Deykel Palmer Chaves, de 19 años, se enfrentó al racismo desde su niñez.
Dos episodios la marcaron e hirieron, aunque después todo se tornó en empoderamiento. Gracias a las palabras de su madre Stephanie Chaves, comprendió su valor y la belleza de su color de piel y rasgos físicos. Hoy, la candidata de Miss Costa Rica tiene definido el mensaje que quiere compartir y el proyecto social en el que trabajará si es electa.
Deykel rememora que una vez llegó a las clases de educación física del kínder con una camisa que tenía estampado un monito. Una compañera le dijo que ella era igual al animal. Años más tarde, una prima le dijo que su nariz parecía “la de un chancho”.
Al hablar de aquello que ha marcado su vida, Deykel confía que ser una mujer negra es lo que la ha convertido en la persona que es hoy, una que desde temprana edad veía un trato diferenciado. Por eso que está decidida a educar sobre su cultura y el racismo que continúa presente en la sociedad.
“Desde pequeña, mi mamá me enseñó a sentirme orgullosa de mi color de piel y cabello. Era difícil porque era la única mujer negra en el kínder, la escuela y el colegio. Siempre recibí un trato diferente. Recibí bullying, llegaba llorando a mi casa. La vez que mi compañera me dijo que me parecía al mono de mi camisa, solo lloré. Mi mamá es una mujer blanca y siempre estuvo para mí. Ella fue a cortar todo de raíz al kínder esa vez”, contó Palmer, quien es la única candidata afrodescendiente de Miss Costa Rica 2023.
Actualmente, Deykel trabaja como telefonista y estudia arquitectura. Miss Costa Rica es su primer certamen de belleza, aunque las pasarelas no le son desconocidas: antes ha participado como modelo en desfiles de Costa Rica Fashion Week.
A partir de sus vivencias, Deykel ha empoderado a sus dos hermanas menores. Cuenta que cuando estaba en quinto grado se alació su cabello porque quería “meterse en el papel de una mujer blanca”. Un año después se lo cortó completamente y quedó con “un mini afro”. En ese momento se sintió orgullosa de quien era: de su piel, de su cabello y de la nariz que muchas veces no quiso.
“Cuando me empecé a sentir bien con mi cabello afro, recuerdo que mi abuelo, un hombre negro, me decía que estaba despeinada. Ahora empodero a mis hermanas. Tengo una tía, mayor que mi papá, que siempre ha sido activista de movimientos afros, ha escrito poemas y ha promovido a Limón y su cultura”.
El ejemplo de su tía ha inspirado a Deykel y ahora que es parte de Miss Costa Rica quiere utilizar su plataforma para hablar de aquellas cosas que están normalizadas como los microracismos (ejemplos: asumir que todas las personas negras son de Limón, usar términos como ‘trabajar como negro’, entre otros). Se declara una “activista afro”.
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A partir de todo esto, Deykel aspira a ofrecer charlas educativas y expresar lo que siente.
“Me gusta decir que soy una mujer negra y que me siento bien con mi piel y cabello”.
Su historia
Deykel Palmer Chaves nació en Alajuelita, al sur de San José, y tiene raíces limonenses por parte de su padre. El Caribe, dice, siempre ha estado presente. Desde muy joven pensó en hacer la diferencia y separarse de “los estereotipos en los que se han encasillado ambos lugares”.
“Crecí con el pensamiento de querer salir adelante. Mi papá me enseñó a trabajar y que los idiomas eran importantes. Me metió a curso de inglés. Así aprendí el idioma. Siempre fui muy independiente. Al salir del colegio quería un año sabático. Mi papá me dijo que debía estudiar. Elegí arquitectura, ya llevo tres años. Cuando cumplí 18 me dijo: ‘te voy a pagar el primer año’. A los 18 tenía que tener trabajo y pagarme la carrera. Así empecé mi trabajo y hasta me independicé”.
Además de arquitectura, Deykel cursa portugués, estudios que pausó para enfocarse en el concurso y continuar con su trabajo, donde le ayudaron con el horario.
“Estoy agradecida con mis empleadores, sigo trabajando. La rutina es cansada, pero necesito suplirme económicamente. Me independicé y me pago todo”.
Corona con propósito
Deykel quiere ser Miss Costa Rica para promover un cambio más allá que “solo verse bonita”, asegura. Resalta que le gusta mucho que Miss Universo resalta la esencia de las mujeres.
“No quiero ser alguien que se forma según lo que se espera que sea, mi prioridad es ser genuina. No me veo repitiendo patrones. Quiero hacer un cambio y poder enseñarle algo a las personas”.
De coronarse, la prioridad de Deykel sería educar a las personas acerca de su cultura y del racismo presente en la sociedad.
“Estoy agradecida con mi familia por haberme inculcado sentirme orgullosa de lo que soy. No es algo que viene naturalmente. Hay personas a las que hacen sentirse avergonzadas por su color de piel y cultura. Quiero transmitir ese orgullo y educar a las personas sobre mi cultura, cabello y piel”.
Este miércoles 16 de agosto, Deykel competirá en la final de Miss Costa Rica. Se lleve la corona o no, su propósito está definido.
Espere en los próximos días las historias de las otras candidatas que sueñan con la corona de Miss Costa Rica.
Créditos de fotos
Calzado: Daniel del Barco
Trajes de Baño: Makalos Bikinis
Locación: Hotel Sheraton
Trajes de Noche: Valesky