Al percatarse de que Juan Vainas y Chibolo estaban a la orilla de la calle, una familia que viajaba en carro por la avenida segunda abrió las ventanas del vehículo y saludó fervientemente a los dos campesinos.
Minutos antes, ese mismo día, un señor que caminaba por las inmediaciones del Teatro Nacional gritó: “¡Mirá por donde anda Torombolo!”. La reacción de aquel transeúnte no solo llamó la atención por su algarabía, sino por la pifia al referirse a uno de ellos. Con Torombolo quiso decir Chibolo.
Ambas escenas sucedieron la tarde de un viernes de marzo y son reflejo de las múltiples muestras de cariño que recibieron Juan Vainas y Chibolo en la hora y media que tardaron en recorrer varios tramos de San José, para la sesión fotográfica que acompaña este reportaje.
Eran dos campesinos perdidos en la ciudad, pero conocidos por la mayoría. Eran los mismos dos personajes del teatro que, para muchos, salieron de su anonimato en las transmisiones de fin y principio de año de Teletica y que hoy son frecuentes visitantes en programas de esa televisora.
La aceptación que tienen los personajes no sorprende a los actores Ricardo Jiménez y Magdiel Ramírez, quienes moldearon a Juan Vainas y Chibolo, respectivamente, a partir de sus experiencias. Ellos simplemente dicen ser los campesinos que soñaron ser.
A pesar de que para el ojo público son nuevos, Juan Vainas y Chibolo suman muchos años en la escena teatral costarricense.
Ricardo Jiménez cuenta que su Juan Vainas de hoy se llamó Uvieta en las décadas de los ochenta y noventa.
“La primera vez que lo presenté fue en el programa Aguadulce , con Nel López. Ellos fueron a Miramar de Puntarenas y, en ese entonces, yo estaba en el colegio. A los profesores les pareció simpático que me fuera a echar una cancioncilla. Fue la primera vez que creé la maqueta del personaje”, explica Jiménez, de 43 años (30 dedicados a la actuación).
Sobre el cambio de nombre, explica que fue con motivo de la obra Los enredos de Juan Vainas (2012). “Fue su bautizo oficial y así se quedó”, refiere Jiménez.
Pero del personaje solo cambió el nombre. El campesino siguió siendo el tico dicharachero, alegre, con talento para cantar, trabajador y respetuoso.
“Juan Vainas tiene las virtudes más grandes que nuestros abuelos nos heredaron y que, pienso yo, Ricardo Jiménez, se han perdido en la sociedad. Me refiero al respeto al adulto mayor, al respeto a la naturaleza, a la convivencia con el vecino, a la convivencia honesta con los amigos... Valía la pena traer esos valores y crear un personaje para nuestros propósitos”, dice su intérprete.
Inseparables. De la mano de Juan Vainas camina más recientemente Chibolo. “Nosotros somos una yunta, como Quijote y Sancho Panza”, irrumpe en la conversación el Chibolo de Magdiel Ramírez.
El personaje surgió para la misma puesta en escena del 2012 –dirigida por Mauricio Astorga–. Desde ese año Juan Vainas y Chibolo se mantienen inseparables.
Aunque no es la primera vez que Ramírez interpreta a un personaje de esas características (hace años le dio vida a Basileo, un viejillo campesino vendedor de huevos), el actor destaca de Chibolo su inocencia, pureza y fidelidad.
“Juan Vainas y Chibolo conservan los valores de los costarricenses dentro de sí mismos. Chibolo es un hombre sencillo, de campo, jornalero... Él hace lo que le digan que tenga que hacer. Vive muy feliz, es una de las características más bonitas de él. Además tiene un héroe en la vida: Juancito, a quien admira porque es bien empunchado y arriesgado”, manifiesta Magdiel Ramírez.
El cariño entre ambos personajes es mutuo y se traspasa a la vida real. Como Juan Vainas y Chibolo llevan cuatro años juntos, pero como Ricardo Jiménez y Magdiel Ramírez suman casi una década, desde que se unieron para otros proyectos teatrales.
Con sus personajes campesinos, Jiménez y Ramírez reflejan una parte de lo que son.
“En Juan Vainas hay mucho de Ricardo porque yo vengo de abuelos campesinos y, aunque mis padres vivieron en una época de más modernidad, tuvieron una infancia entre campesinos. Entonces tengo una herencia campesina en mis genes, mi cultura y mi aprendizaje”, agrega Ricardo Jiménez.
Magdiel Ramírez también comparte el criterio que los personajes siempre tienen algo del actor que les da vida.
“Ya sea maximizado o minimizado, los personajes están directamente alimentados de nuestro bagaje. Muchas frases de Chibolo se las oía decir a mi abuela. Están en el acervo genético que tenemos”, subraya Ramírez de 42 años y con 20 años en la actuación.
Sin mala intención. Si bien Juan Vainas y Chibolo nacieron como un homenaje a esos ticos de cepa que los inspiró, paralela al cariño y la aceptación del público, surgió también desaprobación por la forma en la cual retratan a los campesinos.
Ni Ricardo Jiménez, ni Magdiel Ramírez, ni sus personajes –oriundos de un pueblito montañoso al que ellos llaman San Pascual Bailongo– son ajenos a esas críticas.
“Hay gente que dice que nosotros tratamos como tontos a los campesinos, pero sería tratar como tonta a nuestra herencia. Juan Vainas y Chibolo no entienden las cosas porque son personajes sencillos. Pero ellos no son simples ni tontos. Es diferente. En ocasiones, el valor de la sencillez se devalúa en la sociedad. La gente piensa que una persona sencilla es tonta, pero simplemente es que la experiencia vivida no es la misma a la de otros”, refiere Ricardo Jiménez.
Magdiel Ramírez también sale en defensa de los personajes, a los que acepta que se les pone un poco de farsa porque tienen como objetivos divertir a la gente con entretenimiento sano, con valores como la amistad y la buena voluntad y para el disfrute de todo tipo de público.
“De críticas no nos vamos a escapar porque estamos en esa era. Creo que lo interesante aquí es que los personajes dan pie para que la gente recuerde la figura del campesino. Hay quienes dicen que Juan Vainas y Chibolo no son ilustrados y que hay algunos campesinos que sí lo son, y sí, es cierto, pero nosotros estamos siendo un tipo de campesino; no estamos diciendo que somos el (único) campesino costarricense”, opina Ramírez.
El mismo actor agrega: “Nosotros trabajamos la farsa y eso establece que los personajes tienen vicios y actitudes exageradas en pro de la potencia de la comedia. Aún así, hay gente que uno ve que camina como Juan Vainas y Chibolo y no están haciendo parodias. Son así”.
Ricardo Jiménez y Magdiel Ramírez saben que las críticas seguirán, pero se aferran al cariño que cosechan en un país que, consideran, “tiene la gente más linda del mundo”. A esos televidentes, desean llegar pronto con una serie televisiva que les cuente de sus nuevas aventuras.