El actor costarricense Gary Centeno brilló en la tercera temporada de Top Chef VIP, el famoso reality de gastronomía de Telemundo. Si bien el tico no ganó la competencia, pues quedó eliminado en la semifinal, afirma con seguridad y orgullo que su objetivo se cumplió: exponer la gastronomía costarricense ante el mundo para que más personas lo conocieran.
Además, Centeno destaca que no le fue nada mal en la competencia, pues gracias a la cuchara tica ganó cinco inmunidades y se convirtió en uno de los rivales más fuertes.
Gary tiene una larga carrera en México, la cual ha ido cultivando poco a poco, y hoy está feliz de que todas las semillas que ha ido sembrando ya estén dando fruto.
En entrevista con La Nación, el actor habla de cómo fue su experiencia en el reality, la amistad que hizo con Pancho Uresti, Jason Romo y José María Galeano (Los mosqueteros) -la cual dio mucho de qué hablar entre los participantes del programa-, así como su encontronazo con El Niño Prodigio.
—¿Se imaginó que iba a llegar hasta la semifinal de un programa de cocina?
—Ni por la mente me pasó. Yo entré con unas expectativas medio bajas, entonces no hay palabras, la verdad estoy muy feliz, porque también pude exponer nuestra gastronomía que es buena y es muy rica, pero que no está tan expuesta. Es decir, mucha gente no sabe de estos platos típicos deliciosos que tienen potencia, sabores, texturas y muy buenos colores, y Dios me permitió exponerla en un programa que llega a millones de personas y a millones de latinos.
—¿Cuál fue su mayor competencia en el programa?
—Yo siempre dije que mi competencia más grande era yo, nadie más. Mis compañeros siempre me decían que me veían en la final y eso también me motivó muchísimo, siempre daba el 100%. La verdad, desde que entré mis expectativas eran medio bajas, pero conforme iba pasando los programas yo empecé a analizar a todos mis competidores y dije: ‘yo creo que al top 10 si llego’. Entonces lo que a mí me sirvió fue ponerme metas a corto plazo. La primera era no ser el primer eliminado y conforme iba pasando todo me la iba creyendo más.
“Ya después, cuando estuve en el top 10, yo dije: ‘Sí lo puedo lograr’. Sabía que si estudiaba más y me concentraba más en mi temperamento podía avanzar. Porque sí reconozco que soy un poco explosivo y es una de las cosas más difíciles, porque me vuelvo loco cuando no me salen las cosas, entonces hubo un punto de un encontronazo que luego yo dije: ‘Ya no me voy a estresar más’, porque yo sí me estresaba mucho con la cocina, y yo soy un actor jugando de chef y no me puedo presionar de esta manera.
“Al final llegué hasta donde tenía que llegar y me voy feliz. Creo que en estos cinco meses hice más de 120 platillos”.
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—La pelea con El Niño fue uno de los enfrentamientos más fuertes de la competencia...
—La verdad es que eso me estresó muchísimo. La gente decía en redes que yo fui muy agresivo y no entendía que yo no me enojé porque me dijo lo de la cúrcuma o lo del curry, yo me enojé por la acumulación de cosas que venía desde hace varios días. Entonces bueno, exploté.
“Pero todos fuimos conscientes que estábamos en un show, en un reality, y al final esto pasa. Yo con El Niño estoy muy bien. En las últimas semanas, de hecho, nos empezamos a hablar normal y lo que pasó, pasó; y lo que pasó en Top Chef se queda en Top Chef y ya afuera somos otras personas.
“Claro, este mae también tiene su temperamento, mueve fibras muy fuertes, entonces ¿para qué voy a tener un mae de enemigo si ni me suma, ni me resta?”.
—¿La amistad de “los mosqueteros”, que también fue muy popular en pantalla, también es fuera de cámaras?
—Sí, tenemos un grupo. Desde el inicio fuimos muy unidos. Fue una amistad que nació en el programa y algunos tenían como envidia, porque fue muy real, tanto así que ya tenemos muchos planes de vernos y todo.
“Pero fíjate que yo con todos me llevaba muy bien. Con Polo Morín, con Ivana, con Danka Castro, por ejemplo, tuve una gran conexión. Con Alicia Machado me enojé en algunos momentos, pero con Alicia también quedé muy bien, y con Carolina Tejera tuve una conexión tremenda, pero sí tengo una cierta cercanía con los mosqueteros. Por su parte, tengo que decir que El Puma es un tipazo y pues sí, por lo menos una vez a la semana nos hablamos para ver cómo está, porque es muy grato tener una amistad como la de El Puma”.
—¿Qué proyectos vienen ahora?
—Pues bueno, ahora que ya estoy fuera lo primero es disfrutar a mi familia por lo menos 15 días. Después retomo Afterglow, que es la obra de teatro en la que estoy, y ya me llamaron también para otra obra que se llama Smiley, que es una película muy famosa y México compró los derechos de la obra.
“Tengo otro proyecto para una plataforma muy importante y también para una serie que, creo yo, va a ser una gran exposición y que va a ser un gran proyecto. También sigo impulsando mi línea de trajes de baño y vamos a abrir una academia de baile, que me tiene muy contento”.
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—¿Sintió el apoyo de los ticos a lo largo del programa?
—Demasiado. No tengo palabras para describir el agradecimiento que siento por eso. Yo soy de los que trato de contestar todos los mensajes, pero sí, a veces también son muchos, gracias a Dios. Pero en serio, el leer todos los comentarios y que me dijeran: ‘Vamos, Costa Rica está con vos’, o ‘Qué bueno tal platillo’ y que me mandaran recetas para hacer... de verdad fue una locura, la verdad que solo palabras de agradecimiento tengo para Costa Rica.
“Y no fue solo de Costa Rica, la verdad que los mensajes eran de Centroamérica. Solo tengo palabras de agradecimiento para Guatemala, Honduras, Nicaragua y todos los que me apoyaron.
“De hecho, de Nicaragua recibí muchos mensajes por la visita de Sheynnis al programa, que fue muy emotivo. Ese día yo planeaba hacer un tamal de plátano, pero cuando la vi dije: ‘No puedo perder esta oportunidad de hacer un nacatamal y la verdad salió muy bien”.
—¿Cómo resume toda esta experiencia de Top Chef VIP un tico que sabe lo difícil que ha sido abrirse camino en este medio?
—Como una experiencia de esfuerzo y perseverancia, que además son las dos cosas que me ha mantenido en este país (México). A pesar de tener muchos no, he persistido, y aunque uno quiera tirar la toalla y ya no quiera hacer nada, sigo luchando. A veces es una desesperación y empiezan a haber inseguridades.
“Esta es una carrera muy desagradecida, pero muy hermosa a la vez; y hoy todo está valiendo la pena. De todas esas semillas que tiré hace 12 años, algunas crecieron un poquito, otras están a medias, de otras ya salió la manzanita y ahora quiero construir un árbol grande... pero ahí voy, poco a poco.
“Entonces, más allá de no haber ganado los $200.000, yo gané muchas cosas, como exposición y reconocimiento”.