Barrer, levantar algo del piso y sostener el celular con firmeza son tres cosas que de un día para otro Carolina Paniagua no puede hacer, al menos no con la facilidad de antes. Teme salir sola de su casa y que algo le pase, por lo que evita a toda costa hacerlo.
Un derrame cerebral provocó que la vocalista de Taboga Band perdiera la movilidad en la parte derecha de su cuerpo, afectando específicamente su boca, el brazo y la pierna.
Los últimos meses han sido una constante prueba para la intérprete de 34 años a nivel físico, emocional y espiritual; sin embargo, la recuperación ha sido favorable y eso es lo que le da tranquilidad.
Todo comenzó hace aproximadamente cinco meses, cuando fue al hospital porque desde hacía varios días atrás tenía presión alta. Tras un chequeo rápido la enviaron de vuelta a su casa. Su condición no mejoró y dos días después ya no podía hablar.
“La voz estaba trabada, la lengua también; y cuando yo me desperté ya estaba en el hospital. No podía hablar, trataba de mover el lado derecho de mi cuerpo y no podía, y fue porque me dio un derrame cerebral. Estuve internada 10 días en el hospital Calderón Guardia porque los médicos decían que me tenían que operar y me tenían monitoreada. Sin embargo, cuando compararon el primer tac que me hicieron y la última resonancia, eran de dos personas diferentes y el trombo se había disuelto, entonces fue un problema más funcional que orgánico”, recuerda.
Recuerda que el médico que la atendió era ateo y le reprochaba de forma vehemente que ella le agradeciera a su Dios por permitirle despertar y continuar luchando por su vida. No obstante, cuando vio los resultados de ambos estudios, le dijo que continuara con su fe porque no la iban a tener que operar.
A partir de allí la cantante comenzó un intenso y duro proceso de recuperación que hasta la fecha continúa, el cual está marcado por el esfuerzo, la disciplina y la buena actitud.
“El doctor me dijo: ‘Yo no conozco una persona como usted, que lleve una recuperación tan avanzada’ pero es que yo estudié Terapia del Lenguaje, entonces desde el día uno yo empecé terapias, yo misma me hacía mis terapias o llamaba a colegas. También empecé a pagar terapias por fuera porque a mí lo que más me desespera en esta vida es esperar, y eso ayuda mucho a regenerar y a no esperar a que se atrofie”, detalla.
Y aunque reconoce que es una mujer positiva y que se esfuerza porque su recuperación sea rápida, ha tenido momentos de mucho temor y angustia. Incluso se ha sentido deprimida.
“Me he sentido inútil, impotente y con depresión, y siempre he sido muy emprendedora pero esa parte de querer hacer las cosas pero no saber cómo, es lo que a uno lo traba. Yo soy muy independiente, a mí me gusta trabajar, me gusta servir, pero llega un momento en el que no puedes hacer nada, porque de un momento a otro uno se queda de brazos cruzados y se convierte en una lucha constante. Ahora yo no puedo decir que quiero comprarme una blusa, porque primero tengo que pagar la terapia.
“Y definitivamente creo que creerle a Dios es lo único que me ha sostenido, porque esto es de volverse loco. Después de tener tres trabajos a estar incapacitado en una cama es muy difícil, porque a mí me llaman para un trabajo y ya tengo que decir que no, porque primero está mi salud. Entonces es un proceso espiritual, emocional, físico y mental, de acomodar las piezas en el rompecabezas que Dios quería armar para mi vida. Yo creo que esto es un estate quieto para organizar ese rompecabezas”, explica.
Mujer de fe
Carolina afirma que sueña no solo con ser la de antes, sino mejor. Sin embargo, sabe que el proceso de recuperación es lento y requiere de paciencia, muchas terapia y esfuerzo. Y ella está dispuesta a todo con tal de sentirse mejor.
Actualmente, la ramonense recibe terapia física de día por medio y los jueves una más de terapia del lenguaje, además de los ejercicios que ella misma se hace. Gracias a estas, ya puede hablar más, también puede caminar con ayuda de un bastón y ya mueve mejor su brazo.
“Puedo decir que estoy a un 70% o un 85% de como estaba en setiembre, ya me puedo mover aunque sí camino con bastón, porque se me cansa muy rápido el músculo y me empieza a temblar todo, pero al principio no podía hacer nada de eso. Ahora retengo más las cosas, pero no puedo hacer la fuerza de agarrar algo porque se me cae y eso es en lo que estoy trabajando ahora. Las terapias han sido muy fuertes, muy intensivas y yo creo que la fe es lo que me ha ayudado a seguir adelante”, afirma.
Su hermana, Grettel Paniagua, es quien la ha acompañado en todo el proceso y le ha ayudado en la recuperación.
Como toda experiencia en la vida, esta situación le ha dejado muchas enseñanzas y son las que ahora entiende que le han permitido ver más allá del ritmo de vida tan acelerado que llevaba antes, cuando tenía tres trabajos.
De hecho ahora, con calma, puede entender que esta situación llegó tras meses de mucha incertidumbre, por no poder trabajar como antes, por no tener conciertos y a su vez cargar con el duelo de su mamá y su papá, quienes fallecieron en el 2019 y el 2020, respectivamente.
“Esto me ha enseñado a vivir cada segundo, a no quebrantar mi fe que ha sido una de las más duras, porque uno se enoja con Dios y a veces uno quisiera mandar todo por un tubo, pero vivir cada segundo es un regalo de Dios. Ahora yo me despierto y digo: ‘la vida es un segundo’, y lo veo con mi mamá y mi papá pero así es la vida y que final han habido amigos y personas que se han ido y que han fallado pero él es el único que no.
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“También he descubierto que yo soy más fuerte de lo que creía, porque aunque la gente uno le dice: ´usted es una guerrera’, ‘usted es muy fuerte y valiente’, uno no se lo cree, porque la gente lo ve a uno pero no sabe cómo uno se siente, porque por dentro tal vez uno anda fatal”, asegura.
Por ejemplo, detalla que el día después del funeral de sus papás ella tenía concierto y salió a cantar junto a Taboga Band, agrupación a la que pertenece desde hace 13 años, y aunque lucía sonriente sobre el escenario, solamente quería llorar.
De una u otra forma esta era su terapia.
“No importaba el problema personal o si estaba enferma, aún así yo me iba a cantar, porque era parte de mi terapia, porque cuando uno sube a un escenario y canta, es como que uno se dopa. Pero llegó un momento en el que Dios me dijo ‘vas muy deprisa y hay que parar’ y esta fue la forma en que me frenó , pero yo sigo avanzando: he subido de peso, me manejo mejor sola.
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Posted by Tips Al Aire on Wednesday, December 16, 2020
“Aunque hay cosas que definitivamente no puedo hacer como sacar la ropa de la lavadora y cuando hay mucha bulla me siento con el cerebro cansado y me empieza el dolor de cabeza; a veces me quemó cocinando pero lo hago y he hablado con la psicóloga, la psiquiatra y el doctor que yo puedo llegar a ser mejor que antes, pero ya no puedo seguir los mismo roles que tenía antes porque el cuerpo no queda igual, entonces tengo que ir poco a poco”, relata.
Pese a que perdió la movilidad en la boca, la artista oriunda de San Ramón comenta que sigue cantando y afirma que incluso ahora canta mejor de lo que habla.
De hecho, en estos meses compuso el tema musical Ave fénix, y que relata, de una u otra forma, la experiencia que ha vivido desde finales de agosto del año anterior y espera poder estrenarla muy pronto.
En estos meses también ha aprendido que las oportunidades no dejan de llegar y que siempre se puede reinventar. Ahora vende chiles empacados en diferentes presentaciones y con eso se ayuda para los gastos; también le brinda servicios de vocería a una empresa y lidera su proyecto Tips al aire, un programa que transmite en sus redes sociales.
Sobre el futuro no piensa demasiado y prefiere vivir el día a día esforzándose para poder recuperar la movilidad. Al final, su motivación es tener la salud necesaria para salir adelante, como siempre lo ha hecho.