Es tal vez el cuadro más famoso de todos los tiempos, la obra más reconocida y posiblemente una de las pinturas más icónicas de la cultura pop; pero “la vida” de la Mona Lisa no ha sido nada fácil, desde hace muchos años la pintura creada por Leonardo Da Vinci entre 1503 y 1519 ha sufrido de atentados en su contra. Unos tan descabellados como el pastelazo que recibió recientemente y otros tan preocupantes como el robo en 1911.
El más reciente acto, considerado vandálico por el valor histórico y cultural de la pintura, se registró a finales de mayo de este 2022 cuando un hombre disfrazado de anciana y montado en una silla de ruedas le tiró un pedazo de pastel a la obra que está expuesta en el Museo del Louvre, en París.
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Medios internacionales dieron cuenta de la situación. Las notas afirmaron que el atacante (que fue sacado del museo por la seguridad) insistía en gritar mensajes como: “Los artistas deben pensar en la Tierra. Piensen en el planeta” por lo que posiblemente el pastelazo pudo ser motivado por una protesta ecologista.
La Mona Lisa no sufrió ningún daño ya que está protegida por un vidrio de máxima seguridad que impide que cualquier agente externo dañe la pintura de Da Vinci.
Desde que está en el Louvre, la también llamada Gioconda ha tenido que enfrentar otras situaciones muy particulares que se han dado con el fin de dañarla e incluso sacar una buena tajada de dinero con su venta.
Hacemos un repaso por los sucesos más curiosos y llamativos en los que se ha visto involucrada la Mona Lisa:
El robo de 1911
El 22 de agosto de 1911 el personal del Museo del Louvre se dio cuenta, después de dos días, de que el cuadro de la Mona Lisa no estaba en el lugar que le correspondía en el Salón Carrée.
De acuerdo con la revista National Geographic los trabajadores del museo la buscaron por todas partes, pero la obra no apareció. “Los curiosos hacían fila para visitar el espacio vacío que antes ocupaba la obra en el museo”, agregó la publicación.
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Como toda historia en torno a la Mona Lisa, la del robo no carece de curiosidad porque resultó que Vincenzo Peruggia, un extrabajador del museo, fue el responsable del robo. El hombre intentó, de manera infructuosa, vender la obra en Florencia, después de haberla tenido en su poder durante dos años... sí, la Gioconda estuvo perdida dos años.
National Geographic recordó que mucho tiempo después, durante la Segunda Guerra Mundial, la obra fue retirada del museo y guardada en diversos lugares secretos en Francia para evitar que los nazis se la llevaran.
Ácido sulfúrico
Por su alto grado de belleza, la Mona Lisa tuvo que pagar caro. Se dice que en 1965 un hombre que padecía del síndrome de Stendhal (un trastorno que se presenta ante la sobredosis de belleza) había arrojado ácido sulfúrico a la pintura, informó Forbes.
Sin embargo, National Geographic informó que este suceso es una leyenda que se ha transmitido de voz en voz a lo largo de los años, ya que en el museo no hay registro de que tal situación haya pasado realmente.
“No se ha producido ningún ataque con ácido sobre la tabla que haya producido daños en el cuadro. Esta historia es falsa”, dijeron los conservadores del museo a la revista.
Una pedrada
La que sí es cierta es la historia de que la Mona Lisa fue atacada con una piedra. En 1956 un hombre le tiró una piedra al cuadro, esta lo impactó en el vidrio, lo quebró y provocó un desprendimiento de la capa de pintura a la altura del codo izquierdo de la Gioconda.
Ese daño se puede apreciar todavía a simple vista pese a la restauración que recibió la pintura.
Con pintura
Después del ataque con la piedra, los encargados del museo decidieron cambiar la protección de la pintura porque se dieron cuenta de que el cristal no era suficiente y optaron por usar uno mucho más fuerte y hasta resistente a las balas.
Esta nueva protección sirvió muy bien para defender a la Mona Lisa de un ataque con pintura que recibió mientras estaba expuesta en Japón, esto pasó en 1974. En esa ocasión, una de las pocas veces que la pintura salió del Louvre, una mujer le tiró un poco de pintura de color rojo como protesta porque en el museo de Tokio no había accesos para personas con discapacidades.
Con una taza de té
Una mujer que estaba molesta porque Francia no le dio la ciudadanía se desquitó su frustración con la Gioconda.
Al menos así quedó registrado por los medios cuando en el 2009 una mujer rusa le lanzó a la obra una taza con té que había comprado en el propio museo. En este acto el vidrio blindado cumplió con su cometido y fue más bien la taza la que se quebró.