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En los años 90, todo Costa Rica tuvo que ver con San Buenaventura. Aquella serie de producción nacional —transmitida por Teletica― presentó las vivencias de un singular grupo de personajes relacionados con un ficticio parque nacional. Entre los niños que eran abundantes en la trama, hubo uno que siempre destacó por su vínculo con la naturaleza y la aventura: Mau.
Mau tomó su nombre de su intérprete, Mauricio Cortés, quien creció frente a la cámara y que, una vez que la serie salió del aire, se pasó detrás del lente para convertirse en un destacado documentalista y realizador, con una especial sensibilidad para retratar a la Tierra en sus más íntimas características. Así, las andanzas del Mau real terminaron por cumplir los sueños del Mau que conocimos en la tele: recorrer el planeta, conocer culturas, entender la relación del ser humano con la naturaleza y, lo más importante, propiciar que esta sea lo más sustentable posible.
Hoy, a sus 44 años, Mauricio recuerda con cariño su rol en San Buenaventura y entre risas reconoce que lidiar con “la fama” fue lo único que no se le dio también, pues era bastante tímido. Claro ese pequeño detalle no tenía parangón con las experiencias que tuvo al recorrer todos los parques nacionales del país y muchas otras bellezas naturales impensables y que, a la postre, marcarían su vida para siempre.
Una por otra. San Buenaventura se grabó de 1993 a 1996, justo en su adolescencia, la cual fue muy particular, pues prácticamente no tenía vida social, no podía salir con sus compañeros de colegio los fines de semana y mucho menos pensar en novia, pues los fines de semana eran exclusivos para grabaciones.
Sin embargo, lejos de sentir que se perdió una parte de juventud, Cortés está consciente de que su vida solo tuvo una ruta diferente.
Una vez que se graduó del cole y tras rechazar una propuesta para seguir con la actuación en Televisa, cursó Estudios Generales en la Universidad de Costa Rica y, luego, siguió sus estudios en Publicidad y Comunicación de la Universidad Latina, para unirse al equipo de la empresa de su familia, Mertec TV, como camarógrafo submarino y sonidista.
Estaba en sus veintes cuando comenzó a trabajar en los documentales de la serie Sin fronteras , pero esta etapa fue interrumpida por una beca que obtuvo para especializarse en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba.
“Estar en Cuba ya de por sí es una experiencia. Nosotros vivíamos en una isla dentro de una isla, porque alrededor de la Escuela no había nada, solo plantaciones de naranja (ríe). Éramos 80 estudiantes de todo el mundo que teníamos que adaptarnos a las costumbres y a la cultura de los demás. Allí inició mi sueño de dirigir mi propio documental”, aseguró.
La primera generación de documentalistas fue la de Mauricio, apenas con dos estudiantes más. El niño de los espejuelos, Mundo Calle (es sobre la gente que vive en la calle en La Habana) y, su documental de graduación, El Loco, Cacharro y su Capitán (sobre pescadores ilegales) fueron fuente de tremendo impulso. “Tengo que reconocer que para mí sí hubo libertad en Cuba al poder exponer estos documentales. En el fondo todos eran críticos del sistema”, aseguró.
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Entre tiburones y ballenas
A su regreso de la isla, Mau se integró a trabajar en Mertec TV, mientras su padre y fundador, José Cortés, se recuperaba de un problema de salud. Mauricio se convirtió entonces en el principal camarógrafo submarino del equipo. Entretanto, canales de la envergadura de Discovery Channel y National Geographic le compraban material fílmico y el recordado espacio Planeta Azul, en Canal 7, mostraban sus documentales.
Logró su primer gran documental cuando dirigió La migración más larga del mundo entre los mamíferos: la ruta de las ballenas jorobadas desde la Antártida hasta bahía Drake.
Él revive con emoción esta y otras de sus tantas andanzas en Sin fronteras.
“¡Qué no hicimos! Buscábamos anacondas en el Amazonas, vivimos con los indígenas achuar en Ecuador, subíamos volcanes nevados, pero sobre todo exploramos Costa Rica”, rememoró quien fue acumulando experiencias documentales increíbles produciendo el contenido para el Canal Internacional DestinosTV, como grabar una serie sobre la Patagonia chilena y otra con un recorrido por China.
Mostrar la vida de diferentes poblaciones en el planeta también lo seduce, caso de los indígenas, lo que lo ha llevado hasta las entrañas de la selva sudamericana o a las regiones remotas de Alaska.
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Pero en los últimos años, Mauricio Cortés, incansable e imparable con su causa, se ha dedicado a fundar ONGs que motiven, agrupen y organicen las iniciativas personales de quiénes se están concientizando sobre la urgencia de salvar al planeta.
Ecohéroes es el más reciente y ambicioso emprendedurismo de este enamorado de la vida, quien a la fecha ha recorrido 52 países y que afirma estar viviendo un luminoso período de su vida al lado de su pareja, Rosita Cajas, y de su hija adolescente Uma, quien hace 16 años convirtió a Mau en un joven pero espectacularmente feliz papá soltero.
Este es un extracto de la conversación con Mau, el chiquillo de San Buenaventura que soñaba con cambiar al mundo.
–¿Cómo fue ese retorno a tus raíces, tras dejar atrás tu faceta de hombre de negocios, por llamarlo así?
–Yo siempre he sentido ese llamado de aportar al planeta y a la humanidad desde mi campo, por eso en agosto del 2018 dejé la vida corporativa. Fue un cambio total, cofundando una ONG sin fines de lucro y al mismo tiempo creando mi propia productora audiovisual con un enfoque en temas de sostenibilidad bajo el nombre de Planet Solutions Films.
Dejar esa zona de confort fue un paso difícil de dar, pero siempre he creído que el universo conspira a favor de los soñadores y si yo me iba a dedicar a hacer lo posible por crear un mejor lugar donde vivir, iba a contar con su respaldo. Algunos lo pueden ver como karma... yo confié en que me iba a ir bien si yo lo que quería era hacer el bien. Lo que no tenía claro eran los obstáculos que iba a tener que enfrentar.
“No ha sido fácil pero no me he arrepentido ni un segundo de esa decisión. Hoy puedo decir que tengo mi propia productora muy enfocada en temas de medio ambiente y sostenibilidad, aunque igual hago trabajos comerciales que siempre están por alguna razón ligados a la naturaleza, además de que llevo más de tres años trabajando con la Fundación 5 Minute Beach Cleanup.
– Desde ese regreso hasta hoy no has parado de crear emprendedurismos y vincularte con ONGs y grupos rurales.
–Soy fiel creyente de que todo cambio que queremos ver en el mundo comienza por uno mismo. Y una persona, si tiene la convicción, puede generar grandes cambios poquito a poco. La raíz de todos los problemas ambientales que enfrentamos hoy en día es la misma: como el ser humano se desconectó por completo del planeta, se nos olvidó que somos tan solo una pequeña parte de un gran ecosistema que conocemos como Planeta Tierra, se nos olvidó que no somos dueños del planeta.
“Desde 1993 que comencé a trabajar en San Buenaventura ya era parte de un mensaje importante de protección de los recursos naturales. En esos tiempos los efectos no eran tan visibles y medibles como ahora, pero ya veníamos con un comportamiento muy egoísta de no pensar en el resto, solo en mi practicidad y comodidad. Tristemente, se nos olvidó que todo lo que hacemos, por mas pequeño que sea el acto, puede contribuir o puede causar más daño.
Justamente uno de los objetivos de la 5 Minute Beach Cleanup es crear conciencia en temas de consumo responsable y la importancia de dejar de consumir tanto plástico de un solo uso. Ha sido una tarea titánica poder llegar a una buena cantidad de personas.
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– Posiblemente sos uno de los costarricenses que más experiencias de viajes ha atesorado por el mundo. ¿Cuántos países conocés, llevás la cuenta?
–Uffff, un día me puse a hacer una lista. Necesito buscarla para ver cuántos países son. Si mal no recuerdo, la lista iba por 52. Y esta respuesta es compleja, pues cada viaje y momento vivido me han aportado muchísimo. Qué te digo, compartir y conocer la cultura huaorani (Amazonia ecuatoriana) fue una gran experiencia, pues me mostró la felicidad que existe en la simpleza, en que lo verdaderamente esencial no está en lo material, sino en la calidad de vida que podemos tener, y la calidad de vida se mide allá en el Amazonas por cuán bien dibujada está la sonrisa en su rostro y en el brillo de sus ojos.
“Pude comprobar que sí es posible convivir en total armonía con la naturaleza y que es ahí donde se encuentran las respuestas a la mayor cantidad de preguntas que nos hacemos, y donde existe la medicina de todos nuestros males.
“Alaska también me llego muy adentro, me convenció de que sí es posible vivir en comunidad y en balance con la naturaleza viviendo de forma “moderna”. La fortaleza del ser humano es muy grande ante las inclemencias del clima, y aún en esas condiciones podemos adaptarnos a esta. ¿Por qué en las ciudades se nos olvidó la importancia de adaptarnos nosotros y no a la inversa?
“Los viajes por el continente africano me llevaron a profundizar en el origen de la vida y lo salvaje que puede ser nuestro espíritu, así como un documental que filmé en Costa Rica sobre una familia de adultos mayores cabécares que adoptaban niños en las profundidades de las montañas de Talamanca me demostró la bondad que existe en nuestros corazones.
“El documental que tuve la oportunidad de realizar sobre las ballenas jorobadas también me impactó mucho por ver la sabiduría que existe en la naturaleza y lo perfecto que es todo. ¿Cómo un animal puede migrar tantos miles de kilómetros para venir a dar a luz a las aguas costarricenses? Compartir bajo el agua con estos gigantes y nobles animales fortaleció mi espíritu para seguir luchando por la salud de la naturaleza en general.
“Y para terminar, cada uno de los viajes que he podido hacer a la Isla del Coco —1998 fue mi primero y el último fue 20 años después, en el 2018— me han inspirado a continuar luchando por proteger este planeta tan perfectamente diseñado”.
–Hablanos de tu pareja actual y también de la experiencia de haberte convertido en padre joven.
–La vida da muchas vueltas, pero todo tiene un sentido y un por qué. Hace muchos años aprendí de un viejo sabio, después de un atardecer en los Crestones, allá en el Parque Nacional Chirripó, que en la vida no hay casualidades, sino causalidades. Yo conocí a mi pareja, Rosita Cajas, hace más de 25 años; la conocí mientras filmábamos San Buenaventura, ella llegó a la grabación, no como actriz, pero la cosa es que desde ese entonces a mí me flechó. No volvimos a tener contacto y muchos años después nos llegamos a topar, sin duda alguna, ocurrió en el momento que debía ser.
“Con ella he logrado crear un verdadero hogar. Nos reencontramos de una manera muy especial llevando justamente en un retiro sobre relaciones interpersonales y comunicación empática.... pienso que comenzamos con las mejores herramientas para construir algo realmente sincero y auténtico.
“En menos de un año decidimos buscar una casa y construir entre ambos nuestro propio hogar, que está creado para compartir con nuestros hijos, hijas y personas queridas... Yo la admiro muchísimo, compartimos el amor por la naturaleza y nos apoyamos mutuamente. En Rosita encontré esa mujer que busqué por tantos años”.
– Y bueno, ¿tu paternidad?
–Hace 17 años tomé la decisión de que yo quería ser un papá joven y el resultado es que hoy tengo una hermosa hija de 16 años, Uma. Desde pequeñita fue mi compañera de aventuras y para mí fue vital que creciera en contacto con la naturaleza y ofrecerle el valor de esa conexión con nuestra tierra y océanos. Ha sido mi compañera de muchas aventuras y hoy en día, a pesar que somos algo distintos en ciertos aspectos, me apoya incondicionalmente en mis locuras. Yo la admiro muchísimo por la calidad de persona que es y el corazón que ella tiene. Le agradezco eternamente por todo lo que me ha enseñado.
– ¿Cómo es tu rutina diaria, si es que tal cosa existe?
–Por trabajar mucho en el campo, mi rutina varía constantemente, pero cuando estoy en mi casa nos levantamos temprano, meditamos, leemos, escribimos un rato en nuestro diario, hacemos ejercicio, desayunamos y ahí arranca luego el día de trabajo.
“Si no tengo que editar algun documental o video, le dedico mi mayor parte del tiempo actualmente a Ecohéroes, el nuevo emprendimiento que estoy formando con toda la experiencia que he reunido en los últimos años. Para cuando llega el fin de semana, si no tengo filmación, hago lo posible por salir de la ciudad y poner mis pies en la arena o tierra, disfrutar de tiempo de calidad con mi familia. Vivo eternamente agradecido por haber nacido en este país, donde tenemos mucha libertad para movernos y mucha naturaleza qué experimentar. Si no estoy en la playa, estoy metido en alguna montaña, por lo general.
–¿Qué te inspiró a retomar San Buenaventura e ir lanzando los capítulos en YouTube?
–Un día de estos alguien me dijo lo que la serie San Buenaventura había marcado en su vida para bien y para dedicarse a lo que estaba haciendo hoy en día. Eso me dejó pensando profundamente. San Buenaventura fue una gran experiencia no solo para mí y los que trabajamos en ella, sino para todos los televidentes que la seguían. Fue una serie totalmente visionaria que hablaba de sostenibilidad y de la importancia de proteger nuestros recursos naturales cuando no era un moda ni un “trend”. Lo hacíamos con total convicción y con mucho amor.
“En cada capítulo se rescataban distintos valores humanos, muchos de los cuales hoy están olvidados. Era una serie para toda la familia, donde había comedia pero paralelamente también un buen mensaje que ayudaba a crear conciencia y que marcó para bien muchos corazones en Costa Rica. ¿Por qué no revivirla y compartirla nuevamente? Por eso me di a la tarea de buscar todos esos cassettes Betacam que estaban guardados en el olvido y he comenzado a digitalizarlos. Algunos no podré rescatarlos del moho o cintas reventadas, pero sé que voy a poder traer de vuelta San Buenaventura y ojalá muchos costarricenses puedan revivir esos momentos y por qué no, compartir con las nuevas generaciones.
–Y un San Buenaventura reloaded o algo así, ¿suena muy descabellado?
– De hecho en mis planes a futuro está el hacer una serie con un formato muy parecido, siguiendo la historia de Mau y de otros personajes, 30 años después de haber salido al aire San Buenaventura. Me encanta esta idea pues creo que por medio de una serie de tevé muy bien hecha podemos entretener y al mismo tiempo invitar al público a adquirir mejores hábitos para disminuir el impacto negativo que estamos creando, y ¿por qué no? ¡Convertirnos todos en ecohéroes!
– Hablemos concretamente de Ecohéroes, el nuevo emprendedurismo en el que estás enfocado...
–Con la experiencia como cofundador de la ONG 5 Minute Beach Cleanup Foundation, me metí a estudiar a profundidad estos últimos años todo lo que estamos provocándole como especie humana al planeta con un enfoque en océanos. Es lamentable lo que hemos ocasionado, pero hay que enfocarnos en lo que aún estamos a tiempo de poder revertir.
“Entonces me inspiré tras la experiencia adquirida por la fundación, las múltiples limpiezas de playa y contando historias con mi productora audiovisual para crear, en conjunto con un buen amigo César Barragán, el nuevo proyecto llamado Ecohéroes.
“La idea es, mediante acciones concretas, dejar un mejor planeta que el que encontramos, tanto de manera individual como corporativa. Creemos en la importancia de hacer negocios que generen un bien al mundo en adición a las utilidades. Consideramos que es urgente hacer este cambio en nuestra forma de crear negocios y por supuesto, en la forma de consumir.
“En estos últimos años muchas personas y empresas me han contactado por redes sociales que quieren ayudar a limpiar playas. Lo que sucede comúnmente es que al final a la mayor parte de las personas les cuesta mucho sacar el tiempo, por ende se me ocurrió una forma en la cual pueden ayudar a limpiar playas y al mismo tiempo ayudar a familias en necesidad económica de comunidades costeras, aportando en las áreas de responsabilidad social y ambiental. ¿Qué mayor gratificación que esta?
“Ecohéroes ofrece tanto a las empresas como a los individuos la manera de ayudar a hacer un bien de forma 100% voluntaria. Cualquier persona va a poder ayudar a limpiar una playa desde la comodidad de su casa y por supuesto, ofreceremos una plataforma digital con información de cómo podemos de manera práctica adoptar estilos de vida sostenibles con el planeta. Es además una excelente alternativa para que las empresas compensen la huella plástica que generan con los empaques, bolsas, o envoltorios de sus productos y hacerse así responsables de lo que están generando en la actualidad con todo el plástico desechado que termina en los océanos.
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–¿Y concretamente cómo se relacionan todas las partes involucradas?
–Exacto, a eso iba. Nos encargamos de organizar a las familias de las comunidades costeras para que salgan a recuperar todos esos plásticos que llegan a la playa con las altas mareas, que de paso, provienen de todos nuestros hogares. Nosotros se los compramos y nos encargamos de que todos estos residuos, considerados basura hasta el día de hoy, se puedan reciclar en un 100%, así le damos una segunda vida a lo que no tenía ningún valor. Es una tarea compleja, pues los plásticos marinos vienen degradados, contaminados y muy mezclados. Lo más importante para nosotros es poder cerrar el círculo, generando un modelo de economía circular y garantizando a través de certificados total transparencia y trazabilidad del plástico recuperado y reciclado.
“Queremos inspirar a todas las personas y empresas a ser conscientes de la huella que cada uno está dejando en este planeta. Si te das cuenta la mayor parte de las noticias ambientales y los esfuerzos que se crean para llamar la atención se enfocan en todo lo malo que hemos hecho y sus consecuencias. En cambio nosotros estamos apostándole a todo lo contrario: inspirar a todo el mundo en todo lo bueno que podemos crear si realmente nos lo proponemos.
“Puede sonar cliché pero en mi experiencia de vida entera ligada a temas ambientales puedo asegurar que como Ecohéroes creemos en el espíritu humano y el poder de cada persona, porque cada acción, por más pequeña que sea, cuenta”.