Michael Rubí ya no teme confesarlo: creía que iba a ser el eterno finalista de Dancing With The Stars (DWTS) y que nunca iba a ganar la competencia de baile de Teletica.
Con el inicio de cada nuevo programa, de antemano daba todo por perdido, más aún luego de tener en la quinta temporada, en el 2018, como pareja a la mediática presentadora Keyla Sánchez, con quien no tenía dudas de que iba a levantar el trofeo del afamado show de ballroon. Sin embargo, la modelo Johanna Solano y su pareja de baile, Kevin Vera, le arrebataron en esa ocasión el anhelado título.
“No te voy a mentir, la temporada que yo estuve con Keyla, estaba seguro de que íbamos a ganar... yo quería ganar. En las temporadas anteriores yo lo que quería era que llegáramos a la final —obviamente por el dinero y porque entre uno más avanza, más exposición tiene—, pero cuando me tocó con Keyla los dos estábamos seguros de que íbamos a ganar; y cuando no pasó, yo me llevé una decepción tan grande, que solté eso y dije: ‘Si vuelvo a hacer esto, va a ser para disfrutar y para pasarla bien’”, comenta Rubí.
El bailarín detalla que se tuvo que convencer de que no era su culpa no conseguir el trofeo y de que, al final de cuentas, para él este era un trabajo. Así, en la sexta temporada (2019), cuando hizo pareja con la modelo Sharon Segura, se propuso vivir la experiencia, pues “me había resignado a que no iba a ganar nunca”.
“Yo consideraba que en Costa Rica no había una persona en el medio del entretenimiento que fuera tan mediática, tan conocida y tan querida en aquel momento como Keyla. Y yo lo notaba en mis redes sociales, porque era una locura y nunca me había pasado eso antes, entonces en esa temporada, con tanta exposición, yo pensé que iba ganar y cuando no pasó, me resigné. Con Sharon yo sólo quería hacer un buen trabajo, porque ese sueño y esa ilusión de ganar no estaba”, agrega.
Aún así, volvió a llegar a la final ese año, pero quienes se impusieron fueron la actriz Sofía Chaverri y el bailarín Javier Acuña. En tanto, Michael y Sharon debieron conformarse con el cuarto lugar.
Nueva vida
Cuando terminó la sexta temporada, Rubí decidió dejar todo y se fue para República Dominicana y comenzar una nueva vida, pues se sentía frustrado.
“Yo en la pandemia perdí la pasión y dicen que cuando uno ya no sienta amor por lo que hace es mejor dedicarse a otra cosa y yo me sentía así y en República Dominicana me contrataron y lo vi como una nueva etapa, porque buscaba algo diferente. Es decir, a mí me gusta salir al escenario y allá me salieron varias oportunidades de trabajo como cantante y no como bailarín y eso era como un sueño, porque aquí en Costa Rica cuesta mucho ser artista. Aquí es realmente difícil y mal pagado y además, aquí yo tenía ya fama como bailarín, pero apenas estaba empezando en el canto”, afirma.
Cuando tenía un año y medio de trabajar en el país caribeño, recibió una llamada de Vivian Peraza, la productora del programa de DWTS, para invitarlo a formar parte de la sétima temporada este 2022, pero en principio, él reconoce que le pidió un tiempo a ella para analizarlo. Michael estaba disfrutando su etapa como cantante y no quería perder lo que había logrado obtener en este campo artístico.
“Yo realmente en ese momento lo que pensé fue: ‘qué pereza ir a perder otra vez...’. Pero se lo puse en las manos a Dios, porque mi situación emocional y mi paz mental estaban viéndose muy afectadas y yo sentía que probablemente yo no estaba hecho para eso (bailar) y hasta puse en duda mi conocimiento y todo lo que he aprendido en baile, y el dinero y el tiempo que he puesto para entrenar.
“Pensé que quizá yo no había sacado el provecho suficiente, que no lo había hecho de la manera correcta y sentí que me iba a rendir, y que mejor hacia otra cosa. En ese momento salió la oportunidad de irme a República Dominicana y lo pensé demasiado pero me fui con el objetivo de volver a encontrarme y descubrir si realmente yo servía para esto”, explica.
Michael relata que inicialmente rechazó la propuesta de volver a Teletica, pero la productora le dijo que lo necesitaban, pues querían que él estuviera con una artista internacional, sin decirle de quién se trataba.
LEA MÁS: Lorna Cepeda tras ganar ‘Dancing’: ‘me llevo a Costa Rica en el corazón’
Es ese momento se convenció de que no iba a ganar el concurso, pero pensó que quizá era la oportunidad para demostrarse a él mismo que podía ser capaz de trabajar con una persona famosa.
“Yo honestamente no creí que iba a ganar (este año). Me interesó la propuesta y acepté porque quería ver si yo podía ser capaz de hacer un trabajo con una persona que tuviera tanta exposición a nivel internacional, porque sé que yo puedo trabajar con alguien y hacer que baile, pero de eso a lidiar con el temperamento y aprender de una persona con tanta exposición a nivel internacional, de esa forma de vida y de cómo una persona maneja su carrera me generaba a mí más curiosidad que ganarme un trofeo”, asegura.
Cuando aceptó regresar a la competencia como coreógrafo, le dijeron que su pareja sería la actriz Lorna Cepeda, la famosa “peliteñida” de Yo soy Betty, la fea. Y así comenzó su camino con la colombiana. Michael viajó a México la primera semana de ensayos para conocer a la artista y empezar a andar su camino en la sétima temporada, pues ella tenía que cumplir con unos compromisos de trabajo en aquel país.
“Cuando monté la primera coreografía dije: ‘nos va a ir demasiado mal’; pero nunca le dije a Lorna porque yo me presentaba frente a ella como una persona muy confiada y segura de si misma, pero la verdad es que dudé muchísimo de mí y de mis capacidades. Y en ese momento preciso llegó Lorna y me dijo que yo le parecía impresionante y yo dije: ‘pucha, ¿cómo esta mujer que conoce tantos talentos, de tantos países, le parece que yo soy bueno y cómo ella ve eso y yo no?’.
“Entonces de forma inconsciente ella me ayudó. Ella llegó en un momento en el que a mí me costaba demasiado creer en mi mismo. Y después de haber dudado tantísimo y haberle reclamado tanto a Dios, aprendí que tenía que ver cómo las situaciones me ayudaban a nivel personal y yo decía: ‘Si Lorna cree en mí ¿por qué yo no puedo creer en mí?’”, se cuestionó.
Y así fue convenciéndose de que el baile sí era su pasión. Y aunque hasta el final de la temporada siguió creyendo que no iban a ganar, el título llegó para demostrarle que estaba equivocado.
Ahora Michael Rubí solo quiere tomarse unos días libres, descansar y replantearse su futuro, uno que incluye mucho baile... y nuevos proyectos de canto.