La entrenadora Nany Sevilla es embajadora fitness de Reebok para Latinoamérica

Nany, en su trabajo como embajadora da charlas, realiza grabaciones de programas de ejercicios y, además, por medio de las redes sociales , esta hermosa mujer de 44 años da asesoría a quien se la pida.

La tica, recordada por su programa Energía aeróbica , que transmitía canal 7 a inicios del año 2000, actualmente reside en Panamá, junto a su esposo Rodrigo Artavia, y sus hijos Rodrigo y Sofía.

La semana pasada estuvo en Costa Rica y participó el domingo en la celebración del Día Nacional del Deporte, en La Sabana.

Viva conversó con Nany sobre su proyecto con Reebok.

¿Qué es lo mejor de ser la embajadora de Reebok?

Me siento tan honrada porque estoy en un pico muy alto en mi carrera. Llevo muchos años de trabajar y lo he hecho con amor, con cariño y con pasión. Es una responsabilidad tan grande que me hace crecer como profesional.

¿Cuál es su labor?

Es motivar a las personas a tener una vida activa, a dejar el sedentarismo, a tener un cambio de vida positivo, incluyendo el ejercicio como parte del día a día.

¿Es una carga ser la que da el ejemplo para tanta gente?

No es una carga, me estoy divirtiendo muchísimo, pero es un cambio muy radical. Yo asumí ese reto y mis jefes han estado muy contentos por lo que se ha logrado hasta ahora, espero dar la talla en todo lo que hay que hacer.

También es abogada y relacionista pública. ¿Por qué vivir entonces del fitness ?

El deporte me llena mucho más; cuando estaba en Costa Rica y grababa los programas del 7 también trabajaba como notaria, pero escogí el deporte y fue en buena hora, porque mi trabajo de ahora es muy gratificante.

Hay que ser muy disciplinado...

Me considero disciplinada tirando a perfeccionista, pero me doy mis gustos con la comida. Cuando voy a Costa Rica no me puede faltar el gallo pinto y los picadillos.

Tiene 44 años, pero aparenta mucho menos. ¿Cuánto entrena para lograrlo?

Hay que hacer ejercicio para sentirse mejor, no solo para verse bien. Sí me exijo por lo menos una hora al día, pero normalmente son dos. No es matarse y que le quede claro a la gente que tiene que divertirse, que no sea en una obligación.