Justo en uno de los momentos clímax de la arremetida de la pandemia, a mediados del año pasado, Ignacio Santos Pasamontes recibió una inesperada pero felicísima noticia cuando Paula Picado, vicepresidenta de Teletica, le comunicó que, tras nueve años de ausencia, volverían con la quinta temporada de ¿Quién quiere ser millonario? (QQSM).
Para el director de Telenoticias aquel día se convirtió en un bálsamo para su espíritu y, aunque habría que esperar a este 2021 para dar el ansiado banderazo de salida de QQSM –o Millonario– como le llaman al programa quienes integran la producción, solo el hecho de empezar a reconceptuar el espacio para adaptarlo a tiempos pandémicos era supremamente esperanzador.
Hoy, a unos días de haber terminado la quinta temporada con un éxito rotundo a nivel de rating, Ignacio cuenta, feliz y distendido, que QQSM significó para él un hermoso reto en todos los sentidos pero, sobre todo, constituyó una terapia que le ayudó a lidiar con el bombardeo de tantas malas noticias nacionales e internacionales, el perverso dominó ocasionado por la implosión de la covid-19 en el planeta.
En una tertulia sin guion, el pasado martes 7 de diciembre, horas antes de la transmisión del último programa en el que tuvo al exconductor de televisión Manuel Fresno como invitado especial, esta vez fue Santos quien se sentó en la silla caliente para contestar o reflexionar sobre todo lo que se le preguntó.
Incluso, fue tajante a la hora de responder qué tan cierto era que él, en ciertas ocasiones, le guiñaba un ojo o le hacía algún ademán sutil a uno que otro participante en apuros. Además, explicó la dinámica del programa, habló de su pesadumbre en el caso de tres concursantes brillantes que sucumbieron por puros nervios antes de llegar a los ¢500 mil y hasta tocó un par de temas personales que debió afrontar en lo más y mejor de QQSM, y que nos aguaron los ojos a los dos.
“Mira, efectivamente la noticia de que regresábamos con Millonario (QQSM) se da justamente en lo más y peor de un “annus horribilis” (año horrible), como dijo alguna vez la Reina Isabel II. Había incertidumbre y dolor a todas horas, yo entraba a las 7 de la mañana y salía a las 8 de la noche, esa se volvió prácticamente mi rutina en medio de aquel panorama tan oscuro”...
(Interrumpo) – Bueno, ya que lo mencionás, se notaba en tu lenguaje gestual: tu rostro mustio, severo, preocupado y sí, en algunas ocasiones era imposible no percibir el agotamiento físico y mental, pero justo por lo mismo, cuando arranca QQSM, en abril pasado, volvimos a ver a un Ignacio remozado en todo sentido, radiante, a quien se le escapaba el entusiasmo por los poros...
– Exacto, por eso insisto en que una de las mejores noticias de los últimos tiempos me la dio Paula Picado por ahí de setiembre del 2020. Recuerdo que cuando Paula me comunica que vamos a volver estábamos en una ola terrible, con 3.000 nuevos casos en un día, no se avisoraba la vacuna, ya empezaba a enfermarse gente de un entorno cercano a uno, entonces la noticia me generó una genuina y profunda ilusión, así como una especie de terapia hasta en el ámbito personal.
– ¿En qué sentido? Perdoná, yo sé que sos bastante reticente a hablar de tu vida privada...
–Efectivamente, de hecho esto que te voy a contar lo sabe poquísima gente de mi entorno, entre todas las cosas terribles que ocurrieron en el 2020 hubo una personal y fue que empecé ese año perdiendo a mi madre, quien falleció en enero.
Entonces en medio de un año que iba siendo tan lúgubre y a pesar de que Formatos aclaró que (QQSM) no iría en el corto plazo por razones obvias, sino en marzo o abril, ya solo la ilusión, más todos los retos que teníamos enfrente de como hacer Millonario sin público, pues de verdad fue terapéutico. A mí es que el programa siempre me encantó, me sentí muy como soy yo, es una conversación entre dos personas con un formato formidable, ganador, y además con un equipo de producción lleno de desafíos que al final... es que me quedo sin palabras para decirte lo admirado y agradecido que estoy con cada uno de ellos. Acordate por ejemplo que uno de los comodines era la gente votando, de hecho el programa era un taburete de tres patas: el participante, el conductor y el público.
– Pero bueno, a todas luces no solo lo resolvieron, sino que lo reinventaron con una gran creatividad...
-Efectivamente. Yo soy una persona de pocos amigos, pero me encanta sentarme con mis amigos y comenzar una conversación sobre cualquier cosa y terminar en cualquier otro tema; en Millonario, en cambio, la dinámica realmente es compleja porque en lo que se resume el programa es en dos personas conversando de temas muy variados, y ahí también intervienen la características de quien está en la silla caliente, si es culto, ocurrente. Ellos son desafiados con preguntas de todo, desde temas históricos, musicales, de cine, series, vida cotidiana, geografía y lo que se te ocurra... el promedio al último martes (el penúltimo programa) fue de un 19%, es un rating formidable.
–Máxime cuando a menudo tenían que cambiar de día de transmisión por la competencia con el fútbol...
-Sí, fue parte del gran desafío para el productor general, Manuel Granda, además de cómo íbamos a mantener el interés durante una hora con solamente dos personas sentadas en dos sillas. Yo creo que fundamentalmente incidió el gran trabajo que se hizo en la selección de participantes, se seleccionó un promedio de 140 entre unas 1.800 personas en total que enviaron sus propuestas con su intención de participar, ahí se vino todo el trabajo de selección que incluyó entrevistas y una gran investigación en cada caso para seleccionar a las personas idóneas.
Lo segundo es tener un conjunto de preguntas sugerentes, interesantes y divertidas. Los martes tenemos una reunión inamovible de hora y media con las otras dos integrantes de la producción, la poetisa Angélica Murillo, muy conocida en el medio, y Lysalex Hernández, una muchacha extraordinaria, eficiente. Yo me siento sumamente apoyado por Manuelito (Granda), que a su vez se apoya con gran confianza en Lysalex y Angélica, de verdad conforman un equipo de lujo. En la reunión de los martes analizamos el perfil de los participantes y las preguntas, yo recibo al menos cuatro páginas con detalles de cada uno para ir intercalando esos datos en la dinámica del programa que, como ya se sabe, es pregrabado, con una semana de antelación.
Tengo que decir que ese privilegio, de trabajar con gente que lo sabe hacer muy bien, incluye al noticiero (Telenoticias), o sea, hay personas con las que trabajo hace 25 años. Ojalá la gente reconociera el trabajo de cada uno de ellos, es un trabajo en equipo y el resultado final es producto de un esfuerzo formidable.
–Bueno y así como QQSM fue una terapia para vos, igual ocurrió en tantos hogares del país, incluido el mío, en donde mi hijo y yo nos juntamos para responder las preguntas. Se vuelve una dinámica familiar muy sana, divertida y con aprendizaje de por medio.
– Esa parte es maravillosa, es una televisión que fomenta el conocimiento y premia al que más sabe, al que más estudia, al que más lee, al que se preocupa por conocer el mundo. Y mucha gente me lo comenta, lo de las familias reunidas para ver un espacio de conocimientos, una actividad constructiva, sin polémicas y que provoca la emoción de ver cómo tal o cual persona va avanzando y gana dinero gracias al esfuerzo y conocimiento durante años, antes de sentarse en la silla caliente.
–Yo había perdido de vista que QQSM llevaba nueve años fuera del aire, ¿por qué se dio esa pausa gigantesca y qué ocurrió para que regresara?
– Arrancamos en el 2009 y, tras cuatro temporadas, llegamos hasta el 2013. No se volvió a hacer porque la franquicia cambió de dueño y hasta el año antepasado surgió la posibilidad de firmar el contrato con las nuevas franquiciadoras y ya ves, eso permitió lo que te dije, que Paula me diera una de las mejores noticias en el 2020.
–¿Cuáles son los participantes más recordados para vos, por la razón que sea, durante esta quinta temporada?
–Con Inés Trejos fue maravilloso, una mujer trabajadora, muy culta, de un gran nivel político, cultural, creo que me emocioné igual que ella cuando se ganó el gran premio; con el retahilero Max Barberena también hubo una gran química y bueno, el último programa con Manuel Fresno ya se sabe lo que ocurrió. (De hecho, este jueves Producción envió los detalles de rating que incluyeron ya el episodio final: “Con un rating promedio de 19 puntos durante la 5ta temporada de QQSM, ha tenido programas que en su mayoría superaron los 20 puntos. El programa inicial superó los 25 puntos, al igual que este cierre de temporada con Manuel Fresno”, detalló el productor Granda).
Para quienes saben, esos 25 puntos superan el calificativo de “formidable” con el que Ignacio calificó, al principio de esta entrevista, el promedio del 19%.
Siguiendo con algunas anécdotas de esta última temporada, Santos detalla:
– Nosotros tenemos toda una dinámica que es imprescindible para que el participante o la participante se sientan a gusto, cómodo y se les vaya quitando el pánico escénico, que lógicamente siempre existe en mayor o menor grado. Quien va para la silla caliente primero recibe una inducción de hora y media a cargo de Manuel Granda, quien va mostrándoles el set y explicándoles con todo detalle sobre la logística del programa. Luego yo converso con la persona, obviamente rompemos el hielo, ya yo estoy informado de su historia y bromeamos. Ah bueno, y es usual y ayuda mucho, que ellos se sorprenden para bien por toda la información que manejo de sus vidas, es el trabajo de Producción del que te hablaba antes. Pero sí tengo que decirte que ya estar en la silla caliente es otra cosa, hay gente con una personalidad 95% sólida, pero no deja de ser una situación muy retadora. De hecho hubo dos o tres participantes, recuerdo a una señora de Cartago y a un muchacho de la Zona Sur, de los más prometedores que he visto, pero que al final no pasaron de la quinta pregunta.
LEA MÁS: Ignacio Santos, Manuel Fresno y su tremendo encontronazo en ‘¿Quién quiere ser millonario?’
--¿Y vos te vas percatando cuando eso ocurre?
-- Por supuesto que sí. Y trato de relajarlos, pero yo también entiendo que por más que los hayamos preparado y todo el acompañamiento que les damos, hay gente que simplemente se paraliza ya en el momento en que escucha la música y la presentación. Aunque el programa no es en vivo, para estos efectos es como si lo fuera, ya ver incluso las luces y las cámaras frente a ellos, es totalmente entendible. Les ganó un poco la tensión de estar sentados en una silla que debe ser muy caliente. Lo que sí te puedo asegurar es que nunca ninguno de nuestros participantes se ha ido “malraideado”, ni tampoco de haberse precipitado al contestar las preguntas supuestamente más fáciles. Pero bueno, así es la vida, y esto es una analogía con la vida: uno pasa permanentemente sentado en una silla caliente.
– Qué buena analogía...
(Risas) ¡Es que es así! Uno generalmente está sentado en una silla caliente en la vida real, el gran problema es que en la vida real no hay comodines... digo, a veces la vida es generosa y te da un comodín en trances delicados, o te permite salir bien librado con habilidad o astucia... En los últimos meses, entre compañeros bromeamos mucho con frases del argot del programa, incluso con mi propia mujer (la presentadora Nancy Dobles), yo digo algo y Nana me contesta: “¿Respuesta definitiva?”. Es que también a mi mujer le encanta el tema de las preguntas, debo confesar que los sábados (me va a matar Manuelito Granda) a veces le planteo algunas de las preguntas y cuando no sabe la respuesta, empieza a descartar y queda entre las dos opciones... igual no deja de ser una especie de ensayo del que yo me nutro para la hora en que llega el programa con los participantes, ya en la silla caliente.
– Me hablabas al principio de una dura prueba que atravesaste justo el pasado 12 de mayo, día en que te tocaba grabar el programa...
(Da un respingo y habla pausadamente)... El programa más difícil de hacer fue el del miércoles 12 de mayo... el día anterior fue muy complicado y ese día había que grabar el programa, ya todo estaba listo... en 35 años de televisión he tenido momentos difíciles y procesiones complicadas que habitualmente las llevo por dentro, pero la madrugada de ese 12 de mayo falleció papá... igual fui, hice el programa y creo que al final salió bien... no le dije a nadie, solo Manuel Granda y obviamente Nancy sabían... El programa se graba en un estudio anexo, cuando terminamos me fui caminando por el parqueo para devolverme a mi oficina y aún no sé descifrar muy bien la sensación que me invadió, ya habiendo terminado, estando solo, 12 horas después de la muerte de papá... mi obligación era hacer el programa y tomé la decisión correcta, pero de ese día lo que más recuerdo es esa sensación final, de caminar por el parqueo después de aquel despliegue de adrenalina... Es lo que te digo, en la vida real, para los momentos más duros, habitualmente no hay comodines.
(Pausa prolongada) – Lo siento, no pude evitarlo. Ya me puse a llorar. Muy fuerte eso que me contás.
– No creás, a mí también se me metió una que otra basurita en los ojos– dice entre ecuanimidad y sonrisas.
Del tema no había mucho más que hablar y volvemos a la tertulia con las dos últimas preguntas.
Ahora sí te la voy a poner difícil... ¿Se sentaría Ignacio Santos en la silla caliente de QQSM?
–(Vehemente) Jamás. Nunca. Por nada del mundo. Porque lo sé y lo he vivido, hay que ser un valiente o una valiente para sentarse ahí. Por eso insisto en profesarles el gran respeto a todos los que han participado pero también a los que han aplicado. Yo no, ¡yo paso!– (Luego reflexiona su respuesta y agrega): “Aunque pensándolo bien, para nada lo descarto. A lo largo de mis 59 años me ha tocado sentarme en sillas aún mas calientes que esa y aquí estoy contando el cuento”.
–Ajá. Ok. Bueno, entonces te hago esta pregunta final, hagamos de cuenta que estás en la silla caliente, por esta vez. Hay quienes dicen que vos, con mucha sutileza, en algunos casos, haces algún ademán para ayudarles a participantes en apuros, no siempre, pero que ha ocurrido alguna que otra vez. Incluso anda dando vueltas un video, no sé si reconstruido, en la que se ve fugazmente cuando vos, con risilla cómplice, le medio guiñás un ojo a una muchacha que estaba a punto de pifiar una pregunta en las preliminares. ¿Cuál sería tu respuesta definitiva?
– (Breve pausa, toma aire y dice categóricamente, recalcando las palabras):
– Con respecto a los rumores o aseveraciones de que yo alguna vez le he hecho un gesto para auxiliar a algún concursante en problemas, mi respuesta firme y categórica es: ‘Nunca lo he hecho, ni lo volveré a hacer’. (Risas, mejor dicho, risotadas de los dos).