Lily Allen, la cantante, autora y compositora pop británica, se encuentra en medio de la polémica luego de sincerarse sobre su vida personal y profesional en una reciente conversación.
“Amo a mis hijas, pero arruinaron mi vida”, expresó Allen, de 38 años, en el podcast The Radio Times. Sin embargo, admitió que las ama y que la complementan.
Cuando la artista se casó con el empresario Sam Cooper y se convirtió en mamá de dos niñas, Ethel Mary, de 12 años, y Marnie Rose, de 11, ya era una estrella del pop a nivel global. Sus canciones alcanzaron las listas de éxitos, se convirtió en una de las figuras centrales del pop británico y desfiló por la alfombra roja de los Grammy como nominada.
En la misma conversación, Allen señaló que le molesta cuando las personas dicen que se puede obtener todo en la vida porque considera que eso no es cierto.
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En cuanto a sus decisiones, Allen hizo referencia a su dura historia de vida: cuando tenía 4 años, su padre, el actor y comediante Keith Allen, la abandonó, quedando ella al cuidado de su madre, la productora de cine Alison Owen. Además, asistió a 13 escuelas distintas y fue expulsada de la mayoría de ellas por fumar y beber, indicios de que sus adicciones comenzaron a una edad muy temprana.
“Algunas personas eligen su carrera antes que la de sus hijos y ese es su privilegio. Pero mis padres estaban bastante ausentes cuando yo era niña, y siento que eso realmente dejó algunas cicatrices desagradables que no estoy dispuesta a repetir en las mías”, explicó Allen.
En consecuencia, Lily se convirtió en mamá y admitió que eligió dar un paso atrás y concentrarse en sus hijas, por lo que se alegró de haberlo hecho. “Creo que son personas bastante completas”, agregó.
Luego de separarse del padre de sus hijas en 2018, la cantante contrajo nupcias con la estrella de Stranger Things, David Harbour, en 2020. En la boda, la intérprete de éxitos como Smile lució un vestido de la marca Dior. Posteriormente, la artista incursionó en el teatro con el thriller 2:22 A Ghost Story, donde interpretó a Jenny. Esa actuación le valió a Allen una nominación a los Premios Olivier, y participó en otros proyectos teatrales como The Pillowman, donde interpretó a Katurian, una escritora que por primera vez es encarnada por una mujer. También incursionó en el mundo de la moda con destacadas firmas de alta costura y marcas reconocidas de zapatos, accesorios y joyas.
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