Los Angeles. La muerte del actor Matthew Perry, conocido por su papel de Chandler en la serie Friends, volvió a poner en el centro de atención la compleja y polémica relación entre algunas estrellas de Hollywood y los médicos que supervisan sus tratamientos contra la adicción. Perry, quien falleció a los 54 años en octubre de 2023 debido a una sobredosis de ketamina en su jacuzzi, había hecho público su prolongado combate contra las adicciones.
Este anestésico, que en algunos casos se utiliza con fines terapéuticos para combatir la depresión, era administrado al actor bajo supervisión médica. Sin embargo, tras la negativa de un aumento en la dosis, Perry volvió a caer en la adicción. Según la fiscalía, esto lo llevó a recurrir a traficantes y médicos dispuestos a proporcionarle las sustancias.
El deceso de Perry implicó a dos médicos que fueron descritos como “sin escrúpulos” por Anne Milgram, directora de la Agencia Federal Antidrogas (DEA). Milgram denunció la “explotación” de Perry por parte de los doctores Salvador Plasencia y Mark Chavez.
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Este caso recuerda al del médico de Michael Jackson, quien fue condenado en 2011 por homicidio involuntario tras administrar al cantante una dosis letal de un potente anestésico quirúrgico.
La tragedia de Perry también evoca los fallecimientos de otras celebridades como Elvis Presley, Marilyn Monroe y Prince, quienes murieron tras consumir sustancias legales obtenidas a través de profesionales de la salud.
“Las reglas se diluyen con las celebridades, y eso lleva constantemente a tragedias”, explicó Harry Nelson, abogado de Los Ángeles especializado en temas de salud.
En el caso de Perry, la fiscalía reveló que el doctor Plasencia obtenía ketamina a través de su colega Chavez. Los frascos, que costaban $12, eran vendidos al actor por $2.000. En un mensaje de texto, Plasencia comentó en setiembre de 2023 sobre una transacción con Perry: “Me pregunto cuánto va a pagar este imbécil”.
Nelson señaló que la situación puede ser complicada para las estrellas, quienes deben proteger su privacidad. Visitar un médico para obtener una receta y luego ir a una farmacia puede ser impensable cuando se está constantemente bajo el escrutinio de los paparazzi.
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Algunos médicos sucumben al “glamour” de tratar a una celebridad, lo que los lleva a ceder a demandas que podrían ir en contra de la ética profesional. Sin embargo, esto representa “una trampa” tanto para el “paciente famoso como para el médico”, agregó Nelson, quien ha trabajado en varios casos trágicos que involucran a figuras públicas.
La ketamina, cada vez más utilizada de manera legal para tratar la depresión y el estrés postraumático, solo puede ser administrada bajo supervisión médica debido a los riesgos de efectos secundarios como la pérdida del conocimiento y problemas respiratorios. En California, existen clínicas privadas que ofrecen este tratamiento a tarifas elevadas y a una clientela de renombre, según el abogado.