Cinco cirugías y la extirpación de su ojo derecho le dejaron grandes enseñanzas de vida al periodista Gerardo Zamora, quien a finales de setiembre se sometió a una operación para sacar de raíz el tumor que tenía detrás de su ojo. En medio de un profundo agradecimiento por la oportunidad de salir adelante de la mano de su familia, Zamora aprovechó su historia para compartirla a modo de testimonio.
El comunicador publicó un video en el que cuenta lo que ha vivido desde que a mediados del 2019 empezó lo que para él y los suyos ha sido un camino empinado, pero del cual han salido avantes. Ese año, tras sufrir varias molestias, Gerardo tomó la decisión de hacerse un examen de la vista el cual reveló una anomalía detrás de su ojo derecho; los exámenes siguieron hasta que se realizó una tomografía computarizada que comprobó que tenía un tumor meningioma.
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“Al principio ya solo la palabra tumor a uno lo asusta porque aunque digan que es benigno sí provoca un shock, máxime porque la noticia vino acompañada de una recomendación médica que implicaba operar para retirarlo. Son momentos difíciles de manejar pero que, bueno, uno con el tiempo empieza a sobrellevar”, dijo el comunicador, quien labora en la Universidad Nacional.
Gerardo está casado desde hace 21 años con la también periodista Ginnés Rodríguez, el matrimonio tiene dos hijos: Luciana y Marcelo, de ocho y seis años, respectivamente. El núcleo familiar tuvo que afrontar las pruebas que a partir de ese momento se presentaron. A los niños se les explicó que a papá lo iban a operar para quitarle “una pelotita”.
“A veces los que hacemos todo complicado somos los adultos, los chicos lo asumen más naturalmente. Se les dijo que papito tenía una pelotita detrás del ojo, que había que quitarla. Ellos fueron entendiendo cirugía tras cirugía, ellos no se hacían muchas ‘bolas’”, recordó Zamora.
Sobre su esposa y el apoyo que ha recibido de ella durante todo este tiempo de cirugías, recuperación y recaídas, Gerardo solo tiene palabras de agradecimiento y admiración. “Ginnés se ha convertido en un ángel para mí, siempre está a mi lado ya sea de manera presencial en cada conversación médica, en los exámenes y procedimientos, al salir de la cirugía. Ella y mi madre son las dos personas que montaron guardia, son un gran apoyo”, dijo.
Enseñanzas
Gerardo ha sido muy abierto con su proceso de salud ya que afirma que al recibir muchas muestras de cariño y preocupación de las personas por su estado, tomó la decisión de compartir su historia con el fin de que esta le pueda ayudar a alguien a ver la vida de una manera diferente, a tener esperanza.
Pero para llegar al punto de la aceptación, Zamora recordó que pasó por varias etapas que le provocaron angustia y preocupación. No ha sido nada fácil, afirmó. Ahora, para dicha suya, toma el proceso y el resultado como pruebas de vida.
“Mucha gente se ha sumado a esto con sus buenas energías, con sus oraciones. Yo respeto desde el que hace yoga hasta el que reza un rosario, no importa la práctica espiritual o religiosa, yo la celebro. Ha sido tanta la gente pendiente que en esta última cirugía sentí la necesidad de elaborar un mensaje para agradecer a quien ha sumado buena energía y contarles brevemente cómo me encuentro”, afirmó.
“Lo otro es que le he dicho a Dios que aquí estoy, si tiene que utilizar esto que me ha pasado para llevar un mensaje positivo a cualquier persona para que se llene de ánimo, que tome energía, fuerzas o para que recapacite a la hora de enfocar mejor una situación complicada. Si mi historia sirve para llegar de manera oportuna a la vida de alguien, valió el boleto”, dijo el periodista.
-¿Se enojó, se asustó en algún momento del proceso?
-Cuando hay una noticia de estas es un golpe, uno queda como azurumbado, es una pesadilla. Me preguntaba: ¿será conmigo esto?. Hay un shock combinado con negación, eso depende de cada persona, puede durar varios días o no, pero ya después de ese golpe uno empieza a caer en cuenta y se entera de cuál es la realidad. Por dicha la familia es fundamental para sosegarse porque hay que empezar a tomar decisiones. A grandes rasgos, uno transita por peldaños, por diferentes fases desde que recibe la noticia hasta que reacciona.
-Es importante saber que la situación no ha sido fácil...
-En mi caso sí atravesé por momentos difíciles, áridos y de cierta soledad en ocasiones. En esos momentos de soledad es cuando uno trata de reconstruirse, evidentemente en una historia como la mía es normal elaborar todos estos duelos: llorar y patear es normal. Al principio yo experimenté todo esto porque es normal y hasta necesario desahogarse, es natural tener momentos de angustia.
-Cuando le dijeron ahora en esta última cirugía que tenían que extirparle el ojo, ¿cómo lo afrontó?
-Al principio igual, hay una negación, un shock. Uno entra como en una pesadilla. Al principio uno siente que se le viene el mundo encima, se niega y piensa en otras posibilidades; pero cuando empieza a caer en cuenta y a elaborar estrategias y tácticas para carbonearse y a decir: bueno, no importa, si tengo que sacrificar un ojo, tengo otro.
El ser humano a veces es especialista para hacer un inventario de lo que no tiene, de las privaciones y de los sacrificios pero pocas veces hacemos el inventario de todo lo que tenemos a nuestro favor. Yo puedo decir me falta un ojo, pero tengo otro más. Tengo mis manos, tengo mis piernas, puedo respirar, puedo comer, tengo mi cama, mi casa, mi familia y mi trabajo. Al final es una gran lista de “tengo” a mi favor; ahí es donde se da un giro.
-¿Cuáles enseñanzas le quedaron después de todo lo que ha vivido?
-Hay dos cosas muy importantes que aprendí a desarrollar a partir de esta experiencia. Una es la gratitud porque en medio de las complicaciones y el acelere de la vida a uno se le olvida dar gracias por todo lo que tiene, por las bendiciones. Una situación como esta te convierte en una persona llena, agradecida de corazón y empieza a valorar todo.
Lo otro es que se aprende a valorar el presente, el instante que estás viviendo. A veces tenemos un modelo de vida que fomenta tener la cabeza puesta en un futuro que no ha llegado y al cuestionarnos qué va a pasar en ese futuro, eso nos provoca ansiedad. Por otro lado también pensamos mucho en el pasado y eso nos lleva a cargar con culpas y remordimientos, sentimientos que no son muy sanos.
Lo que viene
Gerardo actualmente se encuentra recuperándose en la casa de su mamá, doña Zeidy Bolaños. En familia decidieron que los primeros días después de las cirugías Gerardo esté donde su mamá y luego sigue con la recuperación en casa con Ginnés y sus hijos.
Por el momento Zamora está realizando una fase complementaria a la cirugía. El periodista recibe un tratamiento en el Centro de Radiocirugía Robótica donde le aplican sesiones de rayos gama para aniquilar cualquier resto de partícula del tumor.
“Es una técnica no invasiva, no duele, no trae consecuencias. Es una irradiación que se hace durante sesiones para abordar al paciente”, explicó Zamora.
En la última operación a la que fue sometido el comunicador se extirpó el ojo con el fin de sacar el tumor de raíz. Antes a Zamora ya le habían sacado el tumor, pero resultó ser un paciente atípico porque la anomalía regresaba de manera muy rápida.
“La esperanza que queda es que en efecto el trabajo fue tan profundo que ya no haya quedado nada”, finalizó.