Ser reina de belleza es más que lucir maquillaje perfecto, unos altos tacones o una figura esbelta.
Al menos así es para Kristell Ruiz Freeman, quien se coronó la noche de este viernes 19 de mayo como la Miss Grand Costa Rica 2023. Para ella ser reina de belleza significa romper miedos e inseguridades y a su vez cumplir sueños que tenía desde que era una niña.
La modelo, quien es actualmente virreina del Miss Costa Rica, considera que se subestima a quienes deciden dedicarse a participar en los certámenes de belleza por considerarlo algo banal y hasta frívolo, sin embargo, estos concursos han significado una ayuda para ella.
“Con los años uno va madurando y va viendo el verdadero significado de los certámenes de belleza. Para mí son un arte que empoderan a la mujer y son una plataforma para poder llevar un mensaje y cuando yo vi que su verdadero propósito yo dije: ‘Qué bonito poder utilizar estas plataformas para poder llevar un mensaje, hacer un bien social, ayudar a la gente o motivarlos y no solo como para que me vean.
“A veces, la gente subestima los certámenes de belleza, tienen como un mal concepto y piensan que es superficial... pero no, los certámenes de belleza son una escuela para que la mujer supere muchos miedos y que nos sintamos más fuertes y eso nos ayuda a nosotras a crecer como personas”, explica.
En su caso particular, afirma que los concursos de este tipo le han ayudado a se más segura de sí misma y a vencer el temor de hablar frente a la gente, en público.
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Kristell fue coronada como Miss Grand (certamen que ganaron previamente modelos como Brenda Muñoz y Brenda Castro) en una ceremonia sencilla y sin concurso de por medio. Ahora se prepara para el Miss Grand International 2023, que será el 25 de octubre en Ho Chi Minh, en Vietnam.
Con esta corona, Kristell marcará un pendiente en su lista de certámenes favoritos y en el que había puesto su mirada en el 2019.
Eso sí, la modelo de 26 años reconoce que lo pensó mucho antes de aceptar la propuesta, pues le plantearon la oportunidad de ser Miss Grand en un momento en el que estaba concentrada buscando becas para estudiar una maestría en el extranjero y en el que consideraba que ya había puesto punto final a los certámenes.
“Esta oportunidad llegó de forma inesperada. En un momento en el que yo sentía que ya me había retirado. Me acuerdo que mi mamá me dijo: ‘Vea lo que es la vida, en el 2019 usted quería esa corona y ahora tiene esa oportunidad’; yo lo que digo es que tal vez en ese momento no se me dio la oportunidad porque no estaba lo suficientemente preparada. Ahora me siento una mujer totalmente diferente, fuerte, decidida, determinada y con fuerzas para darlo todo”, comenta.
Kristell es oriunda de Limón centro y es la menor de tres hermanos. Es la única mujer de su casa y la más consentida por su mamá, Kattia Freeman, y su papá, Guillermo Ruiz.
De niña soñaba con ser reina de belleza pero hasta en el 2013 participó en un pequeño concurso local. Un año más tarde, en el 2014, decidió hacer maletas y dejar a su familia para buscar oportunidades en San José.
Cinco años después, en el 2019, debutó en los concursos de belleza cuando participó en el Miss Eco, certamen que ganó y que le demostró que había elegido el camino correcto a pesar de los sacrificios que tuvo que realizar para alcanzar ese sueño.
“Yo soy una persona determinada y cuando quiero algo hago todo por poder alcanzarlo, he entendido que tengo que luchar por lo que quiero y ahora siento que es una de mis grandes cualidades”, asevera.
Kristell espera que termine una competencia de belleza para quitarse sus tacones y ponerse tenis; y dejar los vestidos para sentirse cómoda con un jeans y una camiseta.
Es periodista y como profesional trabajó en la Asamblea Legislativa; además, anhela estudiar en el extranjero algún día.
Miss Costa Rica inolvidable
Quizá Kristell no ganó el título de Miss Costa Rica 2022 y se tuvo que conformar con ser la primera finalista. Al final se llevó para su casa el cariño de muchos ticos, tanto que tras quedar en el segundo lugar de la competencia la llegaron a llamar “la reina del pueblo”.
“Ese apoyo de la gente fue muy fuerte, muy importante para mí. Me dio mucha fuerza, porque yo te voy a hacer honesta: yo nunca imaginé tener ese apoyo de la gente y cuando recibía ese montón de mensajes, me sacaban lágrimas. Yo me ponía a leer lo que me escribían y le decía a mi mamá: ‘Mami ¿qué es esto?’, porque no podía creer que la gente me apoyara así. Entonces aunque no obtuve la corona, igual gané”.
De hecho, luego del concurso su paz era tal que le intrigaba saber por qué se sentía así, por qué no lloraba tras semanas intensas de preparación y del resultado final.
“Es que yo decía: ‘yo debería estar llorando, pataleando’ pero no. Y yo quería llorar, pero no podía porque sentía muchísima tranquilidad. Mami me decía que era la paz de Dios. Al día siguiente del concurso me puse a redactar un mensaje para las redes sociales y seguía igual, tranquila... al tercer día, yo dije: ‘esto es real’ y ya, ahí por fin me desahogué”, asegura.
Luego de liberar todas sus emociones hizo un balance de lo que fue el certamen y cómo le ayudó. Ahora tiene claro que el Miss Costa Rica le demostró que es capaz de llegar hasta donde ella se lo proponga.
Si bien todavía ostenta el título de virreina de ese certamen, que se llevó a cabo a finales de setiembre del 2022, este ya es un capítulo cerrado para Kristell, pues el nuevo reglamento indica que las candidatas no pueden haber participado en los dos últimos concursos, es decir, ella no puede participar en Miss Costa Rica este 2023 ni tampoco en el del próximo 2024; y para el 2025 ya tendría más de 28 años, edad máxima para concursar.
Sin embargo, no se lamenta, pues está complacida con lo que logró.
“Las cosas fueron como tenían que ser. Dios sabe por qué permite las cosas, no me arrepiento de nada y estoy satisfecha. Este ya es un capítulo cerrado para mí”, afirma.
Ahora su mirada está puesta sobre el Miss Grand International 2023, el que considera que será el último certamen de belleza de esta etapa de su vida y con el que quiere poner punto y final a un sueño de niña.