Cuando estaba en la escuela, Keissy Lara “sufría” porque sus compañeros la excluían por “ser la compañera alta”. En su adolescencia, su madre quiso darle más seguridad y la inscribió en clases de etiqueta, protocolo y en modelaje. Allí fortaleció su autoestima y hasta consideró audicionar para entrar al Miss Costa Rica. Nunca lo intentó.
Hace cuatro años se casó y dos después se convirtió en mamá de Dereck Madriz Lara. Por todo ese tiempo se enfocó en asuntos familiares y dejó de lado su aspiración de concursar en un certámenes de belleza.
“Tenía ese proyecto de Miss Costa Rica pero por miedo o inseguridades ponía excusas y no logré participar. Me casé y luego con el bebé ya no podía (las candidatas al Miss Costa Rica deben ser mujeres solteras y sin hijos). Mi esposo me empezó a hablar y me dijo que por qué no participaba en un concurso (para señoras). Conocí del Mrs. Universe y empecé a seguir sus redes sociales. Para el casting de este 2019 estuve a punto de no animarme porque me di cuenta dos días antes, por suerte hicieron un segundo y en ese participé”, cuenta Lara.
La noche del 18 de junio ella fue coronada como Mrs. Universe. Keissy logró destacarse en un grupo de 12 mujeres que durante tres meses y medio estuvieron en un proceso en el que se “busca empoderarlas y resaltar su belleza integral”, esto, porque según María Teresa Rodríguez, directora de este certamen, muchas veces ellas se dedican solamente “a ser madres” y dejan de lado “sus sueños”.
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Durante este proceso, Keissy, quien en diciembre viajará a China para concursar con 90 mujeres por la corona de Mrs. Universe Internacional, reconoce que sale como una mujer renovada.
“Soy una mujer joven, que está casada y tiene un hijo. Quizá por eso pensamos que ya nuestro proyecto de vida muere. Esa fue una de las cosas que más me motivó de entrar en este concurso, ver que puedo cumplir un propósito que tenía desde joven”, afirma.
¿Esperaba ser la ganadora?
Jamás en la vida. Lo deseaba y trabajé por ello. Pero yo no podía asegurar que iba a ganar porque la competencia estuvo increíble, tenía compañeras con experiencia en certámenes, otras muy disciplinadas. La competencia estuvo tan reñida que no podía saberse si había alguna candidata con más posibilidades. Mi esposo fue mi pilar, él siempre me incentivó.
Este concurso se caracteriza por destacar la belleza de la mujer como un todo integral. ¿Cuál fue su crecimiento?
La organización trabaja muchísimo en eso. En un certamen de belleza por supuesto que la belleza física es requisito y todas las participantes la tenían, entonces lo que había que trabajar era en la belleza integral. En ser más seguras de sí mismas. Crecí en cuanto eso. Se trabajan las inseguridades que uno como mujer posee.
“Hoy soy otra persona. Cambié en la seguridad. Ponía trabas en muchos aspectos de mi vida. Tenía inseguridad de fallar. Entendí que eso es parte de la vida. Eso te hace crecer”.
¿Cuál es el mensaje que quiere transmitir a las mujeres?
Lo más importante es que se quieran, que se valoren y que todas las metas las cumplan y que nunca piensen que por tener un hijo, o por alguna otra razón, no las pueden lograr. Más bien ese es el motorcito. Es más difícil pero no imposible.
¿Cómo empoderarse o amarse cuando no se calza dentro de esos cánones de belleza?
Definitivamente, hay que creer en sí misma. Cuando las mujeres no contamos con el estereotipo de belleza que el mundo ejerce te puedo asegurar que si una mujer es segura de sí misma, cuando trabaja en su interior y refleja seguridad, ella es diferente, llama la atención. Considero que siempre, ante todo, debemos trabajar desde nuestro interior. Ser seguras, ser felices con lo que somos.
Podría creerse que para una mujer esbelta que recién gana un concurso de belleza es sencillo “amarse”. ¿A cuáles retos se enfrenta “una mujer bella”?
A veces el hecho de que te consideren linda o bonita, te exige más. Los tiempos son otros. Ahora tenés que demostrar tus capacidades porque o si no te señalan como tonta. A uno le interesa demostrar que las mujeres bonitas tienen corazón, son inteligentes y profesionales. Pasa que muchas veces te señalan por ser bonita. Hay que esforzarse porque la belleza se puede ir en cualquier momento. Es muy valioso que digan: ‘ella es bonita, y además profesional e inteligente’. Es un orgullo que te noten algo más que la belleza. Yo tengo preparación, inteligencia y corazón. Soy una mujer que quiere ser mejor día a día. Ganar un concurso no solo es belleza, es responsabilidad y actitud.
Usted dice que tras este concurso cambió. ¿Cómo se veía antes?
Me veía como una persona cotidiana que tenía que salir adelante trabajando con su esposo y su hijo. Con responsabilidades como cualquier mujer. Veía las cosas totalmente distintas. La belleza la tenía, la agradecía, pero mi enfoque era otro. Ahora, para mí la belleza tiene un papel importantísimo, gracias a eso puedo ir a representar a Costa Rica, sé que todas van a ser igual o más bellas, entonces hay que marcar la diferencia con valores internos y preparación.