Sus palabras son como dardos venenosos que saben cómo aniquilar hasta la autoestima de la persona más egocéntrica y segura de la Tierra.
Joan Rivers sabe en cuál punto debe dar para destruir a quien se le atraviese: sea un extraño que camina con un inadecuado vestido por la alfombra roja o hasta alguien de su propia familia, que no supo seleccionar el atuendo idóneo.
Así tal cual, todos van a dar a la misma guillotina, que es manejada por la lengua viperina de la comediante Rivers.
Su forma tan punzante de criticar –la forma de vestir, de presentarse y hablar– hace que esta mujer, de 81 años, sea querida u odiada en el mundo Hollywood. No hay intermedios.
Eso sí, por la razón que sea, siempre hablan de ella y bien dice una conocida frase que no hay publicidad mala.
“A mí no interesa que digan que hago las cosas bien o mal, que lastimo o no. Soy comediante, tómense las cosas con calma. Y si les molesta, qué pena, les molesta que les diga la verdad en la cara y en televisión”, bromeó Rivers, conductora de Fashion Police de E!, en entrevista con The Huffington Post.
Sin embargo, hay una delgada línea entre bromear y ofender y Rivers la suele brincar más a menudo de lo que se quisiera, sin importar cuanto daño pueda causar.
Así lo demostró a mediados de 1986 cuando, decidió competir con su mentor y colega Johnny Carson, al aceptar presentar The Late Show Starring Joan Rivers (Fox), que se transmitiría a la misma hora que el legendario The Tonight Show (NBC), de Carson.
En aquel momento, el comediante la calificó de “malagradecida y mala persona”, a lo que Rivers puso oídos sordos y se dedicó a robarle gran parte de sus espectadores.
Por eso no es de extrañarse oírla decir, en su momento, que Elizabeth Taylor estaba gorda porque “su comida favorita es repetir”; que la actriz Bo Dereck es “tan tonta como insoportable”; que hay actrices y cantantes vacías como Adele, Anne Hathaway, Victoria Beckham, Angelina Jolie y Taylor Swift.
En su nuevo libro Diary of a Mad Diva (2014) vuelve a hacer de las suyas, al dañar la imagen de otro poco de famosos. Entre ellos, está la protagonista de la saga Crepúsculo, Kristen Stewart, a quien acusa de conseguir papeles importantes en películas por “hacer malabares con las bolas de todos los directores”.
Por esa afirmación, el abogado de Stewart se comunicó con el de Rivers para informarle de que la demandarán, según E! News.
La comediante no se preocupó. “Es un libro de comedia, hacemos la advertencia. Si te tomas algo en serio, eres un tonto y ya vemos que ella no es inteligente”, comentó a esa misma revista.
Rivers pareciera no temerle a nada, porque se escuda en que todo lo que dice es broma y punto. Ella cree que eso le da un derecho único a decir y hacer lo que quiera.
En otra ocasión, dijo que el presidente de Estados Unidos Barack Obama es homosexual y su esposa, Michelle, transgénero. “Eso todos lo sabemos”, mencionó.
El comentario lo hizo luego de que medios internacionales dieran a conocer que Rivers ofició una boda homosexual en Estados Unidos. En esa actividad, un fotógrafo le preguntó si creía que algún día tendrían un presidente gay.
El político y su pareja nunca se refirieron a lo expresado por Rivers, pero los portales hicieron fiesta con aquella frase, tal y como lo hacen con todas las expresiones de esta anciana.
De hecho, era tanto el boom , que la periodista de CNN, Fredricka Whitfield, le pidió una entrevista, la cual concedió… a medias.
Rivers explicó porqué había dicho eso y habló de su libro Diary of a Mad Diva . La conversación entre la reportera y la famosa fluía normalmente hasta que Whitfield le dijo ‘hipócrita’ en broma.
Aunque vive de eso, Rivers no acepta chistes, por lo que respondió: “Esta entrevista me hace estar a la defensiva. ¿Estás usando zapatos de cuero? ¿No? Entonces ¡cállate! Yo no quiero que me vengan a decir lo que uso. Usted come pollo, usted come carne. No quiero oír este tipo de cosas (…) ¿Sabes qué? Me voy, sí me voy”. Inmediatamente se paró de la silla y se retiró del set.
Dejó con las preguntas en la boca a la periodista (¡toda una costumbre en ella!), quien jamás imaginó que David Letterman vengaría ese momento tan incómodo que pasó cortesía de Rivers.
Así tal cual, Letterman la invitó a su talk-show Late Show with David Letterman y mientras conversaban, él se levantó y se fue del estudio, dejando así a Rivers sola y ridiculizada frente a miles de personas.
“Eso no estuvo bien, no me pareció lo correcto, pero ya lo olvidé”, mencionó Joan.
¿Actitudes inmaduras? ¿Personalidad fuerte? ¿Qué hace que Joan Rivers se comporte así? Los famosos no lo entienden, pero saben que, aunque supieran qué le sucede, no hay forma de controlarla.
“Hay que tener la mente muy abierta para escucharla y agarrar las cosas como críticas constructivas”, mencionó Giuliana Rancic, otra de las personalidades de Fashion Police , a E! News.
Mientras que Chelsea Handler, una de las tantas víctimas de Rivers, aseveró, con su también tono particular, en su programa Chelsea Lately : “Esa lo único que hace es llamar la atención, que alguien por favor le compre una pala para que se entierre”.
Otros famosos aseguran que puede ser para llenar el vacío que le dejó la muerte de su esposo Edgar Rosenberg, quien se suicidió el 15 de mayo de 1987 en Filadelfia luego de que le negaran ser el productor del programa The Late Show Starring Joan Rivers .
Joel Mchale bromeó en su programa The Soup , de E!, que Rivers aún no logra superar esa pérdida. “Ella tiene que encontrarle sentido a su vida y vemos que Melissa (su única hija) y su nieto no son suficientes para ella”.
Bisturí. Sea por el motivo que sea, Rivers adora estar bajo el foco de los tabloides, por lo que habla, sin pena ni asombro, sobre la gran cantidad de cirugías plásticas que se ha realizado.
La cantidad exacta de operaciones a las que se ha sometido es todo un misterio, porque hasta ella misma aceptó haber perdido la cuenta, pero calcula que son más de 730.
No, no leyó mal. En sus 81 años, ella se ha realizado poco más de 730 intervenciones quirúrgicas. ¿Qué tanto se ha hecho? Reducciones de nariz, estiramientos en la frente, mejillas y cuello, inyecciones de bótox, reconstrucciones de piel con láser, peeling , agrandamiento del busto y liposucciones.
“Imaginate que voy todos los fines de semana a donde mi cirujano, Lo que más me hago es ponerme bótox. Pero es tanto lo que me hago que siempre he creído que deberían de regalarme una cirugía”, bromeó en entrevista con E!
De hecho, es tanta su obsesión que en uno de los capítulos de su reality show Joan & Melissa: Joan Knows Best? se observa su operación número 734, la cual fue un estiramiento en su cuello.
La decisión de grabarlo y de volver a hacerse otro procedimiento estético pusieron de muy mal humor a Melissa, su única hija y con quien comparte ese programa televisivo de E!
“No entiendo para qué hace estas cosas, debería de aceptarse ya como es, no hace falta que haga eso y ponga en riesgo su salud. No estoy de acuerdo y esto no me hace nada feliz”, mencionó Melissa a The Daily Telegraph.
Según su sitio web, su primera intervención quirúrgica fue cuando tenía 32 años; en ese momento, se hizo una operación ocular.
“No sé realmente si serán más de 700, sé que he dicho eso, pero no lo sé realmente. El punto es que desde que entre a un quirófano por primera vez y vi que los errores se corrigen tan rápido, me hice viciosa, me encantó”, bromeó Joan Rivers a Daily News.
Para su desdicha, no todo se puede arreglar. En su show , Rivers pidió a los doctores que inventen una forma de eliminar la flacidez de los brazos. “Se ve desagradable, quiero corregirlo”.
Hasta que no se los opere, usará todos los días abrigos y cuanta prenda le tape las extremidades. “Si no me lo he corregido antes de morir, me entierran con un saco, no voy a permitir que me vean así”.
Joan Rivers es más que una crítica de la moda o una comediante: es una voz que, inmersa en el universo hollywoodense de la frivolidad y los excesos, hizo carrera señalando esas y otras características del negocio del entretenimiento.