Hasta la casa del exmandatario y Premio Nobel de la Paz, Óscar Arias y su esposa, Suzanne Fischel, llegó el contagioso y mundialmente famoso tema Gangnam Style , del surcoreano PSY.
Según relatos de algunos invitados, esta canción provocó que los más jóvenes se tiraran a pista, fenómeno que se ha repetido con millones de personas alrededor del mundo... y de diferentes edades.
A la ceremonia fueron invitadas cerca de 80 personas, entre familiares y amigos, entre ellos la exministra de Salud, María Luisa Ávila; la Defensora de los Habitantes, Ofelia Taitelbaum, y el hermano del esposo, Rodrigo Arias.
Consultados sobre la boda del dos veces presidente de la República con su novia de tres años, las dos primeras tuvieron palabras dulces y cariñosas para los ahora esposos.
También hicieron hincapié en detalles como el vestido –diseñado por la costarricense Sonia Chang–, el sabor y presentación de la comida, la música y la decoración.
Los medios de prensa no tuvieron acceso a la actividad, y únicamente consignaron lo que ocurría en los alrededores de la casa.
Fue hasta este domingo en la tarde cuando la pareja autorizó el envío de un paquete de cinco fotografías, únicamente de ellos dos en diferentes momentos.
“Ambos no se imaginaron que habría tanto interés en la boda y más bien pensaron que pasaría inadvertida”, confesó Michelle Mora, organizadora de la actividad.
Detalles. Entre los detalles que revelaron los invitados, destacan la puntualidad de los asistentes, quienes estuvieron citados para que llegaran antes de las 8:30 p. m.
Desde las 7:45 p. m., los amigos y familiares de los ahora esposos hicieron su arribo a la casa enfundados en elegantes trajes y vestidos de colores negro, plata, rojo y morado, entre otros, en medio de un riguroso dispositivo de seguridad.
La ceremonia civil (ambos son divorciados) estuvo a cargo del abogado David Arturo Campos, y los testigos de honor fueron Álvaro Carballo (amigo de Fischel) y Ana María Herrera (amiga de Arias).
Después del intercambio de votos, vino el baile de rigor de los esposos al compás de un cuarteto; después, el momento de la cena, que estuvo a cargo del hotel Marriott.
Al filo de la medianoche comenzó el bailongo, en el que predominaron el paso doble y los ritmos tropicales. “Sí, bailé bastante, aunque no sea la mas bailarina del mundo”, exclamó Ávila, ayer en la tarde. La exministra contó, además, que salió de la actividad poco antes de las 2 a. m. “derechito a la cama”.
Otra que no perdió oportunidad fue la Defensora, aunque, por sus palabras, quedó con ganas de bailar. “Me hubiera encantado bailar más pero el compañero se me cansó”. relató Taitelbaum.
La actividad se extendió hasta poco antes de las 2 a. m., cuando fueron encendidas todas las luces de la casa y el personal del hotel recogió los implementos.