Yoselyn Porras Boza, de 27 años, es mucho más que la candidata casada y madre que se clasificó como aspirante de Miss Costa Rica 2023. Es la primera vez que una participante del concurso tiene ambas características, pero detrás de este hecho que de por sí llama la atención, hay una admirable historia de resiliencia.
La vecina de Alajuela no solo cumple un sueño que antes era imposible. Hay que recordar que hasta este año, gracias a las nuevas normativas de Miss Universo, es posible que en los concursos de cada país participen mujeres casadas y con hijos. Miss Costa Rica acató el nuevo lineamiento. Desde que ella tenía 12 años, soñaba con participar en este certamen; sin embargo, se casó a sus 18 y dejó ir ese anhelo.
La oportunidad de ser parte de Miss Costa Rica llegó a la vida de Yoselyn justo a tiempo. Desde hace unos meses, la esteticista se adentró en un proceso en el que recordó que “además de esposa y mamá, también es mujer”.
Hoy, cada vez que se ve en el espejo, retoma las palabras que por mucho tiempo dejó de decirse: “¡Qué linda que sos!”.
Han pasado más de cuatro años desde que Yoselyn se convirtió en madre de Sarah Moreira Porras. Tras el nacimiento, la mujer experimentó el amor más grande, pero además se enfrentó a la condición con la que nació su bebé y a la depresión posparto: la mujer se entregó por completo a la maternidad.
Esta es su historia.
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Transformación
Miss Costa Rica no es el primer certamen de belleza para Yoselyn Porras. En su adolescencia, participó en tres concursos de la categoría Teen y consiguió dos coronas. Los reinados siempre le han apasionado, aunque su gran prioridad era el Miss Costa Rica, sueño al que sabía que tenía que renunciar si se casaba.
A los 18 años se casó enamorada y el sentimiento se ha intensificado. Dice que Dios ha sido el pilar de su matrimonio que pronto cumple una década. Bromea al recordar cómo, en el altar, le dijo al sacerdote que estaba estrenando su cédula en la boda.
Luego de varios años casados, Yoselyn y su esposo se embarazaron, lamentablemente sufrieron una pérdida. Tiempo después, Sarah llegó a iluminar sus vidas.
A partir del embarazo de la niña, la pareja vivió diferentes situaciones que según Yoselyn han formado a la mujer que es hoy.
Cuando Yoselyn tenía cinco meses de gestación, los médicos le informaron que su bebé nacería con una condición, solamente que ella no tenía muy claro lo que esto implicaría.
“Mi hija nació de ocho meses pesando 1.860 gramos y midiendo 44 centímetros. Nació con discapacidad. Tiene microcefalia (según la clínica Mayo, ‘la microcefalia es una afección neurológica poco frecuente en el que la cabeza de un bebé es mucho más pequeña que la de otros niños de la misma edad y sexo’) y un retraso en el crecimiento. Después del nacimiento pasé por depresión posparto”, confió.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada seis mujeres enfrenta depresión posparto. Este mismo organismo informó que el trastorno tiene entre sus características la ansiedad, tristeza, dificultades con el sueño, pérdida de la esperanza y energía, sentimiento de “inutilidad”, entre otros.
“Aunque tuve un lapso de preparación en el que sabía que mi hija venía con dificultad, no es lo mismo cuando ya nace y hay que ver el tema de su evolución, las citas médicas, etcétera. Estuve encerrada cuatro meses con la bebé, siempre estuve a su lado. Cuando nació renuncié a mi trabajo en una estética para dedicarme a ella”, agregó Yoselyn.
Gracias a la dedicación, a los cuidados, las constantes terapias y a nunca tratarla como “a una niña con discapacidad” Sarah ha evolucionado muy bien, resalta la orgullosa mamá.
“Estaba atrasada en el tema del habla, pero ha logrado evolucionar muchísimo, Ha ido formando sus oraciones. Ya dice ‘yo quiero cereal’, antes solo decía yo quiero y señalaba el cereal”.
Durante todo este tiempo, Yoselyn estuvo concentrada en los cuidados de su niña. Poco a poco se ha ido reencontrando. Dice que le ha costado desligarse de la mamá protectora y volver a sentirse mujer otra vez.
Tras la depresión posparto y la entrega total a su pequeña, Yoselyn Porras pasó por mucho estrés y ansiedad, afirma.
“La ansiedad me daba por comer. Padezco de estrés y todo me hacía aumentar de peso. No me sentía bien conmigo misma. En los certámenes pesaba máximo 65 kilos y llegué a pesar 97 kilos tras dar a luz. Compraba ropa de señora… dejé de usar tacones”.
La candidata, que mide 1,82 m., confía que en los últimos tiempos ha venido trabajando en sentirse mejor consigo misma, separándose del estereotipo “de que por ser esposa y madre, tiene que descuidarse la mujer”.
“Me gusta sentirme bella y empoderada. Antes de que saliera la convocatoria de Miss Costa Rica, empecé a hacer ejercicio y a cuidarme con la alimentación, que no significa dejar de comer, sino saber comer. En pocos meses he perdido varios kilos. Hoy estoy en 86″.
Su año
En noviembre, Yoselyn cumplirá 28 años, la edad límite para participar en Miss Costa Rica y en Miss Universo (en caso de que ganara la corona nacional). Por eso, le pareció una maravillosa coincidencia que cuando se habilitara la posibilidad de participar siendo mamá y esposa, ella aún tuviera los años necesarios. La puerta estaba abierta.
Apenas supo de la posibilidad, le contó a su esposo que lo haría y llamó a su hermana (reina de belleza) para pedirle respaldo. Yoselyn recibió solo palabras de apoyo y, pocos días después de que salieran las inscripciones, ella ya había llenado el formulario y enviado sus fotos.
Yoselyn fue elegida. Desde el inicio tuvo la convicción de que si esto era para ella se daría.
“La ilusión de quedar entre las candidatas fue inmensa. Ha sido un proceso bonito en el que se ha ido formando la mujer que puedo llegar a ser”.
Durante los ensayos, la estudiante de gastronomía se siente muy empoderada en la pasarela, en su forma de proyectarse e incluso en el baile que están practicando para el opening de la final del concurso, la cual se llevará a cabo el 16 de agosto.
“Es bonito cómo durante este proceso mis compañeras y yo nos sentimos fuertes y capaces”.
En esta edición del certamen hay mucha diversidad de bellezas y, según Yoselyn, a cada una de las candidatas le han reafirmado que son hermosas de diferentes maneras.
“Luego de mi proceso personal y, ahora en el Miss Costa Rica, me veo en el espejo y reconozco que soy linda. Tengo estrías porque fui mamá y también celulitis (como muchas mujeres), pero también tengo amor propio. Me siento más segura. Tengo compañeras con cuerpazos pero no me siento menos, soy bella a mi manera”.
La seguridad y amor propio de Yoselyn tampoco permiten que las críticas que han empezado a llegar a las redes sociales la afecten. Cuenta que le han dicho que tiene “brazos y piernas gordas” y que está “pasada de peso”.
“No he bajado de peso por los comentarios de las personas, sino por mí. Si me siento bien lo proyecto”.
Hoy Yoselyn sueña con la corona de Miss Costa Rica. Sabe que tiene la capacidad de lograrlo.
“Los sueños que se hacen con amor se pueden lograr siempre poniendo todo en las manos de Dios”, afirmó Yoselyn, quien ya se considera una ganadora y no solo en el certamen, sino en la vida.
Espere en los próximos días las historias de las otras ocho candidatas que sueñan con la corona de Miss Costa Rica.