Nicole Díaz se siente más bonita que nunca a nivel externo, pero sobre todo, interno. Este 7 de noviembre cumplió 28 años y ella agradeció: “estoy bendecida más allá de toda explicación”. Esas fueron las palabras de la segunda hija de Lynda Díaz, Coco, quien se ha hecho su propio nombre en redes sociales gracias a su testimonio de lucha.
Y sí, Nicole agradece por su vida y su presente: ha pasado por años de un proceso cargado de dolor, de malos diagnósticos, de altos y bajos, pero en este tiempo se transformó en la persona que es hoy, una feliz, que pese a que se enfrenta a complejas consecuencias derivadas de una sobreirradiación que le aplicaron cuando luchaba contra el cáncer cervical, ella se siente dichosa.
Nicole se mantiene con la mejor actitud, aún cuando las cosas cambien de un momento para otro. Ella conversó con La Nación sobre su actualidad este 8 de noviembre y contó que este jueves 10 le harían una operación en sus riñones. Ayer miércoles 9 subió una historia donde aparecía feliz, horas después se mostró camino al hospital, pues uno de sus órganos “estaba a punto de colapsar” y tenían que intervenirla de emergencia. “Es increíble como cambian las cosas”, dijo.
Altos y bajos
El fin de semana anterior, Nicole vivió días muy lindos junto a su hija, su esposo y dos personas que viajaron desde Costa Rica. Ella disfrutó previo a su cumpleaños, vivió el momento y lo atesora. Confía que generalmente trata de no hacer planes a futuro, su prioridad es aprovechar el presente porque ha entendido que nunca sabe qué va a pasar con su salud, pues puede cambiar de un momento para otro.
Sobre su estado actual comentó que ha tenido muchos subes y bajas, por lo que junto a los médicos que la tratan busca tomar decisiones con relación a los procedimientos que serán favorecedores para ella. En estos momentos lucha contra aquellos diagnósticos que van apareciendo luego de la sobreirradiación.
“Me ha afectado el poder caminar, tengo linfedema y voy a necesitar una operación de cadera por el daño de la radiación. El jueves me operan para cambiarme los tubos de los riñones que están cada vez respondiendo menos (la cirugía debió adelantarse)”.
Cuenta que el fin de semana, aún cuando la pasó muy bien, se enfrentó al bloqueo de sus riñones y por un momento pensó que terminaría en el hospital, sin embargo junto a sus doctores logró encontrar comodidad y control en casa. Esa posibilidad la vio como un milagro: su órgano drenó y pudo pasar en el hogar junto a su hija, su esposo y las visitas que llegaron desde Costa Rica.
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Esto es lo que vive ahora mismo, sin embargo, Nicole cuenta que el próximo año su vida y sus rutinas variarán un poco porque empezará con tratamientos más fuertes. De momento, se enfoca en disfrutar el presente.
“Trataré de que noviembre, diciembre y enero sean meses en los que me anime a hacer cosas con mi hija, con mis amigas. Una vez que empiecen esos tratamientos en enero la vida se va a ver un poco diferente”.
Sus sentimientos
Puede resultar inquietante como, en medio de sus vivencias, Nicole se mantiene positiva. Ella siempre lo logra, aunque reconoce que la ansiedad y el miedo también se asoman al pensar en cómo va a ir reaccionando su cuerpo y lo que viene en el futuro.
“Hoy tengo un problema con los riñones, la otra semana un problema con la pierna, luego una infección aquí… para mí es bastante cansado. Llegué a un punto donde digo: ‘cuándo voy a poder tener un break, o un mes donde sienta que tuve un poco de normalidad y no tener que entrar al hospital’. El mes pasado (octubre) pasé dos semanas, la mitad del mes en el hospital y eso es difícil para mí, principalmente por mi hija, pero también estoy muy, muy bendecida, porque cuento con mucho apoyo”.
El día de su cumpleaños sintió mucho amor. Recibió flores y muchos mensajes de cariño. Hace cinco años no percibía eso, confía.
“Siento el amor de las personas que me han ayudado, el amor de las personas de quienes me he rodeado. Algo que me da paz al enfrentar todo lo que viene es saber que voy a estar rodeada de personas que me aman. Si se vienen días difíciles no voy a estar sola”.
En medio de sus circunstancias Nicole está feliz, amando cada día más a su hija y “tratando de trabajar en las dificultades maritales que han surgido en tiempos de enfermedad”.
Además, se enfoca en tener mucho contacto con sus seguidores de las redes sociales.
“Me he llenado de mucho amor al poder escuchar y saber que estoy ayudando a diferentes personas a pasar por diferentes cosas (...). He dedicado más tiempo y energía a mi relación con la gente en Instagram y se ha vuelto algo lindo para mí”. En esa red social suma 37,000 seguidores.
Como siempre, Nicole cuenta con el apoyo de su mamá y de su hermana Lynda Liz, quienes la han visitado. Ella resalta que comprende que cada quien está ocupada con sus propios proyectos. En este tiempo Nicole ha identificado muy bien a su red de apoyo. Durante la recuperación de la cirugía de riñones, su amiga Amanda Hamilton la cuidará.
“A pesar de que todo sigue cambiando consistentemente, he sentido estabilidad con las personas que están a mi alrededor apoyándome”.
La verdadera historia de Coco
Si bien Nicole ve la vida del lado amable, lo cierto es que ha trabajado mucho para conseguirlo. Cuenta que en los últimos tiempos ha aprendido mucho de resiliencia. Como había contado en una entrevista anterior con La Nación, la espiritualidad ha fortalecido mucho su vida y a partir de allí es que en medio de su propia prueba ayuda a otras personas.
Ahora continuará ayudando pero de una manera distinta y que, de repente, puede sentirse más cercana. Ella será coautora de un texto que habla sobre el cáncer; también escribirá su propio libro, un proyecto que la ilusiona inmensamente porque contará la historia de su vida.
“A final del otro año va a salir el libro de toda mi vida, donde voy a hablar del abuso (que sufrió y al que sobrevivió), de mis problemas de adicción y de cómo fue crecer con una mamá y un papá bastante famoso y poderoso. Voy a hablar de la presión con la que crecí y todo lo que he vivido con mi cáncer y la vida que he aprendido a vivir a como Dios me la ha dado, con las bendiciones y dificultades que tengo para ser la persona en la que me he convertido. (...) Jamás hubiera llegado hasta aquí sin el cáncer”, asegura.
Trabajar en su libro representa un gran orgullo. Allí va a hablar de “la verdad de lo que ha sido su vida”. Dice que lo hará de la manera más honesta y desnuda. Sabe que corre el riesgo de que las personas la juzguen o crean “que está loca” por algunas cosas que hizo. Su intención es compartir con las personas que es posible cambiar el rumbo de la vida.
“Espero que puedan leer este libro y que vean que Coco (como le llaman sus familiares y amigos) pudo cambiar sus acciones, sus pensamientos, su forma de vivir, pedir perdón por las cosas que había hecho y ahora vivir una vida feliz, plena y espiritual. Ese es el mensaje que quiero dejar”, concluyó.