La que parecía una mañana normal se tornó en una experiencia sorpresiva y extraordinaria para decenas de personas que transitaban por San José el martes 17 de octubre. Lisbeth Valverde, Miss Costa Rica 2023, caminó, convertida en una “barbie de carne y hueso” por la avenida central josefina.
Con su cabello claro atado en una cola alta, un vestido color rosa vivo, zapatos de plataforma y una brillante sonrisa, la reina transitó la ciudad que ya tenía varias horas despierta.
“¿Quiere un Ken?”, dijo uno de los vendedores de las tiendas aledañas a la Plaza de la Cultura. Con celeridad, la atención de sus compañeros del negocio y de algunos transeúntes fue captada por la esbelta joven, quien no escatimaba en saludos.
“Mi amor, ya ganó”, le dijo un adulto mayor con un tono que no incomodó a la reina. Lamentablemente, el acoso y el irrespeto siguen presentes a diario en nuestro país, así ocurrió con un hombre que pasó velozmente en una bicicleta: le dijo las mismas palabras pero de forma irrespetuosa; fue el único durante todo el recorrido.
Mientras el fotoperiodista John Durán y el videógrafo Kenneth Barrantes captaban lo que acontecía con Miss Costa Rica, otras personas sacaban su celular para fotografiarla. Un par de tropezones sorprendieron a quienes embelesados la veían pasar y se olvidaban de los adoquines del bulevar.
No había avanzado ni 100 metros cuando, luego de una cauta timidez, las personas empezaron a acercarse. Steven González, quien se presentó como DJ Crosty, se animó a romper el hielo.
“Va a ganar. Se lo merece”, dijo el muchacho.
Entre el bullicio en el que sobresalían los gorjeos de las palomas y la promoción de paquetitos de maíz para atraer a las aves, voces femeninas susurraban: “¡Qué bonito tenerla aquí! Siempre se ve, pero en televisión. Ojalá que Dios la bendiga y que le vaya muy bien”.
María Teresa Pol, de 68 años, estuvo atenta a lo que acontecía a su alrededor. Minutos más tarde se le acercó a Lisbeth, tomó sus manos y le dedicó unas palabras.
“Además de muy linda, es muy simpática. Interactúa bien con el público, gracias a su don de gente. No ve qué sonrisa más bonita”, comentó la transeúnte, que usualmente visita San José para hacer diferentes mandados.
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La simpatía de Miss Costa Rica
En la fuente que se ubica a un costado del Teatro Nacional, Lisbeth permaneció compartiendo “con el pueblo” por varios minutos.
“Corra mami, vaya y se toma foto con la reina”, dijo doña Flor María, la abuelita de la niña María Isabel Pizarro, de tres años.
La señora, quien cuida a la pequeña, autorizó a que la imagen de la niña aparezca en este artículo. Para ellas será un lindo recuerdo, según dijo.
Cuando María Isabel corrió hacia los brazos de Lisbeth, Miss Costa Rica la alzó y juntas posaron para la foto con generosas sonrisas. Ella no fue la única pequeña que cargó Valverde.
Iveth Morán no dudó en pedirle a la reina que alzara a Nasly Villalta, su bebé, quien recién cumplió un año.
“Me parece que es muy importante guardar este recuerdo. Es la primera vez que veo a Miss Costa Rica. Va a ser histórico para mi hija”, comentó la madre.
Mientras la fresca mañana avanzaba y el reloj marcaba poco más de las 10 a. m., Lisbeth se veía radiante, cómoda y no le negaba abrazos ni fotos a nadie. Hay una razón para eso: se siente agradecida con el apoyo recibido por las personas desde que fue coronada.
“Es demasiada la alegría. He recibido mucho apoyo en general. Tengo mucho agradecimiento. Esto me llena de una linda energía. Aunque son tiempos en los que estoy muy ocupada y con muchos pendientes, este cariño tan lindo me llena de motivación para luchar y representar a Costa Rica de la mejor manera”, dijo Lisbeth mientras continuaba su paseo por San José.
Cuando a su alrededor se formaba una pequeña fila, Delace Sánchez, conocido por vender sus Frescos Forever en la avenida central, esperaba paciente.
Al cumplir su cometido de tener una fotografía con ella, le regaló uno de los jugos que vende en bolsita. “Es la más linda que he visto. Va a llegar lejos en Miss Universo”, vaticinó.
El chillido de las cortinas metálicas de un restaurante que apenas abría no impresionó a muchos. Todas las miradas estaban posadas sobre Lisbeth, la profesora de educación especial que además de saludar a unos turistas estadounidenses, entabló una corta conversación con doña María Cecilia Jiménez, una persona sorda, quien se sintió agradecida y respetada de ver la respuesta tan inclusiva de la representante costarricense.
“Hablo un poquito de LESCO (lengua de señas costarricense). La señora me contó que vive en Cartago”, dijo Valverde.
En las cercanías de la tienda Universal, hubo quienes decían “que la Barbie se había salido de la vitrina”.
“Ahí va la próxima Miss Universo”, gritó una voz que pretendía ser profética.
Ante esa aseveración, Lisbeth respondió esperanzada con un “amén”.
“Me tomé una foto con la futura Miss Universo. Ella tiene todas para ganar. Creí que era una Barbie que andaba aquí”, expresó Roxana Trejos, vecina de Tibás.
Poco antes de terminar el recorrido, Miss Costa Rica, quien se ha caracterizado por mostrarse cercana con las personas tanto por redes sociales como “en vivo”, se “apuntó” a participar haciendo series con un grupo que hacía una dinámica cerca de la escultura La Chola.
“¡Qué linda y qué humilde que es! La felicito”, dijeron personas alrededor, transeúntes que rieron a su lado y le desearon la mejor de las suertes en Miss Universo, certamen que se realizará el 18 de noviembre en El Salvador.