido los compositores, al seguir las indicaciones de una nutricionista y un entrenador físico.
Según explicó, la decisión de hacerlo bajo el formato de reality se tomó con el propósito de generar una mayor empatía con el público, al mostrar a estos cantantes como las personas reales que son.
“No buscamos generar morbosidad frente a este tema, porque es una lucha muy personal. En nuestro caso, este formato busca acercar al televidente e incentivarlo a que si padece de obesidad, tome las riendas de la situación y se enfoque en su bienestar”, expresó González.