El presidente de Estados Unidos, una vez, más, se encuentra envuelto en un escándalo sexual. Según el último reportaje de Ronan Farrow para The New Yorker, el político se involucró en grandes esfuerzos para cubrir sus huellas de las múltiples relaciones extramaritales.
Su artículo, llamado “Donald Trump, una modelo de Playboy y un sistema para ocultar la infidelidad” fue publicado este viernes. Cuenta todos los detalles obtenidos en primera mano por Karen McDougal, una ex Playmate of the Year, en la que aparentemenet habría existido una relación consensuada de la modelo tuvo con el actual presidente antes de ser electo.
La Casa Blanca calificó el informe como “noticias falsas”, como ha sido su respuesta automática hacia noticias comprometedoras.
Farrow, periodista que publicó por primera vez sobre los masivos casos de abuso y acoso sexual que involucraban al productor de cine, Harvey Weinstein, obtuvo una carta de ocho páginas escrita por McDougal por medio de un amigo de la modelo. Ella confirmó que en efecto, era su letra.
“La historia puede atraer la atención no por la revelación de que el presidente Trump estuvo involucrado en una aventura antes de ser elegido para la presidencia, sino por la presentación de detalles de cómo mantuvo esas relaciones tranquilas y cómo intentó comprar el silencio de las mujeres con a quien él interactuó”, informó Variety.
Un elemento clave para entender estos esfuerzos, según la publicación, es la estrecha relación que Trump tuvo con American Media, Inc., empresa editora del National Enquirer. Este medio de tabloides le pagó a McDougal $150,000 por los derechos exclusivos de la historia de su aventura con Trump, pero la noticia nunca llegó a publicarse.
Además, la compañía le ofreció a McDougal una columna de fitness, y según la publicación, se acercó nuevamente a McDougal para extender su acuerdo, luego de que se conociera la noticia de Stormy Daniels (actriz porno), había recibido dinero para no hablar públicamente sobre su supuesto romance con el presidente.
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“Me quitó mis derechos”, le dijo McDougal a Farrow, según Variety. “En este punto, siento que no puedo hablar de nada sin meterme en problemas, porque no sé de lo que se me permite hablar. Tengo miedo incluso de mencionar su nombre”.
American Media, Inc. no tardó en responder. Este viernes, en un comunicado aseguraron que la sugerencia de The New Yorker y Ronan Farrow de que AMI se involucra en cualquier práctica que le permita tener influencia sobre el presidente “es ridícula”.
Durante la supuesta aventura, Trump estaba obsesionado con sus logros, le enviaba artículos favorables a McDougal sobre sus negocios y la llenaba de mercadería de sus campos de golf, según se lee en la publicación de Farrow.
La relación con McDougal terminó en abril del 2007. Trump estuvo casado con su actual esposa, Melania, durante todo el tiempo.
Las supuestas infidelidades de Trump han sido de conocimiento público durante años, y su relación con AMI y su jefe David Pecker también ha sido protagonista de varios artículos.
“Pero la historia de Farrow implica que el Enquirer funcionó como una verdadera estafa de protección para el presidente”, agregó Variety. “Jerry George, un ex editor senior de AMI, le dijo a The New Yorker que la compañía nunca publicó nada sobre Trump sin su aprobación”.