Anthony Bourdain, el famoso chef, presentador y escritor considerado una celebridad mundial, falleció este viernes, a los 61 años.
La cadena CNN confirmó la muerte de Bourdain en la madrugada de este 8 de junio y aseguró que la causa del fallecimiento fue un suicidio.
“Es con extraordinaria tristeza que podemos confirmar la muerte de nuestro amigo y colega, Anthony Bourdain”, dijo la cadena en un comunicado que de inmediato le ha dado la vuelta al mundo, en los medios más importantes del planeta “Su amor por la gran aventura, los nuevos amigos, la buena comida y bebida y las notables historias del mundo lo convirtieron en un narrador único. Sus talentos nunca dejaron de sorprendernos y lo extrañaremos mucho. Nuestros pensamientos y oraciones están con su hija y familia en este momento increíblemente difícil”, reza el comunicado.
Justamente Bourdain estaba en Francia trabajando en un próximo episodio de su galardonada serie de CNN. Siempre según información de la prestigiosa cadena, su amigo íntimo Eric Ripert, el chef francés copropietario del famoso restaurante neoyorquino Le Bernadinm fue quien encontró a Bourdain, ya fallecido, en su habitación de hotel la mañana del viernes.
A través de sus programas de televisión y libros, exploró la condición humana y ayudó a las audiencias a pensar de manera diferente sobre la comida, los viajes y sobre ellos mismos. Abogó por poblaciones marginadas e hizo campaña por condiciones de trabajo más seguras para el personal de los restaurantes.
En el camino, recibió prácticamente todos los premios que la industria tiene para ofrecer.
Siempre según el comunicado que emitió la cadena CNN, con quien estaba trabajando Bourdain en lo que sería su último proyecto, la fama mundial del emblemático chef empezaría a decantarse a partir de 1999, cuando escribió un artículo en The New Yorker, “No coma antes de leer esto”, que se convirtió en un libro best-seller en 2000, Kitchen Confidential: Adventures in the Culinary Underbelly.
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La forma en que logró colar su escrito en The New Yorker es como de guion de película.
Y es que todo empezó como un artículo que, aunque nadie le había encargado, escribió y envió a la prestigiosa publicación. Para su sorpresa, el editor quedó tan complacido que decidió publicarlo. Las páginas estaban aderezadas con los toques de ingenio tan característicos de Bourdain: un sentido del humor vulgar, realidades crudas sobre lo que pasa a puerta cerrada en los restaurantes y una honestidad brutal que no se doblegaba ante nada y no buscaba complacer a nadie.
Así, se convirtió en el chef que se atrevió a nombrar lo innombrable, de manera que la editorial Bloomsbury se apresuró a capturar a la nueva estrella. Los ejecutivos le propusieron convertir el artículo en un libro. En la flor de su juventud y asido al sorprendente golpe de suerte, Bourdain dormía cuatro horas, como mucho, pues llegaba a escribir después de jornadas extenuantes como lavaplatos y luego, cocinero, en el restaurante.
El libro lo puso en el camino hacia el estrellato internacional.
Primero organizó A Cook’s Tour en Food Network, luego se trasladó a Anthony Bourdain: No Reservations, en Travel Channel. Este último lo consagró: Sin reservas ganó dos premios Emmy y más de 12 nominaciones.
En 2013, tanto Bourdain como CNN se asociaron para producir Parts Unknown, que se convirtió rápidamente en uno de los ejes principales del horario de máxima audiencia.
La temporada once de Parts Unknown se estrenó en CNN el mes pasado.
De acuerdo con una sinopsis sobre su vida, publicada hace unos minutos por la agencia AP, Bourdain, que desde muy joven se formó como chef, trabajó durante décadas en las cocinas de numerosos y famosos establecimientos, como el francés Brasserie Les Halles, situado en el sur de Manhattan.
Pero su clic con las cámaras y su conocimiento y señorío lo convirtieron pronto en un admirado y seguido presentador de televisión.
En su ya citado libro Kitchen Confidential, relató el lado oculto de la vida en las cocinas de los restaurantes, con el toque rocanrolero de la vida en Nueva York y de sus múltiples excesos. Fue una arista nunca antes explorada y sus destrezas y conocimientos como chef y comunicador se viralizaron.
Bourdain se forjó entonces la imagen de trotamundos, hedonista y humanista que lo acompañaría hasta el final de sus días.
Presentó luego varios programas televisivos sobre gastronomía, fundamentalmente el también ya mencionado Parts Unknown, difundido desde 2013 por CNN, en el que abordaba las tradiciones culinarias más variadas, siempre buscando la autenticidad.
También se le conocía por sus compromisos con diversas causas, en particular contra el acoso sexual en los restaurantes y en favor de la apertura cultural y la integración.
El chef sostenía desde hace varios meses una relación con la actriz italiana Asia Argento, quien hace menos de un mes conmocionó en plena ceremonia del Festival de Cannes al denunciar públicamente que el productor Harvey Weinstein la había violado.
Argento colaboró activamente con Bourdain en la producción de Parts Unknown, y el chef la consideraba una gran inspiración para su trabajo: “Somos dos fenómenos de circo”, había dicho él en una reciente entrevista con People.
Sus viajes de exploración culinaria lo llevaron prácticamente a distintos puntos en todo el planeta. Por supuesto, visitó las capitales gastronómicas del mundo, caso de Buenos Aires, Argentina, cuyos recuerdos de su paso por ese país son hoy rememorados por el diario Clarín.
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Sus viajes lo trajeron varias veces a la Argentina, donde, había dicho, comió “carne, carne y más carne”. En otros lugares, llegó a probar testículos de oveja y hasta “alimentos sucios y podridos”. Contaba que lo que siempre intentó evitar comer fue carne de gato o perro. “Me las he arreglado para evitarlo con gracia. Es una hipocresía de mi parte y un límite muy arbitrario, pero es un límite que he logrado respetar. Preferiría evitar dentro de lo posible hacerle frente a una aleta de tiburón. Preferiría no participar en eso. Pero básicamente, si la alternativa es violar mis más profundos principios sobre lo que es comida y lo que es una mascota u ofenderte, entonces preferiría violar mis principios”, había dicho en una nota en la CNN.
Uno de sus viajes más comentados –siempre de acuerdo con la nota de Clarín– fue el que realizó en 2016 con Barack Obama a Vietnam. Con el expresidente estadounidense cenaron en un restaurante de comida rápida, por seis dólares. Dos años después de ese encuentro, el restaurante –que se convirtió en un lugar de culto– colocó dentro de una vitrina la mesa en la que ambos comieron. “No sé muy bien cómo me siento”, escribió Bourdain entonces en Instagram.
De lavaplatos a trotamundos
De acuerdo con una biografía publicada en La Nación, Bourdain nació en Nueva York en 1958. Hijo de padres franceses, parecía traer la pasión por la gastronomía en el ADN, pero fue un pequeño gran suceso el que marcaría su vida para siempre cuando probó una ostra en un barco pesquero, mientras vacacionaba con su familia.
La ostra y su paladar abrieron sus horizontes; desde entonces, viajar y probar se convirtieron en su obsesión. Estudió gastronomía mientras lavaba vasos en un pequeño pueblo de Cape Cod. Así fue como todo comenzó.
Pero para él fue “una carrera nada estelar”. Lo que vio, marcó sus sempiternas luchas por la calidad de los alimentos que le servían a los comensales del planeta. “Podrías sacar la conclusión de que los cocineros son locos perdidos. Y no estarías muy lejos de la verdad. Si el restaurante no se preocupa por cambiar las toallas o mantener limpio el piso del baño, imagínate cómo estarán las heladeras y las mesadas, a las que no tienes acceso. Los baños son bastante fáciles de limpiar, las cocinas no... Desconfía de los picadillos, por lo general son sobras, y de las salsas que ocultan la calidad de lo que bañan”, recomendaba a sus lectores en Confesiones de un chef.
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Confesiones de su tormentoso pasado
En 2013, Anthony viajó a Colombia con el fin de integrar la experiencia gastronómica en el país suramericano, en su programa.
La revista Semana publicó, entonces, un perfil sobre el personaje y tocó un tema que, hasta donde se sabe, quedó enterrado en el pasado.
"Cuando era niño, Anthony Bourdain soñaba con ser un caricaturista clandestino, pues estaba obsesionado con el cómic Zap. Se trataba de una historieta muy creativa, pero sucia, políticamente incorrecta y llena de vicios e intrigas. Era tan subida de tono que se vendía con la advertencia “únicamente para intelectuales adultos”, lo que no impidió que siguiera leyéndola y anhelando crear las oscuras historias de esos personajes", publicó Semana en aquella ocasión.
Sin embargo, Bourdain no necesitó dedicarse al dibujo para continuar con la trama de Zap. A pesar de que cambió el lápiz por las sartenes y los cuchillos, vivió su propia historia de confabulaciones, excesos y sobresaltos en las cocinas más prestigiosas de Nueva York.
Semana narró que, tras ir escalando puesto desde el lavadero de trastos hasta convertirse en chef ejecutivo, simultáneamente Bourdain desarrollaba su adicción a las drogas pesadas como la heroína y el crack, que mantuvo durante casi toda su vida en los restaurantes. “Estábamos drogados todo el tiempo y no perdíamos oportunidad para meternos al cuarto frío a ‘conceptualizar’. No se tomaba prácticamente ninguna decisión si no había drogas de por medio”, admitió en uno de sus libros.
Hace apenas año y medio, volvió a tocar el tema en una entrevista con el diario británico The Guardian, cuando admitió, en enero del 2017, que "era un alma infeliz con problemas de adicción a la heroína y al crack".
Habló del tema, eso sí, como un asunto superado. Sin embargo, confesó que se arrepentía muchísimo porque sabía que le había hecho daño a muchas personas. "Es una pena con la que tendré que vivir siempre", le dijo al diario británico.
Si bien es cierto, cualquier conclusión sobre las razones que tuvo Bourdain para tomar la decisión de quitarse la vida, en esa misma entrevista agregó, entre los pesares con los que tendría que convivir, las groserías y humillaciones a las que por años sometió a personal que trabajaba a su cargo.
Eso sí, se manifestó orgulloso de haber superado, finalmente, esa parte de ego malsano y de enojo casi permanente contra todo lo que no estuviera alineado según su forma de pensar y actuar.
Pero una de las últimas reflexiones de esa entrevista, a la luz de los acontecimientos de hoy, infiere que algo de esa "alma en pena" que dijo ser durante tantos años, aún rondaba su espíritu.
"Solo me he sentido verdaderamente feliz y satisfecho cuando fregaba platos en un restaurante en Massachusetts (su primer trabajo). "No había filosofía de la que preocuparse. Los platos tenían que ir a la lavadora y salir perfectos, hacer eso rápidamente y ser competente (...) El día que me promovieron a freír papas fritas estaba feliz”.
Hacia el final de la entrevista, se mira al espejo y describe su cuerpo: “No hay demasiado daño”, aseguró mientras sonreía, satisfecho. “Estoy en mejor forma de lo que probablemente haya estado alguna vez. Viajo 250 días al año. Estoy delgado. Mi panza de alcohol se ha ido y hago jiu-jitsu brasileño todos los días”.
La muerte de Bourdain ocurrió después de que la diseñadora de moda Kate Spade se ahorcara en un aparente suicidio en su departamento de Manhattan el martes. Spade fue encontrado ahorcada con una bufanda que presuntamente estaba atada a la perilla de la puerta, según fuentes policiales.
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En este momento, el mundo recibe con estupor la noticia de la muerte de una de las celebridades culinarias más seguidas y admiradas del planeta. La investigación de lo ocurrido, apenas empieza.