Con tan solo dos años, Andrea Legarreta tuvo su primer acercamiento con la televisión al participar en un comercial.
Desde entonces, buena parte de la vida de esta actriz y presentadora mexicana ha transcurrido frente a las cámaras, desde su matrimonio con el cantante Erik Rubín, el nacimiento de sus hijas, Mía, de 7 años, y Nina, de 6, entre otros momentos. A ella se le recuerda por su trabajo en telenovelas como
Con la vida en familia, sus prioridades cambiaron. Ser madre y esposa es su razón de ser, por lo que las telenovelas no están, de momento, dentro de sus planes. Legarreta asegura que lo material jamás compraría la alegría que siente en su hogar.
Con altos y bajos, la vida le enseñó lo importante que era pensar las cosas dos veces antes de decirlas.
Atrás quedaron los días en los que era una mujer rebelde, por lo que ahora le da paso a la prudencia.
Tras el anuncio de una nueva temporada del espacio matutino de Televisa,
A sus 40 años, reconoce que ya no permite que le afecte el qué dirán. Al contrario, ahora se centra en el hecho de que sean sus acciones las que demuestren que sigue siendo la misma mujer que inició su carrera en busca de un sueño.
Soy una persona que tiene mucha fe en el proyecto, al que la gente le ha tomado cariño a lo largo de los años. Sé que estamos en muy buenas manos, en esta oportunidad de la mano de la productora Carla Estrada. Es común que estos cambios lleven su tiempo para que sean aceptados por el público, además de que somos un equipo nuevo. Sin embargo, creo que el televidente los recibirá muy bien. Lo importante es lograr acoplarnos.
Creo que uno de ellos será hacer un balance entre el relajo que armamos todos en el set y el ofrecer contenidos de calidad. Esto me parece muy bonito y creo que es lo que la gente busca. Además, el regreso del instructor de yoga, Alejandro Maldonado, por ejemplo, son cosas bien recibidas por el público.
Pues a mí me parece algo lindo y de mucha responsabilidad y eso es digno de agradecerles. Yo creo que la vida se trata de aprovechar las oportunidades y lo he hecho. La madurez y los años te hacen evolucionar de alguna forma y adaptarte. Ahora, aprendo de mis errores y comparto mi experiencia porque sé que este es un aprendizaje que se debe hacer en grupo.
Creo que el darme cuenta de que en la vida siempre se valoran mucho más a las personas genuinas, que no andan con poses, que se divierten y que logran contagiarlo. Mi manera de demostrar esto es siendo responsable con mi carrera.
Sin duda, cuando vives una situación personal difícil y, más allá de lo que se dice en los medios, debes mostrar tu mejor cara, porque a veces la gente está viviendo cosas peores que tú. Ahí es cuando uno tiene que hacer un esfuerzo mayor y enfrentarse a la cámara con la mejor actitud. Yo soy una persona muy sincera en mi vida.
Soy una persona muy honesta y sincera con lo que siento. Sin embargo, cuando eres una persona inmadura no sabes manejar muy bien la sinceridad y eso te pasa la factura. Ahora, a mis 40 años, sé lo importante que es ponerse un filtro en la cabeza y la boca, por lo que dejas de ser visceral. En algún momento, quizá llegué a ser comentarios de muy mala manera y que, a lo mejor, pudieron causar daños. Con el tiempo, esos errores y experiencias, me han hecho dar la información de una forma más cuidadosa y clara que antes.
Eso me ha ayudado mucho a trabajar de una forma distinta, sin dejar de divertirme y sin dejar de ser lo más clara posible en mi forma de pensar. Lo que yo opino o digo no es la verdad absoluta, sino simplemente mi punto de vista.
No es fácil. Lo que pasa es que esta forma de pensar surge cuando van pasando los años, aunque algunos maduramos más rápidamente porque tendemos a equivocarnos mayor cantidad de veces (ríe). En mi caso, han sido muchos años al aire, por lo que he trabajado con distintos jefes que han tenido toda la autoridad profesional para llamarme la atención, regañarme, imponerme un castigo, por así decirlo. Me siento muy bendecida porque no he parado de trabajar y el tener esta continuidad te da la oportunidad de equivocarte más, pero de corregir mucho más y aprender todavía más.
Sí, claro, porque a la final te das cuenta de que lo que parece realmente malo o negativo no lo es. No se trata de fracasos, sino de experiencias que, al final del camino, si lo aplicas de manera positiva, aprendiste algo y valioso. Antes de hacer un comentario, he pensado que podría tener ciertas consecuencias y mi instinto no me ha fallado. Ahora, lo que hago es valorar lo que mi instinto me diga y saber cuándo detenerme.
Fíjate que no. Algo que toda la vida ha sido prioridad es mi familia, mi esposo y mis niñas. Desde que yo era pequeña, mi sueño siempre fue ser mamá y ellas están en una edad en la que yo sé que tengo que estar cerca de ellas. Para hacer una telenovela, me detiene el hecho de estar cerca de ellas, a convivir con ellas y, hasta de pronto, hacer las tareas juntas. Eso es lo importante ahora y tengo que aprovecharlo.
Sin lugar a dudas. El tiempo me ha enseñado que el exceso de trabajo puede traerte cosas buenas en lo profesional, pero negativas en lo personal. La madurez me ha dado la determinación de decir no a muchos trabajos (ríe), lo que ha sido bueno hasta cierto punto. La verdad es que algunos pesos más podrían darme cosas materiales, pero no la satisfacción de compartir mucho con mis hijas.
Lo es todo, junto a mis hijas. La vida me concedió a ese hombre capaz de acompañarme en cada sueño y en cada meta que me propongo. No podría pedir más.