Amanda Moncada es la misma de siempre; simpática, agradecida y con constantes deseos de aprender de lo que sea. Ha leído mucho sobre nutrición y salud. Su peinado es el usual, sus cabellos están en su lugar aún después de que “le abrieran la cabeza” para realizarle una cirugía. Luego de días de “horror”, la empresaria y experta en moda decidió hablar del complejo proceso que ha vivido con su salud, uno en el que una dolencia ha llevado a otra.
Moncada, de 75 años, salió hace pocos días del hospital, después de haber estado internada por una semana. Al centro médico llegó de emergencia luego de que una cadena de acontecimientos alertara a los especialistas y le dijeran que debía actuar inmediatamente. Ella contó a La Nación todo lo que ha vivido.
Doña Amanda dice que habla desde el amor con la intención de acompañar y de dar ánimo a aquellas personas que se sientan desoladas, que atraviesan situaciones difíciles. Expone su vivencia con el fin de brindar apoyo.
La empresaria describe su experiencia como una montaña rusa, la cual inició con una operación ambulatoria que se realizó para tratar una lesión de su pierna. Ella nunca se había operado, pero por su forma de ser, estaba serena. Pensó que sería algo fácil de resolver. El problema empezó cuando salió del quirófano y se sintió muy mal.
Dice que cometió la equivocación de darle vacaciones a las personas que la ayudan, pues pensó que todo sería muy sencillo (eligió no llamar a sus hijas, siempre trata de resolver todo por sí misma). De repente estaba en su casa, con la pierna inmóvil, malestares, estrés y comenzó a olvidarse de las cosas.
“Como estaba recién operada y tenía la pierna colgada, entré en un proceso de estrés máximo; pasaron cosas que me afectaron. Se me fue la memoria, se me olvidó cómo manejar el teléfono. No me acordaba de ningún número, no podía ver bien el celular”, recuerda.
Cuando se sintió un poco mejor, acudió al geriatra. De inmediato le mandaron a realizar una resonancia magnética que salió alterada. Luego fue con un neurólogo que le dijo que debía de atenderse de inmediato.
Doña Amanda apenas lo asimilaba. Frente a ella había dolencia, no sabía cuál, pero la realidad la colocaba en un escenario que conocía luego de haber cuidado a su fallecido esposo, quien estuvo enfermo durante 10 años.
Se fue para emergencias. En medio de todo, la también conocida Tiktoker se sentía como “en una licuadora” en la que se batían el miedo y la incertidumbre. Pero también la empatía. Estaba en un pasillo de urgencias donde había muchas otras personas viviendo diferentes situaciones, pero al final todas siendo iguales.
“Al estar en ese pasillo, con personas con diferentes males, te ayuda a pensar no solo en uno, sino en que todos somos iguales. Eso comienza a abrirte los ojos del corazón que es lo más importante. En el minuto en el que te dicen que estás mal y enferma es una bomba. En mi caso, que siempre fui tan esforzada con nutrición y ejercicio, la primera lección de Dios es que en esta vida no se tienen los tiquetes de todo”.
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El inicio de todo
Ya en el hospital a Moncada le hicieron una serie de estudios que arrojó que debían realizarle una cirugía en la cabeza para retirarle “una pelotita”.
Esa operación permitió que encontraran “una pelotita” adicional y que era de mayor cuidado.
“Cuando me abrieron la cabeza vieron que tenía algo en el pulmón, encontraron problemas de pulmón que ahorita son lo importante. Todavía no tengo ningún diagnóstico. Hasta que hagamos más estudios podemos saber qué es”, confía.
Doña Amanda recuerda que tuvo durante un tiempo una tos insistente, que ahora asocia al tema de su pulmón. Ella insiste en la necesidad de ir a revisarse. Además, exalta la atención de la Caja Costarricense de Seguro Social, pues como adulta mayor reconoce que el cuidado, para ella y las personas que conoció durante la hospitalización, “ha sido excepcional”.
Se considera afortunada por poder luchar en esta batalla que define como una más de su vida. Lamenta que personas queridas han muerto súbitamente o sufren en otros países porque el seguro que tienen no les cubre la atención.
Como todo ser humano, la experta en moda ha experimentado el miedo. Sin embargo, su forma de ser, la meditación y todo lo que ha estado estudiando en pro de su bienestar, la hacen sentirse tranquila.
“Lo que sea que tenga, es lo que sea. (...). Cuidé a mi marido que tuvo cáncer por 10 años. Cuando me dan la noticia de que algo me pasa pensás en enfermedad, se asocia con lo vivido, pero ese miedo dura una noche, al día siguiente estás en otra etapa. Me da tranquilidad también saber que hoy los procesos de curación son diferentes a los de hace años”.
Por ahora, Moncada no está con ningún tratamiento. Solamente toma una “medicación baja” que le recetaron hace 20 años cuando experimentó una situación con sus pulmones que en su momento le atribuyeron al lupus, enfermedad que en apariencia “no se le despertó”, según le explicaron recientemente.
“Lo peor ahorita es que no sé qué es lo que tengo. Me están estudiando bastante. Sigo con exámenes y meditación. Creo que a través de los estudios voy a enterarme de cosas interesantes. Estoy abierta a lo que venga. Ahora el reto es mental, pienso en mejoría y en ayudar a los doctores siendo buena paciente. Los costarricenses somos benditos con el sistema de salud que tenemos”.
Con el testimonio de su vivencia, y “hablando con la voz del amor”, Amanda Moncada quiere decirle a las personas que atraviesan por situaciones de salud que todas luchan y que ella tampoco tiene nada resuelto.
Hoy ve lo que pasó con su pierna de una manera positiva, creyendo que eso permitió ir por todo este proceso que empezó con una tos.
Doña Amanda, quien cuenta con el apoyo y acompañamiento de su familia, no sabe qué sigue en este camino, pero está preparada para enfrentarlo con su buena actitud de siempre.
“Le doy gracias a Dios por lo que me presenta. Es un paso en el camino del aprendizaje. En momentos que parecen negativos, suceden milagros”.