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Hace cuatro años, una de las parejas más admiradas de Hollywood, se separó. Brad Pitt y Angelina Jolie dijeron “no más” a su matrimonio y el 19 de abril del 2019 quedaron legalmente divorciados.
Luego de todo este tiempo, la pareja continúa en una despiadada lucha, en la que incluso, la actriz, de 45 años, dio un golpe bajo al amenazar con irse a vivir a Londres con los seis hijos que tienen en común.
Medios internacionales, entre ellos Us Weekly, informaron que tras las aseveraciones de Jolie, Brad Pitt considera que su exesposa está “yendo demasiado lejos”.
“No queda más opción que luchar ferozmente”, dijo una fuente cercana sobre los comentarios que emitió el actor.
El tema de llevarse a los hijos Maddox (18), Pax (16), Zahara (15), Shiloh (14) y los gemelos Knox y Vivienne, de 10, es solamente el punto álgido de una batalla que se atizó en los últimos días.
“Las persona más afectadas por la maniobra abiertamente estratégica de Jolie son sus hijos”, replicaron los abogado del actor. Será hasta en octubre cuando los padres se enfrenten nuevamente en el juzgado para ver si llegan a un acuerdo; por ahora, Jolie advirtió que podría mudase a Richmond, en el sur de Londres.
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Una persona allegada a Angelina, dijo al diario británico The Mirror que ha considerado ese lugar por su ambiente cultural perfecto para los chicos. Este traslado implicaría que Pitt no los pueda ver por meses; sin embargo, tendría la posibilidad de pasar con ellos tiempos más largos, agregó esa fuente.
Actualmente, Jolie vive en Los Ángeles con sus hijos; sin embargo, antes ha declarado su intención de irse a otro país cuando sus hijos alcanzaran la mayoría de edad.
“Me gustaría vivir en el extranjero y lo haré en cuanto mis hijos tengan 18 años. Por ahora, tengo que tener en cuenta dónde elige vivir su padre. Yo coopero”, escribió en una columna de la revista Harper’s Bazaar, replica El País de España.
Por ahora, la pareja tiene una custodia temporal compartida. No obstante, Jolie ha mantenido su postura de tener la custodia única alegando que su exesposo tiene problemas de alcoholismo.
Según El País, las asperezas se han limado en el último año gracias a que los padres han asistido a terapia familiar y ello ha permitido un poco de normalidad, al punto de lograr la convivencia, lo que era imposible hace un tiempo.
