En una divertida, singular y reveladora jornada, la revista Sabores se metió hasta lo más íntimo de la cocina presidencial tica y, entre risas y ricos aromas, comprobó los talentos y gustos culinarios del mandatario Carlos Alvarado, su esposa Claudia Dobles y su hijo Gabriel.
Alvarado, quien desde el 8 de mayo lleva el peso de la nación en sus espaldas, se olvidó por unas horas del plan fiscal, la huelga y la Sala IV, y se puso el delantal como todo un chef británico.
Un desayuno inglés fue el platillo que preparó el mandatario y su esposa, luciéndose para la sección ¿Qué está cocinando?, de la remozada revista.
“La sección es nueva y forma parte de un refrescamiento de la publicación. La primera edición con este apartado sale en enero próximo, por lo que quisimos que los primeros invitados fueran el presidente y su familia”, comentó Juan Zúñiga, gerente de Sabores.
“Entonces vamos a ver qué es lo que cotidianamente cocina en la casa, lo que le gusta comer tanto a él como a su familia”, añadió Zúñiga.
Por eso, además del suculento desayuno, su hijo puso manos a la obra para preparar unas ricas galletas de chocolate, bañadas en pequeños confites.
Manos al sartén.
El primer chef de la velada fue Gabriel. Bajo la guía de sus padres y sin ninguna duda de lo que hacía, el niño fue mezclando la harina y el chocolate, pero en un instante toda su atención se posó en la mantequilla.
“Es que le encanta la mantequilla”, dijo la primera dama.
“A veces, en el desayuno, abrimos el recipiente donde está la mantequilla y vemos un dedillo medio raro que se marca. Ya sabemos quién es”, agregó la primera dama entre risas.
Esa fue apenas la primera revelación de la noche, pues en el momento de pelar la cebolla, el chile y los ajos, salieron a flote varias intimidades de la pareja presidencial.
¿A qué hora cenan?, ¿dónde desayunan? y ¿quién cocina? fueron parte de las preguntas que encontraron respuestas en la boca de sus protagonistas.
“Por lo general tenemos un acuerdo. Yo cocino y Claudia limpia”, confesó Carlos.
“El problema es que limpia como dos días después”, agregó en tono de broma.
La realidad es, según Claudia, el caos que queda en la cocina después de que el presidente prepara la comida.
“Cocina rico sí. El problema es que la cocina queda intervenida completamente”, dijo ella.
Entre tiernos abrazos y sonrisas de la pareja –además de la infaltable evaluación de Gabriel de todos los platos–, transcurrió la singular velada.
Si desea conocer todos los detalles de este encuentro culinario adquiera Sabores en su número del mes de enero.