Si Luis Gallego Sánchez, padre de Luis Miguel, hizo de su pequeño hijo la principal fuente de ingresos familiares, la infancia de Mariah Carey no fue mucho menos traumática. Con sesiones de lunes a lunes hasta quedarse sin voz, “El Sol de México” conoció el rigor desde pequeño, mientras que la autora de All i need for Christmas is you fue víctima de abuso por parte de sus hermanos, y de discriminación social por cuenta de sus vecinos.
Acostumbrado a tener lo que quería, mientras vacacionaba en Aspen en 1998, Luis Miguel quedó embelesado por la joven artista. Según relata “Micky” en su serie oficial, el éxito de Netflix que lo reposicionó a nivel mundial, su método de acercamiento no fue para nada ortodoxo. Anoticiado de que la cantante estaba interesada en adquirir una propiedad del lujoso centro vacacional, Luismi contraofertó solo para llamar la atención de Carey.
Distinta es la versión de Mariah, quien en una entrevista con el animador argentino Marley, en ocasión de su visita a la Argentina en 1999, reveló que su encuentro fue posible gracias a un “complot” de sus allegados. “A él le dijeron que yo quería conocerlo, y yo ni siquiera sabía que él estaba allí; y a mí me dijeron que él quería agasajarme con una fiesta; así que nos mintieron, pero funcionó”.
En otra entrevista del mismo año con la presentadora Oprah Winfrey, Carey agregó: “Yo he tratado de no hablar mucho de esto, pero… estábamos en Aspen, Colorado, en la Navidad pasada. Él alquiló una casa ahí y yo otra, con mi familia, porque a mí me gusta la Navidad con nieve. Los que nos alquilaron las casas a él y a mí, le dijeron que yo lo quería conocer, y yo ni sabía que Luis Miguel estaba ahí, y me dijeron que él quería hacer una fiesta privada para mí. Así que fueron los que nos alquilaron las casas quienes estaban haciendo el papel de cupidos para que él y yo nos uniéramos”.
Versiones al margen, el encuentro sucedió. En sus memorias, la artista aseguró que la cita fue “traumática”, al punto tal de que tuvo que llamar a su hermano para que la rescatara de la embarazosa situación. “Acababa de conocer a este chico y ya estaba borracho como una cuba”, cuenta, con gracia, la artista, en el capítulo de su biografía El Elvis latino, dedicado a su relación con “Luismi”.
“Yo pensaba ¿quién es ese tipo? Él estaba tomando mucho... pero una pequeña parte de mi estaba intrigada. Tenía un innegable estilo apasionado”, añadió, sincera, en el mismo relato. Con humor, destacó la obsesión del crooner con su cabello, algo que el propio Gallego, tácitamente, admitió en su relato oficial de ficción. Tal vez, a modo de compensación, al día siguiente de su frustrado primer encuentro, Luismi le envió a Mariah un costoso collar de diamantes Bvlgari.
Unidos por la tragedia
A los 12 años, “MimiW fue inducida a la droga por su hermana mayor, Alison. En El significado de Mariah Carey, la neoyorkina cuenta cómo su pariente la drogó “con Valium”, le ofreció “una uña de su dedo meñique llena de cocaína”, le “provocó quemaduras de tercer grado” y trato de venderla “a un proxeneta”.
Por su parte, Luis Miguel, aparte de los abusos psicológicos que padeció de su padre, sufrió la desaparición de Marcela, su madre, a los 16 años, con la sospecha siempre latente de que Luisito Rey podría haberla asesinado, tal como sugiere el propio Sol de México en su serie de Netflix. Así las cosas, ambos encontraron, a pesar de todo, un refugio en la música.
Jóvenes, bellos y solteros
Romántico empedernido, muchas novias ocasionales habían formado parte de la vida de Luis Miguel. Para ese entonces, ya era padre de Michelle Salas, fruto de su relación ocasional con la socialité Stephanie Salas.
Por su parte, Mariah contrajo matrimonio en 1993 con el productor discográfico Tommy Mottola, con quien, contó años después, mantuvo una relación “tóxica”, en la cual se sentía aprisionada. Su escapatoria sería su “alma gemela”, Derek Jeter, tras quien salió brevemente con el cantante Eric Benet.
Luego, llegaría el mencionado encuentro con Luis Miguel que, con todos sus defectos, podía entender “la locura” de su vida. “No hay muchos a los que les podés decir por teléfono ‘ok, te dejo que tengo que cantar para 50.000 personas’ y realmente te entiendan”, le explicó a Winfrey. Mariah encontró a un verdadero par, aunque eso, no necesariamente, contenía la llave de la felicidad.
Inspiración
En 1999, Luis Miguel lanzaría su aclamado álbum Amarte es un placer, por el cual obtendría su (hasta el momento) único Premio Grammy Latino a mejor placa del año, y otro galardón al de vocalista más destacado en el ámbito pop. Como nunca antes, “El Rey” se inmiscuyó en la composición de los temas del disco y mostró su mejor versión arriba de los escenarios.
Famoso por el resguardo hasta la locura de su intimidad, en esta época, el divo latino abriría, como nunca, su corazón. En la presentación del disco, aunque sin mencionarla, Luis Miguel sugirió que la flamante obra tenía mucha influencia de su relación con Carey. “Necesito que el producto final tenga una coherencia con lo que yo pienso o lo que yo siento en este momento. Por eso, en este caso, este disco se llama Amarte es un placer. Si ustedes leen entre líneas, me imagino que saben a lo que me refiero”.
Quizás por eso no sea casual que en el DVD Vivo, que registra su presentación del 2000 en el Auditorio citiBanamex, de Monterrey, la entusiasta presencia de Carey en primera fila, como si se tratara de otra fan, tomó un lugar de primer orden para el director David Mallet. Con tanto ego como su novio, sabía, de todas formas, ocupar el espacio adecuado para la ocasión, aunque Luismi no se lo retribuyera en la misma medida.
“¿Vas a cantar con él”, la inquirió Marley en 1999, antes de sus diez presentaciones en distintos puntos de la Argentina. “No, él puede cantar, yo sólo iré a aplaudirlo”, contestó Carey en aquella ocasión. Realidad o ficción, eso es algo que Luismi hubiera deseado con más énfasis.
Problemas
Siempre desde la mirada del cantor, su colega lo presionó más allá de lo aconsejable para que diera un paso más en su carrera, y se lanzara al mercado estadounidense con canciones en inglés, de lo que Luis Miguel nunca estuvo convencido, fuera de su dueto con Frank Sinatra del inoxidable single Come fly with me. “Te quedaras estancado si no arriesgas”, le dijo la actriz, Jade Ewen, en la piel de Mariah Carey, al intérprete Diego Boneta, en la historia audiovisual de ficción.
El músico cedería parcialmente a los consejos de su novia, luego de que aceptara volver a probar suerte en la pantalla grande (lo había hecho a desgano cuando era un niño), con el fin de ponerlo “en el mapa”. El desafío sería, ni más ni menos, que interpretar al Zorro en una versión actualizada del héroe hispano. Más temprano que tarde, Luismi abandonaría el papel para cederle paso a Antonio Banderas. Finalmente, el film sería un éxito comercial y de críticas. En una discusión con su novia sobre aceptar o no el trabajo, en la ficción, Luis Miguel le hace una declaración de principios, en medio de un suntuoso paseo en helicóptero: “Yo soy cantante”.
Otro de los infructuosos proyectos profesionales que compartieron sería el dueto en la canción It’s impossible, una adaptación al inglés del clásico Somos novios, de Armando Manzanero. En palabras de Carey, la colaboración “no funcionó” y prefirieron desistir antes de que interfiriera en su relación.
“Empezamos, lo hablamos y no fue el proyecto correcto. No hubo mucho tiempo, y tampoco fue la canción correcta. Lo último que queríamos hacer es apurar las cosas solo por hacerlo. Tiene que ser algo que los dos querramos, y que sea estelar”. En su versión de los hechos, Luismi cuenta que sus tonalidades no congeniaron, por lo cual, el productor David Foster habría decidido intervenir la voz del mexicano con el naciente autotune. Cuando la historia parecía enterrada, en el 2020, casi como si se tratara de una provocación, publicó la versión en compañía de Celine Dion, coetánea de Mariah.
Triste y solitario final
Luis Miguel y Mariah Carey terminarían su relación a mediados del 2001. Las cinco páginas de las memorias de la cantante dedicadas a la relación hacen especial hincapié en los daños emocionales que ambos acarreaban para justificar el rompimiento.
“Él había pasado por muchas cosas, y perdió a su madre a una edad muy temprana (…) Hice todo lo posible para apoyarlo emocionalmente, pero estaba pasando por mi propio proceso, llegó un punto con el que ya no podía lidiar con eso. No nos ayudábamos a sanarnos. En el mejor de los casos, Luis era generoso, espontáneo y apasionado, pero en el peor, era errático y ansioso, y tenía una nube oscura sobre su cabeza. Después de tres años, supe que era momento de separarnos. Tuvimos un buen tiempo, y aún lo recuerdo con mucho cariño, pero al final del día, él no era el indicado”.
En 2002, durante la presentación de su disco Mis boleros favoritos, en España, al ser consultado sobre el frustrado romance con Mariah, Luismi contestó que se quedaba con “todo lo bueno y lo positivo, si hubo algo en lo personal o en lo profesional” que hubiera existido.
La tercera temporada de la serie del astro tiene seis capítulos sobre ocho dedicados, en buena medida, a su vínculo, que nunca termina de distinguir los vaivenes artísticos de los amorosos. En la serie, Luis Miguel admite sus celos hacia Eric Benet, expareja de Carey, con quien mantuvo una relación amistosa tras finalizar su vínculo romántico.
El final del show televisivo encuentra al artista mexicano sobre los escenarios mientras canta La Bikina, un mojón en su carrera, cuando decidió, definitivamente, afianzar sus raíces latinas y descartar cualquier intento de incursionar en el mercado estadounidense, al menos, sin traicionar sus orígenes latinos, y su gusto por lo clásico.
“Altanera, preciosa y orgullosa/ No permite la quieran consolar/ Dicen que alguien ya vino y se fue/ Dicen que pasa las noches llorando por él”, reza, en un tramo, el clásico mariachi. En la canción After tonight, dedicada al portento latino, Mariah se pregunta: “Bebé volverás a amarme/ Después de que la noche se convierta en el día/ Después de que esta noche comience a desvanecerse”.
Carey volvió a casarse en 2008 con el músico y actor Nick Cannon, padre de sus dos hijos. Luis Miguel, en tanto, formaría pareja con Aracely Arámbula en el 2005, con quien fueron padres de Daniel y Miguel.
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En 2006, Luis Miguel grabaría el disco Navidades, un compilado de villancicos versionados al español. Mariah, por su parte, es la “reina” de dicha festividad (su éxito es la canción más reproducida de la temática en Spotify) y no precisamente porque las de su infancia hayan sido gratas.
“Mis hermanos y mi madre no se hablaban durante la mayor parte del año, por lo que, para la cena de Navidad, mis hermanos llegaban llenos de dolor e ira, y hambrientos de atención. Eventualmente... todos explotaban en un torrente de abuso verbal; y yo me sentaba ahí en el centro del caos. Lloraba y deseaba que dejaran de gritar. Añoraba que mi madre pudiera evitar que maldijeran. Deseaba poder estar en un lugar que se sintiera como en Navidad”.
Por eso mismo, Mimi le dedicó un himno a la festividad. “Siempre he querido que la Navidad fuese perfecta”, admitió Mariah, también, en sus memorias. La de aquel 1998, a pesar de todo, lo fue.
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