Tres años después de haber sufrido un accidente de tránsito en el que perdió sus brazos y una fractura de cráneo expuso los huesos de su cabeza, el motivador Alexander Reyes Montoya –mejor conocido como Alex Reyes– conquistó el punto más alto en Costa Rica: el cerro Chirripó.
Horas después de haber alcanzado la cima, cuando apenas se instalaba en Base Crestones, Reyes conversó con La Nación sobre los desafíos que atravesó en el camino, así como el apoyo que obtuvo de su guía y de sus compañeros de ruta, a quienes conoció durante la travesía y denominó como “regalos del cielo” por la ayuda que le brindaron.
A lo largo de tres días de travesía, encontró piedras sueltas en el sendero y algo de lluvia, pero ni el tiempo ni ninguna otra adversidad pudieron detenerlo. Aunque el coloso le pareció gigantesco y nunca imaginó el verdadero nivel de dificultad que representaba escalarlo, logró ascender los 3.820 metros sobre el nivel del mar únicamente con la fuerza de sus piernas.
Llevaba consigo un casco y un arnés como medida de prevención en caso de un desequilibrio, pero no los necesitó. La preparación de un año y seis meses antes de la caminata fue suficiente para tolerar las molestias en sus piernas y el dolor persistente en sus “miembros fantasma”. Con esto se refiere a que, aunque ya no tenga brazos, los siente como si aún estuvieran presentes.
La voluntad y la adrenalina del momento lograron que “no le prestara tanta atención” al dolor. Trabajó en perfeccionar el equilibrio y la fortaleza de sus muslos, además de evitar aumentar el peso, ya que en su experiencia le resulta más sencillo practicar senderismo si se encuentra “más ligero”.
El motivador también comentó que la concentración fue clave para mantener el ritmo de sus compañeros y alcanzar su meta, una que se suma a las otras pasiones en su vida, como la natación, el atletismo y el senderismo.
“Siento felicidad y agradecimiento no solo a Dios, que es el que me tiene aquí, sino también a mi familia que nunca me ha dejado de apoyar. Realmente, los paradigmas están para romperse y nuestra mente trata de tener el control sobre nosotros, pero no tenemos que dejarla. Si no le gusta la frase ‘salir de la zona de confort’; entonces, se trata de que la mente se expanda. Eso es lo que he hecho yo”, expresó Reyes.
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Alex Reyes motiva hasta cuando sube el Chirripó
Grettel Rodríguez Aguilar, guía que acompañó a Reyes en su travesía por el parque nacional, recordó una anécdota particular que demuestra la pasión y determinación del motivador por transmitir un mensaje de felicidad. Ocurrió en el kilómetro 11 con dirección hacia la cúspide, cuando el grupo de 16 personas debió detenerse en el único punto donde había señal.
Por un compromiso al cual no podía faltar, Reyes ofreció una charla internacional que buscaba concientizar sobre los accidentes de tránsito. Sus compañeros y la guía, quien ha subido el Chirripó 109 veces, no dudaron en armar una oficina al aire libre: la silla era una piedra y la mesa unas ramas de árbol sobre las mochilas.
Permanecieron en este punto por alrededor de una hora, mientras Reyes compartía su historia de resiliencia en medio de la naturaleza. Después, retomaron el camino y en algunos tramos se detenían para hidratar al motivador. Los últimos metros, que forman parte de la temida Cuesta de los Arrepentidos, fueron los momentos más difíciles, pero finalmente ascendieron sin mayor problema hacia la cima.
“Estoy muy feliz de compartir con Alex, que es una persona sumamente especial, muy humana, muy accesible y muy humilde. Feliz de que asumió un reto así y dejó que lo acompañáramos. El paso a ser uno más del grupo” agregó Rodríguez, quien estuvo todo el trayecto detrás o adelante del charlista para ayudarlo.
Después de conquistar el Chirripó, Reyes reflexionó sobre su experiencia y escogió tres palabras para describirla: agradecimiento, satisfacción y motivación. Ahora, tras haber pisado el pico más alto de Costa Rica, buscará conquistar otras lugares en países como Ecuador, Colombia y México.
“Me siento más motivado para seguir haciendo lo que hago. Desafiarme a mí mismo, demostrarme que siempre va a ser posible para el que cree, que hay diferentes formas de alcanzar los sueños (...). Todo es posible para el que cree y siempre hay diferentes rutas. A veces la meta no es lineal, pero hay que disfrutar mucho el proceso. Llenarse de convicción y por supuesto de valores de principios, ética, filosofía y cultura; vestiduras que te van a modelar muy bien”, concluyó Reyes.