Cuando Marisol Soto decidió emprender en el mundo empresarial, siempre tuvo claro que quería utilizar su conocimiento en asesoría de imagen para ayudar a las mujeres. Por ello, hace siete años, decidió abrir una tienda de alquiler de vestidos de fiesta.
Lo que nunca imaginó es que su negocio, ese que consume gran parte de su día y que le ha costado mantener, la llevaría a incursionar este 2023 en el mercado de los vestidos de novia.
“Las novias siempre llegaban por los vestidos de su mamá, de la mamá del novio, de las damas, de la tía y de todos, y me preguntaban que cuándo metía vestidos de novia e, incluso, tengo algunos vestidos blancos de fiesta y me los alquilaban montones para casarse e decidí meterme en esto... La verdad no sé en que me estoy metiendo, pero ya me metí”, asegura Soto.
Se trata de vestidos de novia de todo tipo: hay sencillos, pegados al cuerpo, lisos, con cola larga al estilo princesa, con corsé; también hay sin brillo, con pedrerías, con lentejuelas y en colores como blanco tradicional, blanco hueso y beige.
De acuerdo con Marisol, la colección está conformada por poco más de 35 vestidos; sin embargo, su intención es ir incrementando la cantidad y llegar hasta donde “Dios me lo permita”.
“Nunca me imaginé esto, de verdad que no. El mismo negocio me ha sorprendido, uno no se imagina las cosas que le trae a uno la vida. Yo pensaba que lo de las novias era como otro mercado, otra cosa. Y es tan bonito cuando llega la mamá, la suegra de la novia o las hermanas y todas se emocionan y gritan... Es una ilusión muy grande, nunca me imaginé que yo iba a incursionar en este negocio de los novia”, asegura Soto.
Ahora, la empresaria, de 50 años, incluso tiene tiaras y calzado pues afirma que quiere hacer las cosas bien.
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Además, detalla que este nuevo proyecto le ha permitido entender mejor a esas mujeres que andan en busca de su vestido soñado para llegar al altar.
“Tratar con novias es muy diferente a tratar con clientas que andan buscando un vestido para ir a un evento como invitadas”, dice.
E inmediatamente agrega: “Para las novias es un día demasiado especial, o sea, ellas son las protagonistas. Yo diría que hay que tener un poco más cautela para atenderlas y recomendarles lo que ellas les va e insisto en eso, porque uno puede ver vestidos muy lindos en revistas, pero no todos le van y a veces deben probarse más estilos, porque al final, lo importante es que ella esté feliz, que se sienta segura”, afirma.
A su juicio, no hay más satisfacción que “cuando ellas se ven en el espejo y se les ve la felicidad en su rostro... Eso no tiene precio”.
Marisol explica que en su tienda ya tiene una colección de más de 500 vestidos de diferentes colores, telas y estilos; es más, días atrás, hizo una liquidación, pues ahora necesita más espacio para la línea de novia.
De hecho, tuvo que acondicionar un espacio para colocar los primeros 20 vestidos de esta nueva línea que le llegaron, lo cual no fue nada fácil.
“Yo no había pensado meter esta línea pero al final las mismas novias me lo pidieron. Y ahora veo hacia atrás y recuerdo lo que viví en pandemia, cuando tuve que cerrar. En ese momento estaba, incluso, en un local más pequeño y ahora hasta pude abrir un lugar más grande, con más vestidos, con más opciones, más tallas. Ahí voy... poco a poco, saliendo adelante”, comenta.
Y como por su pequeño negocio hace lo que sea, la Miss Costa Rica Mundo 1992 afirma, entre risas, que incluso en los últimos días le ha tocado vestirse de novia, para poder publicar fotografías en sus redes sociales. Sin embargo, asegura que ha valido la pena.