El conductor del programa Giros, Ítalo Marenco, se encontró desempeñando el papel de maestro de ceremonias en un sitio sumamente peculiar, del cual confesó sentir cierto temor.
Marenco compartió a través de sus historias en Instagram que se dirigía al Museo de los Niños para presidir una ceremonia de graduación. Reconoció que normalmente ese tipo de eventos no tenían lugar allí, pero esta ocasión constituía una excepción. Asimismo, expresó su aprecio por el recinto debido a su atmósfera mágica, mientras recibía un halago de una mujer al dirigirse hacia la entrada.
“También cada vez que entro aquí siento como una presión en el pecho. Este lugar tiene como mucha energía, antes era una cárcel y toda la cuestión entonces siempre que entro aquí me cubro en el nombre de Jesús”, confesó Ítalo.
Como sorpresa para los graduados, organizaron que el presentador permaneciera oculto en una habitación en la que, según un empleado del museo, se supone que en la parte de atrás ejecutaban a aquellos que no agradaban a los líderes de la prisión.
Marenco no eludió manifestar su nerviosismo, y entre risas en el recinto en el que se hallaba, poco después solicitó a algunas empleadas si alguna de ellas podría permanecer a su lado para brindarle compañía ante el temor que experimentaba.
No obstante, dicha vivencia no constituyó impedimento para que el presentador ofreciera un espectáculo a los estudiantes que aguardaban su presencia en el escenario.
¿Cuándo se fundó el Museo de los Niños?
El Centro Costarricense de la Ciencia y la Cultura, reconocido como el Museo de los Niños, se erigió sobre la estructura de la Antigua Penitenciaría Central, situada en el distrito de La Merced en San José.
La ya desaparecida penitenciaría estuvo en funcionamiento durante 70 años, desde su fundación en 1909, y cerró sus puertas bajo la administración de Rodrigo José Ramón Francisco de Jesús Carazo Odio en 1979.
Fue en 1994 cuando Gloria Bejarano Almada, primera dama de la República y esposa del entonces presidente de Costa Rica, Rafael Ángel Calderón Fournier (1990-1994), inauguró el actual Museo de los Niños.
“Muchos factores lo habían llevado a ser considerado como el penal más temido del país: el hacinamiento, los asesinatos, los castigos inhumanos, los cultos satánicos, la corrupción y la degradación del ser humano. Esta era la imagen que prevalecía en la mayoría de los ministros de gobierno, para quienes este no parecía ser el lugar idóneo para albergar un museo de niños”, detalla la página oficial del museo.