Coco Roper, en las últimas semanas, ha experimentado un intenso dolor en su vida diaria. Le resulta difícil comer adecuadamente, y algo tan simple como estirarse le causa demasiadas molestias. Esto se debe a que los tubos que tiene en su sistema digestivo, encargados del proceso digestivo y de sus necesidades, no están funcionando correctamente. Aunque estos tubos se le cambiaron hace dos meses, ahora ya no cumplen su función, mientras que para la mayoría de las personas, el procedimiento les proporciona alivio durante al menos seis meses.
Coco compartió, en su cuenta de Instagram, que sus médicos le han recomendado someterse a una nueva cirugía. Sin embargo, esta intervención es peligrosa y experimental. Aunque ha estado lidiando con esta situación, ya que no desea pasar nuevamente por una sala de operaciones, afirma que se preparará para llevarla a cabo como último recurso, con el fin de prolongar su vida por un tiempo más.
“¿Qué está pasando? Se sabe que hace mes y medio tuve la cirugía y no se pudo terminar, esta cirugía me ha quitado opciones en términos de longitud de vida, de qué va a pasar cuando los tubos que tengo no funcionen, que es un hecho que va a pasar. “Esta cirugía ocasionó muchos problemas con el tejido que hay dentro del cuerpo, estuvieron muchas horas quitándolo, pero también causaron daño y el tema de la infección ha ocasionado que haya más tejido. He estado sintiendo demasiado dolor al comer, me iban a arreglar uno de los problemas más grandes que tengo que es que la comida no pasa porque se hace un nudo, eso me causa demasiado dolor o cuando estoy en diferentes posiciones, por ejemplo si me estiro”, contó en un en vivo que hizo en Instagram.
“La persona normal tiene los tubos que tengo a largo plazo, ya sea por tiempos, pero esa no es opción para mí, ¿qué es lo que pasa? Que ellos no me están aguantando lo que deberían. “Lo más que aguanto son tres o cuatro meses cuando para otros duran seis meses. Ya van siete semanas desde que me los cambiaron y no están funcionando, los tubos y los riñones son diferentes, en 10 semanas me tienen que cambiar el tubo, entonces más daño se le hace a los riñones por estar metiendo y sacando los tubos, necesitamos cambiarlos antes de que llegue la infección porque después cuesta más la cicatrización y se le causa un daño irreparable”, contó.
La operación es complicada, pero necesaria.
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“La cambiadera de tubos es parte de lo que tiene que ser mi vida, pero como no me están funcionando tan bien, luego de la cirugía salió la idea de hacer un transplante de mi propio riñón, no hay forma de hacer uno externo”, dijo Roper.
Coco agregó que ya está iniciando los preparativos para ese transplante, aunque no quiere decir que se lo harán pronto.
“Cuando los doctores me digan que ya no pueden cambiar los tubos, puedo optar por este último intento, es experimental, muy pocos doctores la hacen y puede que ni el seguro me la cubra”, dijo.
Afirmó que tiene claro que ese procedimiento puede costarle la vida.
“Prefiero estar con el dolor que tengo, que meterme a otra cirugía experimental en donde me pueda costar la vida, no quiero sacrificar el tiempo en que pueda estar bien, pero tampoco puedo ignorar que tengo que estar preparada para cuando llegue el día”.