Daniel del Barco, el hombre de mundo, el viajero incansable, el diseñador de los zapatos que calzan a Miss Costa Rica y quien también crea para amas de casa, hoy tiene una forma distinta de ver la vida luego de experimentar el temor de perderla. El hombre que habla hoy es un sobreviviente luego de ganarle la batalla al cáncer.
“No quise hacerlo público antes porque cuando decimos cáncer es sinónimo de muerte y no quise matarme en vida”, confió a La Nación. Sin embargo, cuando el diagnóstico llegó dice que vio pasar la película de su vida y tuvo mucho temor.
Hoy, Daniel del Barco decide contar lo que vivió porque cree que con su testimonio puede impactar la vida de otras personas.
“A mis 59 años, a como me siento hoy, puedo decir que soy un sobreviviente de cáncer de piel”.
Luego de que todas sus emociones se removieron y mientras espera a que su nariz sane luego de una cirugía reconstructiva en la que retiraron las células cancerosas, Daniel del Barco habló del proceso que ha vivido luego de que una biopsia alertara que él tenía cáncer.
La noticia
La primera gran lección que el diseñador quiere compartir es que cuando se habla de cáncer de piel no es solamente en el momento en el que un lunar experimenta cambios. En su caso todo inició con “un barrito” que por su habitual vanidad le empezó a incomodar.
Era solamente un puntito en el tabique, se lo retiró y detalla que se le hizo como un hueco.
“Esto se convirtió en una espinilla con costrita. Me la quité con el dedo pensando que hasta ahí llegó el asunto. Para mi sorpresa se me volvió a hacer pero más grande, me la volví a quitar y se volvió a hacer. Decidí no tocarlo porque pensé que por estarla tocando es que se hacía”.
Del Barco cuenta que en un “acto de inocencia” decidió consultar con la conocida doctora Vanessa Fumero. “Lo hice más por vanidad que por salud”, detalló.
El empresario no se imaginaba lo que se venía para su vida. Fumero le dijo que ella no solo le retiraría la supuesta “espinilla” sino que, además, la mandaría a biopsiar porque era un cuerno cutáneo, una lesión premaligna.
El resultado tardaba una semana, según Daniel, y aquellos fueron los días más largos que ha vivido. La llamada de la doctora llegó, pero ella necesitaba hablarle en persona.
“Me asusté. Sabía que era para decirme algo serio y efectivamente fue así. Me dice: ‘Es positiva, tenés un carcinoma basocelular, un cáncer de piel”.
Tras recibir la noticia, Daniel del Barco sintió cómo pasaba “una película de su vida”. Pensó en su mamá, en la familia, en el trabajo. Lo que sintió no se lo desea a nadie.
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“Nadie quiere escuchar que tiene un diagnóstico de cáncer”.
En medio de la conmoción, la doctora le explicó que de si bien era cáncer, ese no era “tan malo” porque se estaba detectando a tiempo.
“No hace metástasis y con solo hacer una cirugía de Mohs (en la que se extraen varias capas de piel) el tejido afectado se retira y hasta ahí llega”.
La cirugía se realizó el 30 de setiembre y tardó más de lo usual. Del Barco cuenta que en la sala estaban la dermatóloga, el cirujano plástico y un patólogo, quien es el encargado de revisar que en la piel ya no queden células cancerosas.
El procedimiento fue invasivo y tuvieron que retirarle la piel tres veces.
“Te quitan toda la piel afectada, desde arriba hasta abajo. No es que escarban, es como si hicieran un hueco a una naranja. Queda un hueco importante. Luego el cirujano hace una reconstrucción desde el punto de vista de cirugía reconstructiva”, contó.
Prevención
Del Barco, quien se mantiene en control médico, comentó que en su caso lo positivo es que al retirar el cáncer desaparece y él tiene toda la fe de que células cancerosas no se presenten más. Destaca y agradece que se lo detectaran a tiempo, pues en ocasiones el cáncer puede llegar al hueso y en ese caso tendrían que haberle aplicado radioterapia. Con solo la cirugía, él ya dejó lo peor atrás.
“En mi nariz ya no hay cáncer. Pido a Dios que no se hagan más células cancerosas”.
Daniel habla de lo que vivió porque quiere motivar a las personas a prevenir, a cuidarse y no exponerse al sol. La lesión que a él se le presenta tiene que ver con el impacto solar.
“Mi principal mensaje es para que la sociedad entienda la necesidad de prevenir, de usar bloqueador hasta cuando llueve, para estar frente a la computadora o debajo de las luces de oficina. Si se va a estar expuesto al sol hay que andar manga larga, usar lentes oscuros. En este país los rayos pegan perpendicularmente y tenemos horas de sol muy extensas”.
Del Barco cuenta que él usa bloqueador solar desde hace 15 años (este debe replicarse cada dos o tres horas, según recomiendan los expertos en dermatología); sin embargo, también reconoce haber sido parte de esa generación que se ponían al sol para “agarrar color” y competían por ver quién se quemaba más rápido.
“Nos bronceábamos con aceite de coco, Coca Cola o aceleradores para quemarnos. No recuerdo que existieran bloqueadores. Lo que se hacía era una estupidez y uno no entendía. Es importante aplicar el protector solar, porque el llamado cáncer de sol es prevenible y podemos protegernos. Hay que tomar conciencia”.
Cambio de perspectiva
Han pasado menos de dos meses desde que todo cambió para Daniel del Barco. Hoy vive más agradecido con Dios y con la oportunidad de vida que le sigue dando. Valora el presente y todos esos momentos que se tiende a creer van a estar para siempre como abrazar a su mamá, ver un atardecer, compartir con su sobrina o agradecerle a la persona que lleva el periódico a su casa.
Él, un emprendedor acostumbrado a luchar y lograr sus metas, vio cómo la vida le dijo que se detuviera; se sintió vulnerable, frágil y le pidió a Dios que hiciera su voluntad.
“Luego de una situación como esta uno se queda como ‘¿y ahora qué sigue?’ No queda más que tener fe y llenarse de energía positiva porque el mañana nadie lo tiene seguro”.
Actualmente, Daniel acude una vez a la semana para que el cirujano revise su nariz que va sanando, la herida se está cerrando.
“La cicatriz por un tumor siempre será fea, pero a mí me quedará como una medalla de esta batalla”, afirmó.