Lo hemos visto siendo un juez de hierro, pero también un cariñoso maestro que premia los buenos platillos con un pellizco en la mejilla de los cocineros. El chef colombiano Jorge Rausch, reconocido por su paso por la televisión como uno de los jurados del popular reality show Master Chef, recibió el cariño de sus fans ticos durante una breve visita que tuvo por Costa Rica.
“Estoy aterrado. En la sesión de firma de autógrafos, mucha gente quería que le agarrara el cachete”, contó entre risas Rausch.
El reconocido cocinero, que cuenta con tres estrellas Michelin (evaluación de cocina excepcional), fue invitado por la empresa EPA para que fungiera como juez de un concurso de parrilleros -entre los que habían varias figuras de la farándula tica-. En ese certamen, Rausch tuvo la tarea de escoger al mejor cocinero de carne a la parrilla.
“Claramente no se trata de solo echar la carne a la parrilla. Tienen que presentar platos bien elaborados, estructurados, bien planteados y que tengan todas las características necesarias. El mejor ganará”, dijo Rausch sobre lo que buscaba en el ganador del concurso.
Al final, los vencedores del concurso fueron el herediano Christopher Jiménez y la periodista Ginnés Rodríguez, quienes presentaron un corte New York con salsa de mantequilla, ajo, romero y gallos de pinchos de pollo con salsa de aguacate, cebolla y tomate cherry encurtido.
Entre las carreras del concurso y una firma de autógrafos, el cocinero habló con La Nación sobre su pasión, el ADN que recorre sus venas, los reality shows y su amor por la enseñanza.
Mezcla de culturas
La familia de Jorge Rausch tiene una particularidad muy especial. La familia de su madre es de Polonia y la de su papá de Austria, además son judíos. Rausch es de nacionalidad colombiana y contó que fue en su casa, donde suele comerse lo que cocina la abuela, donde aprendió a saborear distintas fusiones de sabores.
“Cada uno tiene un ADN gustativo que viene desde la casa. En cada casa se cocina distinto, se tienen tradiciones e historias distintas”, explicó. El chef agregó que Latinoamérica está formada por países de inmigrantes y que eso hace que nuestra cultura gastronómica sea tan rica.
El amor de Jorge por la comida comenzó en el hogar, pero no cocinando, sino siendo comensal. “Antes de empezar a cocinar, siempre me gustó comer”, expresó.
Jorge no tenía en sus planes de vida ser cocinero, más bien fue Economía la carrera que escogió para trabajar. De joven se fue a estudiar a Israel y fue allí donde se dio cuenta de que tenía buena cuchara y cambió su rumbo.
“Terminé viviendo con dos compañeras y, para no lavar platos, yo era el que cocinaba. Terminé cocinando todos los días. Me di cuenta de que lo mío no era la Economía, sino la gastronomía”, recordó.
En ese tiempo Jorge compró libros, empezó a estudiar, invitaba a conocidos a comer para que probaran sus platillos y después emprendió sus estudios formales en Inglaterra.
“Cuando uno encuentra lo que le gusta, se da cuenta y lo alienta a hacerlo con pasión. Yo decidí que a mí lo que me gustaba era cocinar”, sentenció.
Amor y enseñanza
Jorge Rausch destacó que en la vida de un buen chef, hay dos cosas que son esenciales: expresar amor y cuidado a partir de cocinarle a otras personas, ya sea invitados de la casa o comensales en sus restaurantes.
“Se trata de atender a la gente, hacerlos felices con lo que uno hace, con su comida y con su servicio. Lo que se busca siempre es esa entrega de cariño al comensal”, afirmó.
Además, transmitir conocimiento es una de las responsabilidades más grandes que tienen los chefs como jefes de cocina y, como es su caso, como juez de concursos.
“Si uno no es buen profesor, no se puede ser un buen chef”, explicó Rausch, sobre su intensión de compartir conocimientos por medio de los reality shows, en sus redes sociales donde constantemente está compartiendo recetas y secretos de la cocina y con los más de 10 libros que ha escrito en su trayectoria.