Nadie duda de la fortaleza que tiene la reina Isabel II como soberana del Reino Unido, a sus 93 años. Ella sería, definitivamente, la Dama de Hierro, si Margaret Thatcher no se hubiera apropiado primero de ese apodo cuando fue la primera ministra de ese país de 1979 a 1990.
Hoy, es un símbolo de poder que parece indestructible y que ha protegido a la corona británica de todo tipo de escándalos por casi 70 años: desde las rabietas de su hermana Margarita en los años 50; pasando por las infidelidades del príncipe Carlos y el deseo de venganza de Lady D en los 90, hasta el reciente retiro de Meghan Markle y el Príncipe Enrique de la realeza.
Sin embargo, esos escándalos parecen insignificantes cuando se reveló que su hijo preferido, el príncipe Andrés, duque de York, podría estar vinculado con el tráfico sexual de menores debido a su cercana y hasta extraña relación con el magnate Jeffrey Epstein.
Epstein, quien muchos recuerdan como un popular financiero estadounidense que constantemente se relacionaba con presidentes, personajes de la farándula y, por supuesto, miembros de la realeza, se suicidó en una prisión federal de Manhattan en agosto del año pasado cuando fue acusado por tráfico y explotación sexual de menores.
Su muerte dejó una estela de dudas sobre su ilícito negocio y las personalidades y políticos que pudieron haber estado involucrados.
Aunque el príncipe Andrés ha dicho en innumerables ocasiones que no “eran tan amigos”, fotos, videos y testimonios muestran una cercanía muy particular con el popular magnate.
Precisamente, este miércoles 19 de febrero, Andrés cumplió 60 años, y a diferencia de cuando celebró sus 50 hace una década con una gran fiesta, en esta ocasión lo hace con un perfil muy bajo, caído en desgracia e inmerso en una crisis que pone en peligro todo el legado por el que su madre ha trabajado sin descanso.
No solo fue obligado a retirarse de sus compromisos públicos, una noticia humillante y rarísima para un miembro de la familia real del calibre de Andrés, sino que se tomó la decisión de retrasar su ascenso como almirante de la Armada Real, algo que esperaba con ansias al cumplir seis décadas.
Pero eso no es todo: El País de España reveló en el propio día de su cumpleaños, que el duque se ha visto “salpicado —esta vez de modo indirecto— por otro asunto igual de turbio”.
Se trata de otro de sus amigos, el millonario magnate de la moda canadiense, Peter Nygard, a quien se le señala de haber “embaucado a ‘niñas y mujeres jóvenes, impresionables y a menudo en situación de pobreza’ con la promesa de dinero y una carrera prometedora como modelos. Las llevaba a su mansión de las Bahamas, donde abusaba sexualmente de ellas”, reveló el medio español.
La noticia tuvo consecuencias de inmediato: algunos ayuntamientos del Reino Unido no quisieron izar la Union Jack (la bandera aspada, blanca, azul y roja) en sus edificios para conmemorar el cumpleaños de Andrés. “Nadie va a hacer eso y no creo que sea apropiado”, dijo el alcalde de Liverpool, Joe Anderson a El País.
El capítulo más bochornoso de toda esta situación se dio el 19 de noviembre del año pasado cuando el duque de York fue entrevistado por la periodista Emily Maitlis, de la BBC.
El duque no solo tartamudeaba y se notaba visiblemente nervioso antes los cuestionamientos de la periodista, sino que se mostró completamente apático ante las víctimas sexuales de Epstein.
Además, con un simple y seco “no me acuerdo” trató de justificar los videos y fotografías que ponen en evidencia una estrecha amistad con el magnate norteamericano, a pesar de que Andrés se empeña en negarlo.
Incluso, aseguró que nunca había conocido a Virginia Roberts, la mujer que lo acusa de abusos sexuales cuando era una menor de edad, aunque durante la entrevista nunca admitió que la foto con la cual se le vincula a ella era falsa o un montaje para perjudicarlo.
“Él sabe lo que pasó, yo sé lo que pasó y solo uno de los dos está diciendo la verdad”, dijo Roberts cuando fue entrevistada también por la BBC. “Un miembro de la familia real había abusado de mí. Fueron momentos muy difíciles”, relató, mientras lloraba.
Apoyo de la reina
Por más increíble que parezca, y conociendo la actitud de la reina Isabel II ante este tipo de cuestionamientos, ha sido la única de la familia real que le ha mostrado su apoyo públicamente, eso sí, antes de más reciente escándalo, que se decantó en las últimas horas.
En la Navidad pasada estuvo junto a él en un servicio religioso en su residencia de Sandringham y luego, este 7 de febrero, a pedido de la reina Andrés fue a la residencia del embajador chino para mostrar el apoyo del Palacio al Gobierno de Beijing, en su lucha contra la epidemia del coronavirus.
Muy diferente ha sido la actitud de Carlos, su hermano mayor, quien podría estar a punto de asumir el trono a sus 71 años. Primero, ha sido evidente el distanciamiento entre los hermanos en eventos públicos, además de que fue Carlos quien presionó para que Andrés dejara de lado su vida pública, el año pasado, luego de que se diera a conocer su cercanía con Jeffrey Epstein.
El hijo menor de Carlos y sobrino de Andrés, Enrique, quien recientemente decidió apartarse de sus obligaciones como miembro real, anunció que no volverá a Inglaterra ni siquiera para celebrar junto a su familia los 60 años de su tío. Una decisión que, para muchos, se debe a los cuestionamientos que le hacen al duque.
Aún así, lo que no faltará en la celebración de cumpleaños del príncipe Andrés será el sonido que emitan las campanas de la Abadía de Westminster. Esa será la manera en la que su madre, la reina Isabel II, recordará el nacimiento de su hijo y será otra de las señales de que, pase lo que pase, Andrés siempre será su hijo predilecto.